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Mensaje por Brandon Stark Lun Mar 21, 2016 7:03 am

Con Brandon se encuentran Elbert Arryn, Ethan Glover, Kyle Royce y Jeffory Mallister.

Día V Mes I del año 282

El calor de su sangre hacía que su rostro se viese ligeramente enrojecido por el largo viaje que había emprendido con sus amigos. Un hombre reconoce a sus colegas como amigos reales y fieles cuando éstos están dispuestos a morir por su causa y por la de su familia. Y esos eran los amigos con los que contaba Brandon Stark. El Lobo del Norte no había podido dejar de pensar ni medio segundo en lo que había sucedido por parte de la Corona para con su hermana e impulsado por la ira que contenía en sus músculos, se lanzó a retar al príncipe acompañado por aquellos leales hombres que respetaban al Norte y a los Stark.

¡Malditos los Targaryen y todos sus hijos! – pensaba celosamente mientras el caballo lo acercaba a Desembarco del Rey donde las sabandijas se reunían. Había cuidado de tal manera su temperamento cuando Rhaegar, el príncipe dragón, se había acercado a su hermana con esa maldita corona entre sus dedos y por temor al Rey o mejor dicho, por respeto al Norte, lo había dejado pasar. No era más que un cretino pomposo queriendo resaltar al agasajar a la doncella Stark ante todos, incluida su esposa. Pero lo que había hecho Rhaegar después de eso era imperdonable. Cada vez que recordaba aquél evento aferraba más fuerte sus manos a las riendas de su montura, lamentando en su interior no haber dejado en claro al príncipe que todo tenía un límite, incluido su poderío real. Él no podía tocar a su hermana y maldito por los dioses antiguos si lo había hecho. No había forma para Brandon de razonar acerca de lo que estaba sucediendo y de cuál era su lugar en ese conflicto que se abría ante él. Simplemente estaba ahí, a las puertas del infierno mismo buscando justicia, aquella que todos callaban por temor a los Targaryen.

-No vayas, Brandon, por favor- había rogado su madre pero él no estaba dispuesto a escucharle. Nunca se perdonaría si perdían a Lyanna por no haber tenido el valor para enfrentarse a un hombre que merecía ser puesto en su lugar como una vez había ubicado a Petyr Balish, el amigo raro de su prometida, Catelyn. Si Rhaegar se creía digno de su hermana, saldría a pelear con él y si lo hacía, sus dioses no protegerían al dragón del lobo.

Los guardias que estaban ante la entrada vieron pasar a los temibles jóvenes en sus corceles, mirándose unos a otros. Era la guardia de la ciudad pero no eran tan tontos como para detener a los hijos de señores y futuros lores de otras tierras. Y por eso nadie se atravesó en el camino de Brandon Stark, Elbert Arryn, Ethan Glover, Kyle Royce y Jeffory Mallister. El lobo, como siempre, iba guiando a su manada hacia el gran castillo que se formaba ante sus ojos hambrientos. Con la fuerza de sus músculos, Brandon detuvo el corcel ante la gloriosa entrada de los temibles reyes. Ojala Rhaegar y Aerys fuesen medianamente como los antiguos conquistadores. Uno no era más que un viejo demente y el otro no era más que un cretino vestido de gala.

Su voz resonó como un rugido feroz mientras su corcel se levantaba sobre sus patas traseras en una amenaza. La guardia de la ciudad comenzó a acercarse apenas le escuchó.

-¡¡¡¡Rhaegar!!!!- la transpiración delineaba su rostro y parte de su barba pero nada importaba. Sus ojos feroces estaban puestos ante las grandes torres donde el príncipe se escondía seguramente.
-¡Sal de tu agujero y atrévete a dar la cara, cobarde! – gritó con furia, dominando a la bestia entre sus piernas con fuerza mientras se movía sobre el caballo. Sus amigos le cubrían viendo hacia las torres con decisión. -¿¡O qué?! ¿¡Temes no poder secuestrarme a mi como lo hiciste con mi hermana?!- gritó enfurecido, con la mirada enrojecida por la furia y la impotencia.
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Re: La Justicia del Norte - Libre

Mensaje por Aerys II Targaryen Mar Mar 22, 2016 3:53 am

El Rey se encontraba comiendo con reticencia una enorme y jugosa pata de cordero. Había hecho que varios de sus criados probaran la carne antes de atreverse a tocarla, y sin embargo lo hacía con asco. Con los años la comida y la bebida habían perdido sus sabores, con cada mordisco solo reinaba el amargo e inexistente sabor del veneno en su boca. Así que cada vez que sus dientes se clavaban sobre la pata y atravesaban la carne hasta llegar al hueso, un hilillo de sangre y salsa caía por la comisura de sus labios y recorría su cuello. Era el Rey Anciano, ya no se preocupaba por las reglas de la formalidad o el buen actuar.

Su esposa y su hijo lo acompañaban a la mesa. Las únicas dos cosas que aún provocaban afecto en el viejo dragón. La mujer aún era bella, y el pequeño Viserys era la esperanza en el futuro que iluminaba los ojos del Rey.

Con pasos presurosos entró en la sala la Mano del Rey, Lord Owen Merryweather, quien conocedor de la personalidad de su rey decidió esperar a que este terminará de beber su copa para hablarle. Al principio Aerys no pudo escuchar el débil susurro de la voz de su Mano, así que esté se repitió.
El Rey levanto, lentamente, su mirada de su plato y la clavó en el Lord. Su mensaje había tenido un tono de apuro que había asqueado al Rey. Sus ojos comenzaban a llenarse de pequeñas venas rojas y poco a poco perdían el brillo, parecía que el Rey estuviera muriendo en ese mismo momento por envenenamiento.


-¿Y CUAL ES EL PROBLEMA? ¿ACASO LA MANO DEL REY NO PUEDE OCUPARSE DE UNOS SIMPLES SIERVOS?- Recalcaba cada palabra como si fuera un insulto hacia el Lord. El Rey odiaba que lo molestarán con pequeñeces. La visita de unos pequeños lores no era de su interés.


-No estoy de humor ahora. Que vuelvan cuando la estación cambie y sus pequeños pitos hayan conocido el calor de una mujer.- Su mano hizo un gesto de desdén mientras con la otra se tomaba de la entrepierna, y con eso despedía a su Mano para que se encargará del problema. Porque sí, el Rey estaba loco, pero no era tonto. Sabía lo que había pasado, y sabía lo que querrían esos niños. Había enviado soldados a todo Poniente en busca de su hijo. El malcriado y débil Rhaegar.
Su cena se había arruinado. Tiro el resto de su comida a un lado y cogió un trapo para limpiarse. Sangre en su barba, en su cabello, sangre en sus uñas y sus putrefactos dientes. Por muy anciano que fuera, al encontrarlo así nadie jamás se atrevería a enfrentarlo.


-Come… ¡¡COME!!- El pequeño Viserys tomo el plato de sobras de su padre y comió de él, como pudo. Era apenas una criatura, pero el Rey lo trataba como un hombre adulto, había demasiadas cosas que dependían de él, ya estaba comprobado que no podía dejar anda a su hijo mayor.-MÁS, denme más comida- La mitad de la comida se hallaba en los estómagos de los catadores o en el suelo, ya que el Rey veía en cada pedazo un rastro de veneno. Aerys Targaryen II observo a su mujer y su hijo y olvidando momentáneamente todo lo que estaba pasando se permitió una sonrisa, todos los presentes desearon no haberla visto. Su piel se resquebrajo y sus pútridos dientes atrajeron sobre sí todas las sombras del lugar.
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Re: La Justicia del Norte - Libre

Mensaje por Antiguos Dioses Mar Mar 22, 2016 4:20 am

Capas Doradas

La tempestuosa llegada del Gran Lobo y sus compañeros no había pasado desapercibida para ningún capa dorada. No habían impedido el paso pero rápidamente los soldados rasos habían informado a sus superiores la acción de los lores. Pocos habían reconocido ya que carecían de estandartes que identificaran sus caras pero uno de los soldados, que había estado en el Torneo de Harrenhal, aseguraba que estaba el heredero de Invernalia, Brandon Stark.

El Lord Comandante de la Guardia de la Ciudad, Aegon Velaryon -nombrado así por Aegon, el Conquistador- se encontraba realizando una inspección en los Barracones Occidentales cuando dos Capas Doradas entraron corriendo -Mi señor. Lo.. Lores, gritan...para...En las puer..- El soldado no lograba recuperar el aliento ni decir una frase completa que tuviese sentido pero el tumulto y el sonido de rumores en el pueblo llano hizo que Aegon alzara su vista amatista hacia el horizonte -Stark... Stark- Murmuró otro.

-Guíame- A diferencia de sus soldados, Aegon no decidió correr sino que montó en un corcel que ni siquiera estaba ensillado. Mientras avanzaban al galope le comentaron la intromisión de aquellos hombres. Aegon no había dado cuenta de los rumores que corrían acerca del príncipe Rhaegar, eran demasiado escandalosos para el heredero al Trono de Hierro pero la llegada del Gran Lobo parecía confirmar las medias verdades dichas por lenguas venenosas. Había pedido que se cerraran las puertas de inmediato. No permitiría que, de existir, los ejércitos de los norteños ingresaran a Desembarco.

Cuando llegó hacia las puertas ya habían alrededor de 200 capas doradas apostándose con sus armas levantadas contra la locura que representaba Brandon Stark en ese momento. Los ojos amatistas de Aegon miraron la comitiva que acompañaba al Gran Lobo, que se llenaba la boca exclamando. ¿Es que acaso no comprendía lo que estaba haciendo? Aegon bajó el galope de su caballo para apostarse frente a los capas doradas. No se bajó del caballo, prefería estar a la misma altura que el heredero de Invernalia y mantuvo una distancia prudente entre ambos.

-No estáis en Invernalia, Brandon Stark. Estas son las tierras del dragón y vuestra actitud es ofensiva. Os invito a calmaros antes de que vuestras acciones decidan por usted -
Su voz, gruesa y grave, fue firme. No era la primera vez que se enfrentaba con niñatos con sed de sangre. Las canas ya se veían en su cabello platinado y las arrugas alrededor de sus ojos delataban su escasa juventud. Pero el temple en su carácter y el brillo característico de unos ojos que han visto demasiadas batallas imponían respeto entre sus huestes y más valía que lo hiciera frente al Gran Lobo. No quería caer en un combate cuerpo a cuerpo.

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Re: La Justicia del Norte - Libre

Mensaje por Brandon Stark Miér Mar 23, 2016 4:49 pm

Los cascos del caballo azotaban el suelo mientras que Brandon, firme con las riendas en sus manos hacía que el corcel se moviese de derecha a izquierda. Elbert Arryn comenzaba a observar las capas que le rodeaban como las hormigas lo hacen con un trozo de comida y no pudo evitar hacer un gesto de hastío ante aquello. Toda su vida viviendo en el Valle, desconocía lo que era estar expuesto ante un montón de guardias que, según él, nada podrían hacerle dado que el reclamo del Lobo del Norte era legítimo. Pero Mallister no parecía estar tan seguro como sus amigos y a medida que veía llegar a más guardias, lentamente empezaba a dudar si la decisión que habían tomado había sido la correcta.

Los ojos de Brandon se encontraron con los del Lord Comandante y lejos de sentirse intimidado por estos, no dudó en hacerle frente manteniendo la mirada continua como un lobo lo hace con su presa. Soltó una carcajada irónica, notándose que su humor lejos estaba de ser bueno y nuevamente apretó su quijada en un gesto de fastidio y molestia - ¿Mi actitud es ofensiva? – preguntó elevando su voz volviendo a posar los ojos en las altas torres de la Fortaleza Roja - ¿Y cómo actuarías usted, “comandante”, si el que llaman dragón entra en vuestras tierras y se lleva a vuestra familia sin explicar nada? ¿Acaso vendría pacíficamente a pedirle al príncipe explicaciones? ¿O quizás le ofrecería no solo a vuestra hermana sino a vuestra esposa también? –

Ironía. Brandon estaba hablando con tanto hastío que nadie creería que bromeaba.

-¿Lo escucharon, mis amigos? Me invitan a calmarme…- apretó los labios y afirmó con el rostro para luego escupir el suelo ante el comandante -¡¿También dirá que le invite un té al desgraciado que se llevó a mi hermana?! ¡Búsquelo! ¡Digale que salga, que me enfrente!- su rostro volvió a elevarse a la fortaleza así como su voz- ¡¡¿Lo escuchas, Rhaegar!!? ¡Sal y pelea, por tus dioses! ¡SAL A MORIR!-
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Re: La Justicia del Norte - Libre

Mensaje por Aerys II Targaryen Jue Mar 24, 2016 10:21 pm

El Rey bajo su mirada un momento colocándola sobre su regazo. Por un momento el cansancio tomo control de él y lo enredo en su red. A medio dormir el Rey seguía gruñendo órdenes.-Más comida… Siervos… Fuego… Sí- Los sirvientes no sabían si realmente se encontraba dormido, por lo que  se limitaron a seguir trayendo comida, por si acaso.


Por momentos el Rey volvía a lazar su vista, recuperando la consciencia y luego volvía a caer en su estupor nuevamente. En sus dulces ensoñaciones Aerys sentía una sofocante brisa que le acariciaba la piel pero abría en tajos a sus enemigos, que de hecho, era casi todo el mundo conocido. Sus piernas raspaban contra la piel escamosa del dragón en el que iba montado, el sueño de todo Targaryen de nueva era.  
La siguiente vez que el Rey alzo la vista ya no pudo volver a dormirse, recordó la presencia de los pequeños lores frente a sus puertas, insultando su poder, rebasando todos los límites que existen, como si se creyeran los dueños del lugar. El Rey ni siquiera podía pensar en palabras para insultarlos, esta situación estaba tan alejada de lo que era para él sentido común que no podía comprenderla. Eso solo lo empeoro, el sonido lejano de los lorecitos y su mente trabajando en la idea una y otra vez lo enfurecían cada vez más. Su rostro comenzó a adquirir un leve tono rojo debido a su furia y su mandíbula resaltaba por la fuerza con la que rechinaban los dientes.


Desafortunadamente la Mano del Rey volvió a entrar en busca del Rey, una decisión desafortunada. El Rey golpeo la mesa con ambas manos haciendo saltar algunas copas y cubiertos y movió su cabeza de un lado a otro al tiempo que gritaba con furia. –INCOMPETENTES, TODOS, TRAIDORES O INCOMPETENTES-. No sabía con exactitud cuántos ni quiénes eran allí afuera, pero ya no importaba, el Rey se había alzado y se dirigía a su encuentro.


Con paso presuroso salió de la habitación donde su familia esperó su regreso obedientemente. Detrás del Rey venían la inútil Mano, un par de alquimistas, y la guardia real. Antes de llegar a las puertas el Rey envió  su mano a buscar su espada, Hermana Oscura, un secreto muy bien guardado por el Rey, ajeno a todo aquel que no fuera un experto en historia de espadas Valyrias. Aerys se encontraba a punto de explotar por la falta de respeto de estos jóvenes que no tenían valor alguno para él, pero en cuanto apoyo sus manos en las enormes puertas para empujarlas oyó el grito final de Brandon Stark. Oh, pero que desafortunada sucesión de eventos. Antes solo eran moscas para el Rey, ahora eran enemigos.



Los ojos de Aerys se llenaron de sangre, su pupila se dilato al máximo, y sus parpados desaparecieron ante la amenaza de muerte. Empujó la enorme puerta del castillo y se encontró con la imagen que había estado esperando. Los lorecitos rodeados de los capas doradas. Aegon Velaryon se encontraba frente a Brandon Stark, aunque pensó en dar su sentencia de muerte en ese mismo instante, Aerys aprovecho un poco mejor la situación.

Bajó las escalinatas en dirección al grupo mientras los soldados alejaban a los que se acercaban, no debía haber nadie cerca del Rey, eso lo sabían de antemano.-TRAIDOOOR.- LA capa que lo cubría se encontraba a medio caer, la corona se movía un par de centímetros por el latir de cabeza que parecía a punto de explotar. –Como… te atreves… pequeño bastardo… YO SOY EL REY, Yo… soy TU REY, señor de los siete reinos, ¡¡Quien mierda eres para amenazar de muerte a mi primogénito!!- Las palabras salían del Rey algo enredadas, entre su furia y la espuma que se acumulaba en su boca junto con un largo mechón de pelo que el viento le había metido en la boca.


La furia del Rey apenas se aplacaba por las cosas que la voz en su interior le decía que serían más divertidas. La prisión especial, el baño de los enemigos era su idea principal. Tenía muchos planes para estos lorecitos, pero apenas podía contenerse. Por eso, en un arrebato en el que ya su ser entero pedía sangre a cambio de no explotar en mil pedazos. –¡¡ARQUEROS, BAJENLOS DE SUS CABALLOS!!- Señalo a los arqueros y les marcó con su mano que atacaran a los caballos y los dejaron al nivel de la tierra y la mierda, donde debían estar.
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Re: La Justicia del Norte - Libre

Mensaje por Antiguos Dioses Vie Mar 25, 2016 5:56 pm

Capas Doradas

Brandon alzaba el pecho orgulloso. Seguramente cualquier doncella habría caído a sus pies al notar el valor que tenía el Gran Lobo en ese momento y, sin embargo, Aegon sólo veía el punto cúlmine de la ignorancia. Las manos del capitán de la guardia descansaban con tranquilidad sobre las riendas de su caballo esperando atento a cualquier movimiento de Brandon o de sus compañeros para desenvainar la espada de su funda. Algunos lucían más serios y comprometidos que otros. Alguno empezaba a notar en qué se estaba metiendo.

Las palabras del Lobo cayeron vacías en Aegon quien había enviudado hacia tres años porque las fiebres se llevaron a su esposa. Sin embargo, tenía dos hijos. Su heredero y la doncella de la casa Velaryon. No le gustó el tono de Brandon y su quijada se tensó con molestia- ¿Teneis alguna prueba de que fue el príncipe Rhaegar quien secuestro a su hermana y no un par de bandidos, Brandon Stark?- Cuestionó. Hasta la Fortaleza habían llegado miles de rumores pero nadie había visto nada como para confirmar. Si es que el Gran Lobo tenía algo, por ahora, no lo mostraba.

Fueron sus últimas palabras las que hicieron que Aegon acercara un poco su caballo -Brandon- Dijo en un tono más conciliatorio pero esperando que le prestara atención -El Príncipe Rhaegar no está en Desembarco- Apuntaló momentos antes de que el mismísimo Rey saliera por las puertas de la Fortaleza Roja. Aegon cerró los ojos escasos segundos con pesar -Y vuestras acciones han decidido- Sentenció volviendo a clavar su mirada amatista en el heredero de Invernalia.

Aegon movió las riendas del caballo para alejarse de Brandon y dejó una distancia prudencial de Aerys, bajó del caballo y tras ello se acercó al Rey haciendo una reverencia ante él que seguramente pasaría desapercibida. Su mirada se alzó a Lord Merrywheater. Una vez que estaba el Rey presente había poca gente que pudiese interceder. El Lord Comandante de las Capas Doradas el que menos. Ahí estaba la Guardia Real, la Mano del Rey y el Rey Aerys II muy por encima de él. La orden fue dada y los ballesteros observaron a Aegon en busca de aprobación, un movimiento de cabeza disimulado fue suficiente y las ballestas acabaron con los caballos en cuestión de segundos. Tenían buena puntería pero al Mallister le habían clavado una flecha en la pierna con lo que un grito de puro dolor se escuchó antes de que cayera al piso. Los Capas Doradas inmediatamente rodearon a la comitiva -¿Qué desea hacer, Su Alteza?- Preguntó volviendo la vista a la imagen del hombre gobernador de los Siete Reinos.

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Re: La Justicia del Norte - Libre

Mensaje por Brandon Stark Sáb Mar 26, 2016 3:06 pm

El fuego de su interior parecía consumir ante las respuestas vacías que salían del comandante. Tal como aquellos que besan el suelo de sus líderes porque no saben lo que es la real libertad ¡Vendería a su madre con tal de estar en gracia con el Rey y su hijo!

-Por supuesto que tengo una prueba…- refunfuñó con fastidio. La verdad era que no tenía más que testigos de aquello que decía y luego de lo sucedido en el Torneo de Harrenhal había quedado más que claro que Rhaegar estaba lo suficientemente loco como para hacer algo semejante. – Lo que pasó en el torneo hace un año fue una clara advertencia de lo que haría. Ese maldito no tiene respeto por nada ni nadie. ¡Y ahora sus garras están en Lyanna! –gritó de tal forma que la saliva estalló de sus labios, endureciendo sus piernas a la vez que el caballo golpeaba con fiereza.

-¿Hablaremos de pruebas? Si tanta fe tienes en el cabrón, dile que salga, ¡vamos! ¡Dile que me diga en la cara que no tocó a mi hermana y me iré! – reclamó sabiendo que ese cobarde de Rhaegar jamás se enfrentaría cara a cara con él. No lo había hecho en el Torneo y no lo haría ahora que Brandon sabía la verdad acerca de sus maniobras. Fue entonces que, en voz más baja, sin entender por qué, casi como si quisiera razonar defendiendo lo indefendible, el Comandante dijo algo que hizo que Brandon se le quedase viendo, escuchando desde sus espaldas las propias palabras de sus amigos.

Rhaegar no estaba en Desembarco…

-¿Qué has dicho?- su voz se volvió un hilo y nada tardó en entender lo que pasaría ahora. La voz de Elbert alcanzó a alzarse haciendo que Brandon volviese los ojos a su amigo.

-¡Vámonos de aquí ahora!- exclamó el muchacho Arryn sintiendo en su piel como de repente aquella seguridad de la que gozaban se había perdido en la realidad que empezaba a envolverles.

Cuando la puerta se abrió, automáticamente su corazón dio un salto y sus ojos se posaron en la figura que emergía cubierta de guardias. Pero la voz y el griterío no eran de Rhaegar sino del Rey.

-¡No! –gritó el Stark volviendo sus ojos a los arqueros que sacaban sus armas para amenazarles. -¡Váyanse ahora!- agregó, esta vez a sus amigos. Para cuando Jeffory se giró sobre el caballo, la flecha dio directo en su pierna y entonces, tal como una lluvia negra, varias flechas atravesaron el aire. Brandon vio como Jeffory y Elbert caían al suelo. Ethan y Kyle siquiera pudieron dominar sus caballos cuando éstos fueron alcanzados por dos proyectiles que hicieron a los animales gritar de dolor.

Y cuando los ojos del Stark se encontraron con la mirada desesperada de Jeffory Mallister, sintió como el caballo entre sus piernas se echó  hacia atrás de manera feroz. Cayó rápidamente al suelo, tanto  que apenas pudo atinar a buscar aferrarse a las crines del caballo. Cuando Brandon cayó de espaldas, todo su cuerpo resonó…Y el caballo cayó a su lado, moviéndose con dificultad cual animal herido.

Todo a su alrededor se había vuelto desesperación mientras Elbert Arryn buscaba auxiliar a su amigo Mallister. Brandon se puso de pie con dificultad mientras sentía el dolor se veía opacado por la adrenalina.
-Rey Aerys ¡Si sabe lo que le conviene, no hará una estupidez!- gritó con voz de trueno mientras caminaba observando de reojo a los guardias y a los arqueros que parecían preparar nuevamente sus armas- Yo los traje aquí ¡Ellos son mi responsabilidad y fueron mis palabras las que le ofendieron! ¡Por los Siete, déjelos ir! -
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Re: La Justicia del Norte - Libre

Mensaje por Aerys II Targaryen Dom Mar 27, 2016 12:17 am

La Mano lo había alcanzado por fin, y traía su espada. Al sentir el peso de la espada algo se renovó en el Rey, a pesar de estar débil por la falta de alimentación, su brazo se sintió más fuerte al reencontrarse con esa espada. Hermana Oscura creía el Rey estaba destinada a permanecer entre Targaryens. Respecto al resto de las espadas valyrias, tarde o temprano volverían a su poder, ese era otro de los sueños recurrentes del Rey, todas las espadas valyrias existentes fundidas una y otra vez hasta que solo quedaba el acero más puro, la espada del Rey.  El susurro recurrente en sus sueños…  


Una pequeña sonrisa comenzó a recorrer el rostro del Rey. Mientras los lorecitos caían a sus pies recuperaban poco a poco la humildad inherente a su posición de siervos. Sin embargo, ese Stark… Se atrevía a seguir embravecido. –Traedmelos… - Los soldados lentamente fueron acercándose a todos, desarmándolos, y llevándolos hasta el Rey que esperaba impaciente. –Arrodillaos frente a su Rey, siervos ingratos-


Oh, que placer sintió Aerys. Iba a disciplinarlos, no eran meros esclavos, pero a su vista, tampoco eran más que personas, eran traidores. Habían insultado su sangre, y lo peor, le habían faltado el respeto. Una vez los tuvo delante de sí, desarmados, arrodillados, se acercó al Stark. Podía, aún ahora, ver en sus ojos que se resistía a su Rey. Se inclinó sobre él, y cerró su mano alrededor de la garganta del Lobo, le encantaba esa sensación, era como si el dragón estuviera desgarrando el cuello de un pequeño cachorro lobo. Abrió su boca para hablarle, el Lobo tendría ahora una buena visión del abismo. El pútrido aliento del Rey lo invadió, como si niebla lo envolviera y llevará a otro mundo. – ¿Si sé lo que me conviene chico?-  Cada palabra del Rey venía acompañada de un aroma nauseabundo capaz de inclinar al caballero más fuerte, eso si no prestaran atención a sus largas uñas que opacaban la luz del sol. Si le quitarán la corona, el Rey era uno más de los vagabundos deformes que se esconden en las sombras y comen de los pies de los pobres. Una risa psicópata desgarró su camino a través de la garganta del Rey, quién no viera la escena podría confundir el sonido con los sonidos moribundos de uno de los caballos. La espada del Rey se alzó y se acercando temblorosa hacia la cara de Brandon Stark, deteniéndose finalmente al alcanzar el punto entre su nariz y su ojo. – ¿Por qué pensáis que me importa vuestra vida, o la de ellos? No sois más que otro hueso de mi reino. -


El Rey se levantó alejándose del joven Lobo y miró como el brillo del sol bañaba el filo de su espada. Hasta ahora no se había dado cuenta de que el sol lastimaba sus ojos tras tanto tiempo encerrado. Quería resolver esta situación rápidamente, o más bien, comenzar a resolver esta situación rápidamente, pues lo que el Rey haría tomaría tiempo. Los observo allí arrodillados y la sangre comenzó a hervirle nuevamente, a pesar de que se había calmado, la furia del dragón volvió a tomar posesión de él. –USTEDES NO SON MÁS QUE MIERDA EN MI SUELAA- Una vez más, la espada alcanzó el rostro de Brandon. –PODRÍAN VIVIR CIEN MALDITAS VIDAS Y NO ME LLEGARÍAN A LOS PIES…- El Rey escupió en la cara del Stark y arrastró el resplandeciente filo de la espada a través de su cara, desagarrando su ojo derecho, pasando hasta el cuello del joven Jeffory Mallister, que no era más que aire para el acero Valyrio. - PUTOS SALVAJES DEL NORTE-


El rey permaneció de pie observando al joven Mallister ahogarse con su propia sangre con algo de tristeza, hubiera sido mejor bañarlo con sus llamas, pero las guardaba para sus padres. A su lado el Stark sufría la perdida de su ojo. Poniente había olvidado el temor y la obediencia hacia su Rey, pero él se las recordaría, un cadáver a la vez.
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Re: La Justicia del Norte - Libre

Mensaje por Ben Redwyne Dom Mar 27, 2016 10:52 pm

Ben había estado realizando un par de asuntos en el palacio real. Como consejero naval del rey Aerys, tenía bajo su cargo demasiadas responsabilidades, sin contar también las responsabilidades propias como capitán de la flota Redwyne. Tendría que sacar un tiempo en las próximas semanas para viajar al Rejo y hablar con su sobrino. También debía aprovechar el tiempo para revisar que todo estuviera en orden. Detestaba que las cosas no se hicieran como se debían; no había cosa peor ante sus ojos que algo mal hecho. Aparte de todo aquello, el Redwyne había escuchado el rumor de la llegada del capitán de la flota de hierro a Desembarco, y con ello venia la supuesta posibilidad de que el isleño quisiera llegar a hacer acuerdos navales. Ben no tomaba aquello apresuradamente, sino que lo tomaría con pinzas. Sabia que los isleños no eran del todo confiables y podían venir a exigir pactos ridículas, y él no iba a permitirlo. El isleño, si quería hacer un pacto, tendría que recurrir ante él con una buena propuesta, pues no aceptaría migajas.

Estando por los pasillos (realmente había sido una doncella con la que había follado la noche antes) se había enterado que su sobrina Lady Mina Tyrell, había llegado a Desembarco para servir como doncella de su majestad, la reina Rhaella. No había tenido tiempo para percatarse si en efecto aquello era verdad, pero tan pronto como pudiera buscaría entre las doncellas de la reina a su sobrina. Si en efecto era cierta su estancia, él se cercioraría de darle la protección necesaria a la hermosa rosa del jardín de Dominio. Sabia cuantos hombres repudiables iban por el mundo con falsas promesas para meterse debajo de las faldas de las doncellas, y él no iba a permitir que su sobrina fuera deshonrada.

Mientras caminaba por los pasillos, escuchó un par de gritos y luego una algarabía que lo hizo detener en seco. ¿Qué carajos había sido aquello? Observó a un par de doncellas salir apresuradas con miedo visible en sus ojos. El capitán Redwyne, sujetando el mango de su espada colocada en su cintura, caminó con paso apresurado por la fortaleza. Siguió los gritos (entre ellos los del rey y aquello lo habían alarmado mas) y en cuanto llegó al lugar, se encontró con una imagen acojonante. Frente a su majestad habían varios muchachos, por cuyas ropas el Redwyne dedujo rápidamente que eran señoritos de algunas casas importantes. Uno de los muchachos, Ben estimó que debía tener casi la misma edad de su sobrino Paxter, estaba agonizando en el suelo, cubriendo el frío piso con su sangre caliente. El hombre logró reconocer a uno de los muchachos, Ser Brandon Stark, pues lo había visto en el torneo de Harrenhal. Aquel muchacho imprudente parecía que había llegado a las fauces del dragón sin pensar si aquello era una buena idea o no. Pobre idiota, había pensado, ¿quien en su sano juicio enfrenta a su majestad? Ben se volteó a uno de los soldados que estaban por allí, un muchacho alto y cuyo rostro desencajado le demostraba que estaba horrorizado ante esa imagen de su majestad. No puedes esperar mucho de alguien que está más en el mundo de la locura que en la realidad -¿Qué pasó aquí? ¿Qué hacen estos muchachos estupidos aquí?- preguntó en voz lo suficientemente baja como para que el Rey no se percatara. Antes de que aquel soldado le respondiera, su majestad le había lacerado el ojo al joven Stark. Una gran cantidad de sangre salió de aquella herida, y Ben no pudo evitar pensar en que habría ocurrido si aquel muchacho en vez de ser un Stark hubiera sido uno de sus sobrinos, Paxter o Mace. -No, porque ellos no serian tan idiotas, pensó, entrecerrando sus ojos verdes con lastima. Aquel chico pagaría muy caro su obstinación en venir a Desembarco a enfrentarse ante el rey. Ben no lo venia como un traidor, no, aquella palabra era demasiado pesada para aquel tonto Stark. Ser Brandon era simplemente un niño terco que no sabia donde se había metido él y sus amigos.
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Re: La Justicia del Norte - Libre

Mensaje por Maestre William Mar Mar 29, 2016 5:21 am

Los Siete de la Guardia Real  tenían un deber: Proteger a la familia real. No había un segundo en que sus hermanos juramentados no aprovecharan para recordárselo, sobre todo Barristan Selmy y Oswell Whent los más devotos seguidores de ésa regla… a veces a extremos que asustaban al Joven León. Jaime había descubierto, rápidamente, que en realidad al único que protegían era al Rey, porque los daños que su Real Majestad infligía a su familia pasaban desapercibidos para los Capas Blancas. Ser Arthur Dayne le había explicado que si bien la dicotomía era dolorosa, debían soportarlo pues no era tarea de los caballeros de la Guardia el juzgar a Aerys. Jaime notaba descontento en la Espada del Amanecer y eso lo frustraba más. ¿No era deber de los caballeros el de proteger al indefenso? Porque el Rey no estaba muy indefenso frente a su esposa mientras la violaba. Ser Oswell fue otro que prestó sus consejos en su acostumbrado humor negro “No te hagas demasiadas preguntas chico. A medida que pasas años en éste puesto aprendes que es mejor agachar la cabeza ante la autoridad del Rey. A él es a quien debemos nuestras vidas y él es el único inocente que nos compete.”

Pero el león estaba inquieto, pues no lo convencían. Ahora mismo guardaba las puertas del comedor donde Su Majestad comía y se regodeaba en resaltar los supuestos errores de sus subordinados. La paranoia del Rey era preocupante, y eso lo notaba hasta él que no debía tratar directamente con Aerys salvo en las pocas ocasiones en que le dirigía la palabra. De hecho, él era otro foco de persecución en la psique del Targaryen, pues era hijo de su padre… y todos sabían cómo se llevaban el Rey y Tywin Lannister. Todo empeoró cuando la Mano del Rey, Lord Merryweather, ingresó en el comedor para dar una noticia que no gustó al monarca. Jamie ya estaba notando actividad que no era muy normal, como sirvientes asomándose en las ventanas y grupos de cortesanos murmurando más de lo común. Pronto, el desalineado regente salió cual tormenta de la sala y comenzó a caminar por los pasillos entre insultos y gritos. El joven caballero alzó una ceja y comenzó a caminar tras la comitiva real como era su obligación, apoyando su mano en el mango de su espada. Sin embargo, tocó con su extremidad libre a Jonothor Darry, hermano de la Guardia que había presenciado la noticia.

“¿Qué ocurrió, Ser? ¿Por qué tanto alboroto?” Aunque con Aerys cualquier cosa podía desencadenar en un alboroto, éste parecía especialmente grave. Mientras avanzaban a paso veloz, flanqueando al Rey, el caballero le explicó la situación escuetamente. Jamie pensó que era inevitable que esto pasara luego de la locura de Rhaegar, pero se encontró esperando que no desembocara en un desastre… al menos no en uno demasiado grande. Por el otro lado ¿Qué mierda le importaba a él lo que le ocurriera a los Stark, a los Arryn o a los Mallister? Mientras no tocaran a su familia no lo afectaba… entonces ¿Por qué se sentía incómodo?

Las preguntas no tuvieron ni tiempo ni espacio para ser respondidas, pues pronto surgieron al patio interior de la Fortaleza Roja, en donde la comitiva de Brandon Stark, Elberth Arryn y sus acompañantes se medían amenazantemente con los Capas Doradas.Los miembros de La Guardia Real que quedaban en la corte se posicionaron en un arco abierto, uno a la derecha del Rey y otro a la izquierda. Ser Barristan Selmy estaba justo al lado de Su Majestad y Jamie, al ser el menor de la orden, estaba en el extremo izquierdo. Su armadura plateada brillaba con el sol, resaltando las hombreras en forma de cabeza de león rugiente y el Lannister pensaba que debía sentirse orgulloso de estar allí… pero cuando las flechas llovieron sobre los norteños, rivereños y vallenses; y cuando el Rey desenfundó su espada para quitarle un ojo a Brandon Stark en una explosión de sangre y pus, el Joven León se sintió desdichado y dio un paso en dirección al Targaryen, pero fue detenido por la fuerte mano de Ser Barristan, que lo miró a los ojos y le murmuró severamente “Conoce tu lugar muchacho…”
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Re: La Justicia del Norte - Libre

Mensaje por Elbert Arryn Jue Mar 31, 2016 12:19 pm

La vida que mis tíos me han ofrecido en el Nido ha sido para mí el más grande de los regalos, pero a veces podía ser demasiado tranquila, entrenamientos, lecciones con los maestres, partidas de sitrang y el escuchar las audiencias que lord Jon da a todos aquellos que vienen a verlo. Eran todos mis deberes y los cumplía con disciplina, si algún día he de ser yo el señor del Valle mi deber es agradecer la oportunidad del destino que me saco de la orfandad para traerme hasta donde estoy. No obstante necesitaba un poco más de la vida, cuando estoy con Alys todo es divertido, reímos y jugamos como dos hermanos, pero una vez que ella partía a sus deberes como una dama, me quedaba en medio de la soledad, eso cambio con la llegada de los pupilos de mi tío, Eddard Stark, siempre serio y reservado, Robert el señor de las tormentas, mucho más alegre y siempre dispuesto a mostrar su fuerza, se han convertido en parte de mi grupo de amigos, pero quizás por mi temperamento más sereno, la presencia de Brandon y su temperamento causaron un fuerte impacto en mi hasta convertirse en una especie de hermano mayor, si mi tío me ha enseñado serenidad, Brandon es alguien fiero y atrevido, justo como una parte de mi deseaba ser.

Por eso cuando junto con Ethan Glover, Kyle y Jeffory llego a informarme del secuestro de su hermana Lyanna por parte del príncipe Targaryen no lo dudo ¿si aquella maldita corona de flores de invierno hubiera sido depositada en la cabeza de Alys? Se la habría llevado entonces para deshonrarla destruyendo su vida y humillando a mi casa, hay insultos que no pueden pasar desapercibidos y la vejación de una joven es quizás el más grande crimen que se pueda cometer. Mientras bajamos por la tierra de los ríos tuve un mal presentimiento, nunca le había mentido a mi tía, pero sabía que ella entendería el porqué de mis acciones, no soy digno de ser heredero de una casa cuyo lema invoca al honor, si no puedo defender a la hermana de Brandon y Eddard.

Los rumores sobre la locura del rey loco asaltaron a mi mente cuando llegamos a la ciudad de Desembarco, la cara de Brandon parecía ser la de un demonio, su maldito temperamento, el que tanto admiro ¿y si nos habíamos metido en una trampa? Pero no podrían hacernos daño, por más loco que estuviera Aterís sabria escuchar los argumentos de los herederos del Norte y del Valle. Pero todo se fue al demonio cuando comenzó a gritarle a Rhaegar que saliera, seguramente él era culpable, pero no se me escapo que amenazar al príncipe heredero era un acto de traición y podían apresarnos, pues los capas doradas comenzaban a rodearnos, algo no estaba bien, sentía el peligro cuando las puertas de se abrieron dejando pasar la repulsiva imagen del rey, su mirada, sus ropas, sus largas uñas, parecía un demonio salido del infierno, le jale el brazo a Brandon, si Rhaegar no estaba ¿Qué demonios hacíamos aquí? – vámonos de aquí Brandon - los caballos empezaron a relinchar cuando una lluvia de flechas cayó sobre nosotros…

Había sangre por todos lados, nos atacaron a traición, como simples criminales, mi caballo se desangraba pero aun peor, Jeffory estaba herido, yo sentía el dolor agudo de una flecha en el brazo, pero él se veía peor, su pierna sangraba profusamente, trate de auxiliarlo cuando nos tomaron como criminales para obligarnos a doblar la rodilla ante aquel monstruo, pensé que golpearía a Brandon pero le rasgo el ojo con su espada, iba a desenfundar cuando recibí un golpe de uno de los soldados, todo esto era una maldita pesadilla ¡le corto el cuello a Jeffory! Como si no fuera nada, por los Siete que estábamos jodidos, Alys tendría razones para maldecirme, tenia miedo, mucho ¿y si decidia mutilarme? No le dejaría hacerlo, me iría de este mundo como un hombre completo, debía pensar rápidamente, tratar de salvarnos, le hable al rey, tratando de reprimir la sensación de odio y asco que tenia en aquel momento – alteza, lady Lyanna la hermana de Brandon ha desaparecido, a través de sus palabras resuena la furia de un hombre que siente su casa deshonrada, pero ha sido un inmenso error venir ante vos. – Porque no debimos haber sido nosotros maldito viejo, sino un ejercito, mordí mi lengua – pero os lo ruego, mostrad la piedad del rey Aegon que tras conquistar sabia ser magnánimo. – No sabia que mas decir pero, pero tenia claro que si salía vivo tendría la cabeza de aquel asqueroso loco en una pica.
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Re: La Justicia del Norte - Libre

Mensaje por Antiguos Dioses Jue Mar 31, 2016 5:22 pm

Capas Doradas

La impasibilidad en el rostro de Aegon Velaryon daba a entender que había presenciado tantas masacres de la mano de Aerys que estaba curado de espanto. Sus mano derecha seguía en el pomo de su espada y su mirada en Brandon Stark. Había notado el cambio en el orgullo del lobo cuando se dio cuenta del grandísimo error que había cometido pero ya era tarde. Aegon no podía hacer nada, pero nadie diría que no lo intentó.

Los caballos fallecían y cuando los nobles cayeron Aegon dio la orden de desarmarlos y apresarlos. Con las manos atadas detrás para que no cayeran en ninguna tontería. Podría haber intentado ponerle mordarzas pero al Rey Aerys le gustaba escucharlos gritar. Cuando tomó su espada el capitán de lso Capas Doradas sabía que aquello acabaría muy mal. No por esa escena, sino por el destino de Poniente. Vio su movimiento y cómo el Gran Lobo era mutilado mientras otro noble se ahogaba en su propia sangre. Reconoció el escudo de los Mallister, de los Ríos. Su mandíbula se acentuó al chocar los dientes.

Empezaban otra vez aquellos sentimientos contradictorios respecto a las acciones del Rey, pero tal como Jaime, se veían detenidas. No por nadie más que él mismo. Podría haber sacado su espada y asesinar al Rey antes de que siguiera despedazando inocentes pero la desgracia caería sobre su familia al tiempo que sus propios guardias loa presaban por traición. ¿Ganaría un juicio por combate o Rhaegar lo perdonaría?

La voz de Elbert Arryn, digno heredero del Valle, habló con objetividad y placer ante Su Majestad aunque en sus ojos se veía otra cosa.  Finalmente Aegon decidió intervenir y se acercó al Rey manteniendo una distancia prudencial, a saber cuando el pulso raro del Targaryen decidía describir un arco y cortarlo en dos -Su Majestad- Llamó sin mirarlo a los  ojos sino en una congelada reverencia y su tono de voz fue meticulosamente lamebotas -La ciudad ha sido cerrada. Son solo tres jóvenes con escasa inteligencia, mera escoria para vuestra presencia. ¿Os parece si los arrastramos  al Salón del Trono para que su magnificencia dicte órdenes desde el honorable Trono de Hierro?- Cuestionó entonces, lentamente, alzó la vista para mirar al Rey. Ya  podía escuchar el murmullo del pueblo mientras se acercaban a ver qué era lo que sucedía. Desvió la vista hacia uno de los Lores Consejeros del Rey, Ben Redwyne y buscó con la mirada a Gerold Hightower para que dieran algo de apoyo a sus palabras.

Después de todo… ¿Qué pasaba si Rhaegar había incurrido en tal ofensa? Los Stark tenían derecho a reclamar, ahora más que nunca que su heredero sangraba. Ellos, los Baratheon, los Mallister por la muerte de su ...Lo que fuese, familiar. Y si llegaba a tocar al Arryn...Haría que los Halcones bajaran de su nido.
 

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Re: La Justicia del Norte - Libre

Mensaje por Brandon Stark Vie Abr 01, 2016 1:11 am

Habría sacado mi espada y de morir, moriría peleando. Quizás hubiese llegado al escuálido cuello de ese viejo decrepito mientras marcaba con mi justicia su garganta. Y de no tener espada, por los Antiguos que hubiese usado mis dientes. Pero no podía hacerlo porque no estaba solo. Esos jóvenes que me acompañaron eran mis amigos. Nunca hubiese pensado en la posibilidad de que la demencia de ese Targaryen asqueroso caería sobre ellos cuando mi voz llamaba a su hijo.

Rhaegar, has usado tu título para traer desgracia a mi familia dos veces. No habrá una tercera vez. Romperé tu título y notarás que el Norte nunca olvida y si he de caer aquí, juro que mi espíritu nunca encontrará descanso hasta que tu sangre tiña el suelo.

Pero debí callar cada una de mis palabras mientras los guardias me tomaban de los brazos y me llevaban ante el repugnante Rey. Y entonces, ante mi, la espada del rey fue desenvainada y supe que el fin estaba a un solo paso. Sin pensarlo, sin siquiera hacerlo, mis dientes formaron una mueca de desafío mientras esperaba que atravesase mi garganta con el filo de su arma.- El Norte no olvida- dije con las rodillas sobre el suelo y la mirada enceguecida-¿Lo oyes? ¡Puedes matarme pero el Norte te juzgará por eso!- grité cuando la espada se acercó a mi rostro. Cerré los ojos y mi grito se volvió desgarrador. El dolor de la muerte era más intenso de lo que nunca esperé pero la furia de mis músculos no encontraban otra manera de liberarse más que en alaridos. Lo primero que sentí era la sangre en mi rostro y la sensación punzante e insoportable en mi lado derecho del rostro. Calor, como si fuese una fiebre inmediata que comía parte de mi cara y llegaba hasta el interior de mi cráneo. Gritaba mientras esa tortura continuaba y cuando por fin pude ver, noté que el atosigante dolor en mi rostro era lo peor que había sentido nunca.

Bajé el rostro y no había alivio. Todo mi cuerpo temblaba como una hoja producto de mis nervios a flor de piel y entonces, la voz de Elbert hizo que mi mirada fuese hacia él para ver el cadáver de Jeffory Mallister en el suelo. Él había tenido el destino que yo había invocado y todo el dolor anterior se volvió un palpitante deseo de furia.
Moriríamos ahí. Moriríamos ante el rey. Y yo no podría defenderlos.

Mi único ojo sano continuaba en el cadáver de Jeffory mientras Ethan Glover parecía mantener la postura de los hombres de gran temperamento y Kyle Royce trataba de forcejear con el guardia que le detenía. Pero Elbert era el único que hablaba porque yo no tenía palabras. La sangre de Jeffory estaba en el suelo y él había seguido el destino que me pertenecía.

Mi visión se tornaba borrosa de momentos mientras el solo roce del aire hacía que el dolor volviese. Una muerte limpia…Los Targaryen no entendían qué era eso.

-Jeffory…- me siento a mí mismo susurrando entre dientes de forma constante su nombre mientras la cabeza me da vueltas. Un paso en falso y otro de mis amigos muere. Un paso certero y todos moriremos. Ninguno saldría de ahí con vida sin importar sus ruegos. La justicia del rey está podrida como él.

Y todos mis músculos parecen revitalizarse ante la idea de la muerte tan cerca que respira en mi nuca. Y mis piernas desfallecidas se ven cubiertas por una energía que no he tenido nunca. He peleado con osos y nunca les tuve miedo. Un viejo que se cree dragón no es nada contra un Stark del Norte y no hay cosa que dé más fe a un hombre que saber que va a morir.

Busqué ponerme de pie en un instante y lanzarme ante Aerys mientras éste observa el cadaver de mi amigo. No tenía mi espada pero tenía mis dientes...Y como los lobos, iba a usarlos para arrancarle la piel de su cuello.

Por el Norte, por los Stark, por mis amigos, por Lyanna...

Matas a uno de nosotros y nuestra manada caerá encima de ti.
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Re: La Justicia del Norte - Libre

Mensaje por Antiguos Dioses Vie Abr 01, 2016 1:11 am

El miembro 'Brandon Stark' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados


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Re: La Justicia del Norte - Libre

Mensaje por Ben Redwyne Vie Abr 01, 2016 4:42 am

Todo aquello estaba resultado ser un espectáculo que con el tiempo se tornaba cada vez más caótico. El joven lobo gritaba agonizante por lo que Ben imaginó, debía de ser el peor de los dolores. La pérdida de un ojo. Demasiado joven para terminar de este modo, Aquel muchacho era joven y estúpido, pero Ben reconocía que era valiente y poseía un orgullo digno del mas grande caballero. Peleaba por su hermana y él sentía la necesidad de ponerse en su lugar. ¿Acaso no habría hecho lo mismo por su hermana Olenna? ¿Acaso no iría hasta los infiernos por sus sobrinas Mina, Desmera y Jana? No podía culparlo, cualquier hombre honorable tendría aquella desesperación por su familia. Pero, Ser Brandon debió haber pensado su actuación y no ir hasta el rey como un simple bravucón. Había puesto su vida y la de sus amigos en riesgo, también a sus familias y, para colmo, hecho el ridículo.

Para su sorpresa, el joven águila de los Arryn habló. Parecía ser que aquel muchacho estaba mas cuerdo que el lobo, y aun así era bastante obvio su miedo y disgusto. Sus palabras llenas de elogios le parecieron correctas, y no esperaba menos. Su tío era Jon Arryn. Cuando Aegon Velaryon intervino, Ben iba a abrir la boca, pero observó como el lenguaje corporal del joven Stark se disponía a atacar a su alteza. ¿Cuan estúpido puede ser este crío? Con la elegancia característica de los caballeros de Dominio, el Redwyne logró llegar rápidamente hasta donde se encontraba el norteño. Desfundó su espada y la colocó justo en su cuello. Paró al muchacho de una sacudida y aun con su espada en su cuello, le dijo al oído con severidad. -No cometas una locura, idiota. La perdida de un ojo será el primero de todos los problemas a los que te enfrentaras por ser un imbécil. Dejad de pensar con los huevos y piensa en tu familia.- ¿Cuan idiota podía ser un hombre? Ser Brandon Stark estaba rompiendo todos los parámetros de la idiotez.

No lo soltó por la seguridad del rey. Miró de reojo al águila Arryn que había seguido a un lobo en búsqueda de honor y había terminado volando bajo. Luego miró a su majestad e hizo una reverencia, obligando al norteño a bajarse con él. -Mi Señor, en vuestra infinita misericordia e inteligencia, os pido que reconsidere las palabras de Ser Velaryon y entremos a vuestro Trono. Allí vos, como descendiente de Aegon el Conquistador, podrá tomar las decisiones dignas de vuestra excelentísima presencia. No os rebajéis de esta forma. Dicte vuestra sentencia desde vuestro trono, como el gran rey de los dragones que es vos.- Sabia que al rey loco le gustaban los elogios. Y, si Ben podía señalar, a todo señor le gustaba que le lambieran los pies con elocuentes palabras. Loco o no, la debilidad de quienes retienen el poder son las palabras que elogien sus decisiones y espíritu. Solo esperaba que su majestad estuviera en el modo de recibir elogios y olvidara toda la situación creada por aquellos estúpidos críos.
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Re: La Justicia del Norte - Libre

Mensaje por Barristan Selmy Vie Abr 01, 2016 9:50 pm

Barristan desenvaino la espada a la velocidad del rayo, luego de haber parado en seco al joven Lannister y se puso delante del Rey cuando notó como Brandon hacia amagos de atacarle, llegando casi simultáneamente con la oportuna llegada de Consejero Naval. Observó de reojo el cuerpo del Mallister contraerse en un último espasmo, un último intento por mantenerse aferrado a la vida.

como el Redwyne tenía controlado al norteño, dirigió la punta de su espada hacia la cara del joven proveniente de El Valle.

- No intentes nada hijo, retrocede y deja de mover las manos...

Le dijo en tono imperativo, aludiendo a que dejara de agitar las manos al hablar. Luego hizo una seña hacia atras, a Jamie indicándole que se ubicara a la izquierda del Rey, en la posición que él mismo ocupaba antes de saltar hacia adelante.

- El hombre del Rey, siempre debe estar a su izquierda, el 85% de los hombres de Poniente es diestro... Si atacan al Rey las posibilidades de que el primer golpe del ataque vaya por ese lado son significativamente superiores, casi nadie atacará por la izquierda en su primer golpe. - Pensaba, recordando una de sus primeras lecciones aprendidas del Lord Comandante y cuestionándose que tan calificado estaría el joven Lannister para cumplir con su deber.

- Mi rey Aerys, con todo respeto, el Consejero Redwyne tiene razón, aquí esta menos seguro que en el interior, además, desde el interior de la Fortaleza Roja es mucho más difícil escapar.

Sin duda que lo que habían hecho esos jóvenes había sido sumamente estúpido, siempre se podían hacer averiguaciones sobre la persona que uno buscaba, preguntar aquí o allá para no terminar dando lástima y haciendo el ridículo, pero sentía algo de compasión por ellos, el tambien había sido como ellos antes de entender el significado de la calma y la serenidad, aunque reconocía que el nunca fue tan estúpido.
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Re: La Justicia del Norte - Libre

Mensaje por Alester Florent Sáb Abr 02, 2016 2:24 pm

Mucho musculo pero poco cerebro. Pensé cuando vi al lobo caer de rodillas. La mano de lord Ben estaba presionando su nuca, asegurándose que aquel bocazas se rebajase ante el rey. Por desgracia, para los alborotadores era demasiado tarde. El rey carecía de paciencia cuando se trataba de traidores. Si intercediese por ellos, como estaba haciendo el consejero naval, solo obtendría un puesto en primera línea para observar mi propia ejecución. El propio Ben estaba siendo excesivamente osado y atrevido.

-Majestad -llamé bajando mi barbilla en señal de respeto al dirigir mi mirada a su regia persona, antes de seguir hablando- Las leyes del reino son muy claras. Golpear a un miembro de la familia real, supone la perdida del miembro con el cual se golpeó -si bien varios consejeros del rey intentaban controlar aquella situación, y que no fuese a más. Yo cumplía con mi deber de garantizar la ley, recordando a su majestad, como el crimen que en esos momentos estaba cometiendo el lobo, se encontraba tipificado en la legislación de los Siete Reinos.

-Brandon Stark agredió verbalmente al príncipe Rhaegar, acusándole sin pruebas que lo respalden de secuestro y amenazando su vida. Por tanto la ley dicta que le sea cortada la lengua. -hice una pausa, mirando mejor el ojo que el rey Aerys había destrozado al lobo. Buscaba en mi memoria, alguna forma de justificar la actitud de su majestad, por supuesto no hube de pensar demasiado, hacía solo unos instantes había expresado en voz alta la solución.

-En cuanto al ojo, se le aplica la misma ley -dije sin dejar de mirar a Brandon Stark a su ojo sano- Mirad, el odio en su  mirada, dirigido contra nuestro rey y su heredero, sin duda se puede considerar otra agresión. -Con todo aquello Brandon bien podría librarse del cargo de traición, si es que alguno de mis pares llega a la misma enrevesada deducción que había llegado yo. Al fin y al cabo yo no pensaba defender ni las acciones ni la vida de un traidor. Por otro lado le había dado la justificación a su majestad para destrozar el otro ojo del lobo.
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Re: La Justicia del Norte - Libre

Mensaje por Aerys II Targaryen Dom Abr 03, 2016 5:52 am

“Soy el dragón, Señor de los Targaryen y amo de todo Poniente. Pero esta mierdecita se atreve a atacarme”

Por un segundo eso fue todo lo que pasó por la mente del Rey Aerys II Targaryen. El joven lobo se había lanzado para intentar golpearlo, no, humillarlo. No lo había logrado pues lo habían reducido la mitad de sus hombres antes de siquiera acercarse. El Rey quien desconfiaba de todos por un momento se había sentido respaldado y sin enemigos. Pero nada dura por siempre.
Todos empezaban a hablarle, todos lo adulaban y le besaban su blanco y arrugado trasero lleno de costras. Una sinfonía de idioteces y nada sutiles halagos que no alcanzaban a complacer las necesidades de su ego. –Callaos IMBÉCILES- La cabeza del Rey se llenaba con las opiniones de quienes no debían opinar. Incluso el hombre que había reducido en primer lugar al traidor ahora parecía buscar otra cosa, Ben Redwyne, el Rey lo vio, hablarle al oído. ¿Acaso le prometía la liberación?¿Le decía como actuar para matar a su Señor? -Alejad vuestras palabras del traidor Consejero Redwyne a menos que deseéis que piense que es vuestro amante y os haga pagar su mismo precio de traición-


¿Es que acaso debería matar a todos los que lo rodeaban? Esta situación rebasaba los límites de lo que Aerys consideraba sinsentido. No solo un grupo de lorecitos se había parado en las puertas de su casa gritar traición a viva voz, sino que los soldados y los siervos, incluso uno de los traidores se atrevían a decirle a él como actuar. El mundo se había vuelto loco decidió, no existía otra verdad.

Aerys se volteó hacia Barristan, listo para despotricar contra él, agotado de los comentarios de sus inferiores. Pero la voz de Alester Florent lo detuvo. Si alguien en todo el reino tenía el derecho a hablarle al Rey en una situación así era él, y solo para darle la razón al Rey, como justamente había hecho.-Sí, muy bien dicho consejero. Le cortaré la lengua al salvaje del Norte-


Miró a su alrededor. A pesar de que no había prestado atención a lo que le decían sus hombres, Aerys notó que se encontraba en el exterior. Su cabeza se giró a un lado, al otro, había objetos afilados y peligrosos por todas partes, caras que el Rey no había visto nunca. Tras años encerrado, Aerys no soportaba el exterior, así que al darse cuenta de esta situación infló su pecho con bravura.
-Llevadlos adentro a todos, incluso al fiambre- Al decirla última palabra la espada de acero valyrio pinchaba la cara de Mallister como si fuera un objeto desagradable.-Enviad cuervos a los padres de los traidores Lord Merryweather, que vengan a reclamarlos si los desean enteros- Se dio la vuelta y caminó hacia las puertas del palacio, pero se detuvo allí y antes de entrar seguido por sus hombres y sus prisioneros habló al niño Arryn. –Entre tus estupideces dijiste algo bien montaraz…  Ha sido un inmenso error venir aquí, pues yo no soy Aegon –


La comitiva está dentro del castillo, el Rey da órdenes. Criados preparan cosas por todas partes, cadenas, elementos de tortura, bolsas y trapos. Frascos verdes son traídos por unos alquimistas de la comitiva del Rey, mientras esté se sienta en su trono e invita al consejero de leyes a su lado. Redwyne podría haber estado allí, pero ahora debe agredecer el no compartir su destino con los traidores.


Vaya error han cometido, Aerys no es para nada benévolo.
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Re: La Justicia del Norte - Libre

Mensaje por Barristan Selmy Dom Abr 03, 2016 6:59 pm

Barristan se vio por un segundo en el punto de mira del Rey pero afortunadamente el Consejero Florent abrió la boca para hablar de aquello que más sabía, leyes. De su boca salieron una variedad de conceptos, que si bien eran conocidos por Barristan, lograron marearlo, especialmente en el punto en que intentaba justificar de cualquier forma el actuar el monarca. No le importaba particularmente lo que ocurriera con los prisioneros que aun estaban vivos, pero si sentía un poco de lástima por ellos.

A la orden del Rey se acercó hasta el Arryn y le dio un puñetazo preventivo en el rostro, luego metio la punta de espada en el cinturon del joven para cortarlo, haciendo caer todas sus cosas, su espada y unas pequeñas alforjas de monedas, a decir por el sonido que hicieron al chocar contra el piso de piedra.

Luego, poniéndose detras de el, con la punta de la espada en su espalda, lo condujo a paso firme hacia el interior.

- Camina y no intentes nada crío, ya has visto lo que ha pasado con tu amigo, el Mallister. Agradece que no han sido acribillados en medio de la calle, como corderos frente a todo el pueblo.

Le dio un empujón con la espada en forma horizontal en la espalda para hacerlo apurar el paso.
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Re: La Justicia del Norte - Libre

Mensaje por Antiguos Dioses Lun Abr 04, 2016 11:19 pm

Capas Doradas

Así como Aegon muchos de los consejeros y presentes intervinieron para impedir que la carnicería se desarrollara en el exterior de la Fortaleza Roja. Por un lado, el Lord Comandante de las Capas Doradas elevó una plegaria a los Siete. Quería mantener la escenas dantescas fuera de los ojos de la plebe, o de lo contrario no sólo temerían a su Rey más de lo normal si no que habría algún imbécil que empezaría a rumorear cosas con mayor fortaleza.

Aegon escuchó al Rey decir "Fiambre adentro" y sus dedos se movieron a dos de los capas doradas para que levantaran el cuerpo inerte y ensangrentado de quien más tarde se enteraría que era Jeffory Mallister, hermano de Lord Jason Mallister de las Tierra de los Ríos.

Mientras la extraña procesión se adentraba en la Fortaleza Roja, vio a la Mano del Rey retirarse con inmediatez a enviar los Cuervos para los padres y responsables de aquellos "lorecitos" que habían cometido tantos crímenes en menos de diez minutos. Aegon acompañó la marcha  hasta que ingresaron, después cerró las puertas y dejó guardias apostados en estas para evitar que nadie más entrara al castillo. Él tenía otros deberes que cumplir que correspondían a calmar la ciudad así como vigilar las fronteras de ésta.

TEMA CERRADO.
Continúa dentro de la Fortaleza. El tema se abrirá próximamente.
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