Ficha de Janei Farman

Janei Farman

Personalidad

De una gracilidad y elegancia encantadoras, Janei es una mujer de modales corteses y delicados... Pero no es inocente. Más bien, todo lo contrario. Tiene una lengua altamente ácida y venenosa y no tardará en hacer comentarios y observaciones incómodos como táctica para desestabilizar a aquellos que no le agraden. No siente ningún remordimiento a la hora de realizar actos extremos o crueles, si los considera necesarios, siendo una ferviente defensora del pensamiento de que el fin justifica los medios, en especial si dicho fin apunta a un bien mayor y que podría beneficiar a muchos.
Por esa misma razón, no se puede decir que Janei sea una persona enteramente egoísta, aunque lo pareciera en un primer momento. Considera que siempre busca lo que es mejor para su pueblo, para su isla y para el Occidente en general, aunque sus modos no suelan ser los más adecuados o indicados.
Sabe perfectamente que, como mujer, su papel en el Juego puede terminar siendo secundario y eso es algo que le desagrada profundamente. No siente que los hombres, o al menos la mayoría de ellos, tengan grandes diferencias en intelecto con las mujeres y disfruta engañándolos y tendiéndoles trampas. No se ha conformado con ser la típica mujer noble que conoce poco del mundo y tiene, en líneas generales, poca erudición si se la quita del espacio de la poesía y los bailes. Janei Farman es muy curiosa e inquisitiva y le encanta leer y acumular conocimiento. Muchos creen que su cuarto tiene más libros y pergaminos que los aposentos del maestre, la mayoría de estos versan acerca de la utilización de distintas hierbas y pócimas, algo que le encanta.

Es capaz sin embargo, de grandes demostraciones de afecto, en especial cuando se trata de niños o animales,
a los cuales considera entre las criaturas más vulnerables de las intrigas y del juego de los grandes señores. Su crianza le dio una alta comprensión de los problemas de la gente de a pie, aquellos que están por debajo de los nobles, y a los que busca proteger, aunque su fama no le haya ayudado a realizarlo puesto que la mayoría desconfía de sus motivos.
Y con razón. A pesar de las características más positivas de la personalidad de Janei, a la mujer no le temblará el pulso si considera que debe utilizar a alguien como una herramienta para obtener sus fines y tendrá nula piedad para aquellos a los que considere enemigos, estos sí, independientemente de su edad, sexo o credo.

Historia

La Casa Farman de Isla Bella, con su imponente y hermoso sitial que es la fortaleza de Castibello ha siempre una de las más poderosas e importantes en todas las tierras del Oeste, estableciendo su dominio sobre la isla cerca de la costa del territorio de los Lannister y convirtiéndose en un punto vital debido a su cercanía con la ciudad de Lannisport.
Uno de los señores más grandes que tuvo la casa fue Lord Axel Farman, un hombre ambicioso y que se enorgullecía profundamente del dominio que tenía sobre la isla, en su juventud, incluso se atrevió a cuestionar el dominio de los Lannister sobre Occidente... Hasta que Lord Tywin le envió un bardo que cantó las Lluvias de Castamere en sus salones. Desde ese momento, el orgulloso señor plegó completamente su lealtad a los Lannister y decidió apoyar a Roca Casterly en todo lo que fuese necesario.
El señor tendría tres hijos: dos chicas y un varón. Janei fue la primera de sus descendientes y cierta decepción para su padre dado que siempre deseó que su primer retoño fuera un varón; sin embargo su deseo se cumplió no muy tarde puesto que unos pocos años después nacería Sebaston, el heredero de la Casa Farman y luego de Sebaston vendría la más pequeña: Jeyne.
Entre sus deberes para con el varón y para con la menor de las chicas, la mayor de ellas quedó un poco a su aire.
Oh, claro estaba que sus progenitores la pusieron al cuidado del maestre y de septas que le enseñasen a ser una dama perfecta, pero todas esas lecciones eran unas que a Janei no le agradaban demasiado y sus progenitores no se preocuparon por ello.
Ella se mostró siempre mucho más independiente, mucho más rebelde y problemática que su hermana menor y a medida que iba creciendo, aquellos rasgos se iban haciendo cada vez más notorios: salía cuando le estaba prohibido hacerlo; leía cosas que una mujer no debería leer, ni aún siendo noble; se resistía a buena parte de los límites que su padre quisiera imponerle e incluso, en una ocasión, se peleó con su hermano Sebaston de una manera que muy pocos podrían considerar como femenina.
Pero el colmo llegó cuando Janei tuvo catorce años. La muchacha terminó sintiéndose sumamente atraída a un chico, unos pocos años mayor pero que no tenía nada que ver con su categoría. No era un noble, ni un heredero,
sino el hijo de un zapatero de la aldea cercana a Castibello. Se embarcó con una relación en secreto con el muchacho e incluso terminó siendo desflorada por él. La relación duró unos cuantos meses, hasta que todo se rompió por la traición de una de sus damas de compañía, aquellas que solían acompañarla a todos lados.
Lord Axel estaba indignado. Sabía que Janei era problemática, pero de ahí a que deshonrara el nombre de los Farman de tal manera, era algo demasiado intenso. Y por ende, dispuso que a su hija se le daría un castigo ejemplar: por una parte, el muchacho, el hijo del zapatero fue arrestado por sus hombres y colgado hasta morir...
frente a los ojos llorosos de Janei. En cuanto a ella... Bueno, Lord Farman tenía varias opciones: una de ellas era casarla de inmediato, aunque dudaba que algún noble la quisiera para sí. Otra alternativa era enviarla con la Fe para que fuese criada como septa. Por último, la tercera alternativa era exiliarla. Enviarla lejos de Isla Bella y de Occidente y evitar así que la mancha sobre los Farman se hiciese aún más difícil de limpiar.
Axel optó por la tercera vía. Poco después de la ejecución del chico, embarcó a su hija junto a unos cuantos hombres de confianza y doncellas y la envió lejos, del otro lado del Mar Angosto, a Essos.

Sería recibida por unos mercaderes amigos de sus padres en la Ciudad Libre de Tyrosh. Aunque no pasaban necesidades, lo cierto era que su estatus era mucho menor al de la nobleza occidental y Janei vio un cambio sustancial en su estilo de vida.
Supo que había sido su forma de ser la que la había metido en todo esto, la que la alejó de Isla Bella y decidió cambiar ella. Tenía el recuerdo de Darius, el muchacho, demasiado fresco en su memoria y era lo que la ayudaba a prestar atención en las lecciones que recibió de sus tutores acerca de cortesía y etiqueta, sumado a lo que recordaba de las enseñanzas del maestre.
Pero su educación no se limitó a eso. Continuó con su curiosidad: siguió indagando y bebiendo conocimiento de todas las maneras que podía, sintiendo una especial fascinación por todos los misterios que tuvieran que ver con las hierbas, las enfermedades, la curación y los venenos. Durante todo su tiempo en Essos, Janei viajó por varios lugares, especialmente por las Ciudades Libres, donde conoció y experimentó todo tipo de cosas: supo que los Siete no eran los únicos dioses que existían y que había otros poderes en éste mundo; vio los trucos y demostraciones de artistas de fuego y portadores de sombras; pudo elaborar distintas pócimas y elixires que vendía para ganarse el sustento aunque en buena parte más bien por diversión, con las hierbas más raras y exóticas, desconocidas en Poniente. Tuvo contacto con plebeyos y enfermos, con niños huérfanos y personas desesperadas y necesitadas de ayuda. Intentó ayudarlas y lo consiguió en muchas ocasiones, curando y sanando...
Pero también se dedicó a utilizar sus conocimientos para destruir a aquellos que querían obstaculizarla o hacerle daño.

Fueron diez largos años los que pasó en el gran continente al este, hasta que un mensajero llegó de Poniente.
Lord Axel la convocaba otra vez a Isla Bella. Se encontraba muy enfermo y deseaba volver a verla una última vez.
Inicialmente, y aún furiosa por su exilio, Janei se negó.
Los mensajeros no cejaban en su esfuerzo, sin embargo y ella acabó dándose por vencida y resignándose. Aceptó y regresó a Castibello. Allí vio a Lord Axel, enfermo y macilento, en su lecho de muerte.
Janei conocía la enfermedad, la había visto en otros momentos en Essos y sabía que tenía los conocimientos necesarios como para tratarlo y devolverle la salud a su progenitor. Sin embargo, no lo hizo. Ocultó éste hecho a su padre y en cambio, expresó una profunda preocupación y consternación por su estado y le agradeció cortésmente que le hubiese dejado regresar. La última voluntad de Lord Axel fue perdonar del todo a su hija y volverla a admitir en el seno de la Casa Farman.
Y poco después, se inició la guerra. La Rebelión contra el Rey Aerys Targaryen. La Casa Farman, ahora al mando de Lord Sebaston, se involucró en el conflicto, siguiendo a los Lannister. Janei se estableció nuevamente en Castibello,
y fue testigo de los horrores de la guerra, de hombres que regresaban a casa heridos y mutilados, de mujeres que perdían a sus esposos e hijos... Y la guerra no la asustaba. Ver tantas imágenes de tragedia y destrucción simplemente sirvió para endurecer todavía más el corazón de la mujer ante esa clase de desgracias. Durante sus primeros años se dedicó a curar y ayudar a los heridos... Y fue tan efectiva en eso que muchos creían que utilizaba artes ocultas para disipar las enfermedades... o para conjurarlas en el caso de que las cosas no fueran como estaba previsto. Pronto se encontró siendo destinataria de apodos tan pintorescos como La Bruja Dorada, o la Serpiente Marina y comenzaron a circular toda clase de rumores extraños acerca de la relación de la mujer con lo místico.

Pero la Casa Farman aún tenía mucho de lo que preocuparse. Lord Sebaston murió gracias a la traición de Balon Greyjoy y buena parte de sus tropas fueron diezmadas, aunque otro tanto logró regresar con los señores Lannister a la seguridad de Occidente.
Desde el momento de la muerte de Sebaston, la casa ahora depende, al menos nominalmente de su hijo; un muchacho con el cual Janei tiene excelente relación y al que ha logrado manipular lo suficiente como para lograr que siguiera casi siempre sus consejos, entre ellos reducir la ayuda militar que los Lannister recibiesen para la guerra de los Farman. Isla Bella ya había sufrido demasiado... Pero Janei no olvidaría la traición de los hijos del hierro y la muerte de Sebaston, lo que la llenó de odio contra ellos.

Actualmente la guerra se ha apaciguado, los Targaryen ganaron y mucho sucedió en Occidente: la muerte de Lord Tywin Lannister  y de Ser Jaime dejó a la casa regente en una posición bastante frágil. Pero a Janei no le interesa,
al menos de momento, la posición de los leones dorados. Ve algo mucho más preocupante y letal que las maquinaciones de Roca Casterly o el liderazgo de Cersei Lannister: la peste.
Aquella enfermedad, ésta vez desconocida para ella, le arrebató la vida a su hermana Jeyne, así como al marido de esta, Ser Clifton, vasallo de los Farman. Janei está muy preocupada y alterada con el asunto de la plaga y ha hecho todo lo que estuvo en su poder para intentar curar a los afectados y mitigar los efectos de la enfermedad. Sin embargo, sabe que si esa enfermedad llegó a Isla Bella, quiere decir que también cubrió el resto del territorio occidental y que miles de vidas inocentes peligran. Considera que el principal enemigo a derrotar ahora mismo es la plaga y que las intrigas políticas y todas las demás confrontaciones deben quedar aparcadas por un tiempo, si se desea vencer a la enfermedad. Se ha pasado sus últimos tiempos investigando, leyendo y experimentando con la ayuda de su maestre en busca de algo que alivie la maldición que significa dicha aflicción.

¿Cuál es tu papel en el Juego de Tronos?

Janei Farman es una mujer decidida y valiente, aunque en muchos aspectos esquiva y retorcida. No dudará en utilizar todos sus recursos a su disposición y todos los métodos posibles, por inmorales u oscuros que fueran, con tal de alcanzar sus objetivos: y ahora mismo su objetivo es contribuir a Occidente con todo lo que pueda y combatir la plaga que le arrebató a su hermana y que hace sufrir a los occidentales, con éxito. Para ella, todo lo demás carece de importancia actualmente y en lo que debería centrarse el Occidente y sus gobernantes sería en buscar una solución a ese problema, no en los conflictos de los demás reinos.  Una vez que esté solucionado, Janei buscaría un nuevo objetivo, pero mientras la amenaza de la plaga persista, ella seguirá haciendo lo posible por combatirla, aún a riesgo de su propia salud.