De caza por Las Marcas

De Caza por las Marcas

Cuando Bryen vio de cerca aquel suelo que, por lo visto, se extendía hasta las paredes, encerrandolas por completo en una negrura tal que consumía todo, incluso la luz de su antorcha, su mente rememoró aquellas palabras que escuchó una vez de un sacerdote ciego en una taberna de Nocturnia. Hablaba de que más allá del oceano, al Noroeste de Tierras sombrías, una ciudad se encuentra hecha totalmente de piedra negra y viscosa que parece absorber la luz , donde la noche es tal que parece oscuridad absoluta y donde ni los animales ni los niños logran sobrevivir.

Bryen Caron recordó eso cuando vio al animal que le había atacado, tal como si se tratase de un zombie muerto hacía años pero, él recordaba el momento en que se había lanzado sobre su cuerpo y no parecía un simple perro moribundo, por el contrario. Pero ahora, en ese rincón, la sangre se había tornado negra como la roca y el animal se había podrido, quizás demasiado rápido.

¿O será que Bryen estaba imaginando cosas y sacaba conclusiones sin saber? Alrededor de la habitación solo había una pequeña forma que sobresalía y debía acercarse en demasía para poder siquiera alumbrarle. Pero cada vez que se acercaba, parecía caminar hacia el interior de un profundo agujero. Hecho en esa misma piedra, sobresaliendo de la pared como si se hubiese tallado en ésta, había palabras escritas en otro idioma desconocido. Y encima de ahí, un encuadernación que, a pesar de estar ahí desde lo que parecía ser siglos, se mantenía perfecta. Las palabras en su interior no decían nada que Caron pudiese entender. Esa lengua no era la propia por lo que no había forma de saber qué decía pero, junto al cuaderno, había dos botellas de un líquido negro, que tenía el hedor asqueroso del pescado podrido.

Más que eso, esa habitación estaba vacía y en el interior de su alforja, Bryen Caron sintió nuevamente el calor de extraño huevo que había encontrado, casi como si reaccionase a esa completa y asfixiante oscuridad.

Sentía que más allá de todo, debía salir de ahí porque con su antorcha nunca llegaba a alumbrar todo el cuarto, lo que terminaba por darle la extraña sensación de que estaba siendo observado en todo momento.

Cacería por las Marcas

Aquella sensación se volvió más y más ahogante mientras las paredes oscuras parecían consumir no solo el fuego de la antorcha de Bryen Caron, sino todo rastro de claridad. Al ver la habitación ya vacía, lo más prudente sería salir de ahí, aun curioso de qué era esa piedra viscosa que recubría aquel sitio y con la idea de que debería encontrar una forma de marcar aquel terreno para volver con más gente. Aun había un camino, el que parecía lleno de agua, que podría dar alguna pista de qué era ese sitio y quién lo había erigido.

Pero todo comenzó a resonar apenas él puso el pie fuera de aquella habitación. Resonaban las paredes y tambien los trozos de vasijas que había roto antes de entrar ahí. La pesada puerta sostenida por lo que parecían cadenas cayó de repente a sus espaldas, sellando aquel lugar y a la vez, generando que toda la cueva vibrase en un movimiento terrible mientras la arena se filtraba por entre las grietas que empezaban a formarse en las paredes.

A lo lejos, escuchó la voz de la mujer que le esperaba fuera. Algo que parecía decir ¡Apurate! pero que se perdía en el sonido de la tierra misma. Ella le esperaba con una cuerda lista para ayudarle a salir pero entonces, algo volvió a resonar y esta vez, parecía vivo. El fuego que había logrado encender se había apagado por alguna razón y toda la caverna se llenó de la oscuridad más perpetua mientras un gruñido de ultratumba emergía del lugar dónde él había sentido correr el agua. ¿Algo ahí? ¿Algo emergiendo de ahí?

Las fantasías y los miedos invadieron a Bryen Caron y su unico pensamiento era uno. Tenía la sensación asfixiante de la habitación y de haber tocado cosas que no debía tocar. Que ningun ser vivo debía tocar.

Tenía que salir de ahí.

-¡Tormenteño! ¡Bryen Caron! - gritaba la Ynys apoyada sobre sus manos mientras su cabellera caía sobre su espalda- ¡Qué pasó! ¿Dónde estás, mierda?-

De Caza por las Marcas

La mujer trataba de calmar al tormenteño pero éste había visto demasiado. Su cabeza palpitaba en una especie de estado donde solo se había reconocido en los momentos en que despertaba de una pesadilla.

Pero Bryen Caron extrañamente soñaba y si lo hacía, no recordaba lo que había visto. Pero ahora se sentía envuelto en el ambiente onírico de lo imposible, sintiendo como esos ojos que nunca vio permanecían puestos sobre él.

No supo cuando la tormenta pasó. Los hombres retornaron a la caverna y le vieron dormido, mientras la mujer explicó lo sucedido. Fue llevado con la mente en blanco nuevamente a Nocturnia. Sus hombres creyeron que se había caído y solo necesitaba descanso o bien, el terrible clima y el evento en las tierras dornienses le habían hecho deshidratarse.

Nadie sabía lo que él había visto. Nadie sabía lo que él cargaba consigo...