Ficha de Cassanna Grafton

Cassanna Grafton

Personalidad

Podría acusarse al hecho de carecer de una madre que le demostrara con más entusiasmo que una Septa que los bordados podrían fácilmente convertirse en una actividad de lo más interesante, porque en aquél sentido, la pobre Septa fracasó miserablemente. Cassanna cumple con sus deberes, estando educada desde la más tierna niñez a honrar el lema de su casa, en el cual, para variar, no se incluyó la palabra "gusto". Así que ella ha tomado a bien no tener la obligación de gustarle muchas de las actividades que se le suelen atribuir únicamente a su sexo. Igual habría bien servido tener madre que le enseñara a que el sarcarsmo y la crítica no son consideradas como caracterísitcas destinadas a parecer atractiva. No es que hubiese preferido cambiar la aguja por la espada, o sea una chica intencionalmente grosera, no la malentiendan, disfruta de la comodidad y prestó atención a sus lecciones. Sabe de memoria las canciones de rigor, repite con maestría las coreografías de los bailes comunales, incluso podría decirse que hay encanto en la manera en que borda pequeños petirrojos en sus vestidos.

Jovencita seria, y en ocasiones melancólica, a veces rompe su silencio con algún comentario sarcástico, o una mirada irónica. Siempre prefirió las artes escritas, tal como la poesía. Y con poesía habría de aclarar que el encanto más atractivo que le encontraba era la posibilidad de leer en soledad. Es ilustrada especialmente en la historia y en las lenguas, de las cuales la primera es afición y la segunda es consecuencia de haber sido criada en Puerto Gaviota. Aunque de carácter orgulloso, no raya a la necedad y es plenamente consciente de sus numerosas faltas de carácter, así que suele ser bastante indulgente con las del resto del mundo. Aún así, ella encuentra entretenimiento en lo ridículo y en lo necio.

Historia

Cassanna mató a su madre, o por lo menos eso se murmuran las lenguas viperinas de los pasillos de Puerto Gaviota. Y es que es difícil pensar en aquél desastroso nacimiento como otra cosa que no fuera una masacre. Lady Annara conservaba en su rostro la belleza que la había llevado a ser objeto de deseo por parte de Lord Marq Grafton, pero su complexión había perdido color, quedando así una jovencilla lívida, marchita. Entre sus piernas hinchadas y casi moradas había un desastre cadavérico y sólo el llanto de la recién nacida rompía con el sepulcral silencio de la sala. Marq Grafton recibió a la criatura en sus brazos con una expresión seria, la quijada tensada como la cuerda de un arco y los ojos fijos en su esposa. Según algunas opiniones, Cassanna había dejado viudo al Señor de Puerto Gaviota.

Al no tener una madre, Marq se las ingenió para cubrir ese papel con Septas que estaban al lado de su hija día y noche, asegurándose de que fuese proporcionada con la excelsa educación que se esperaría de una doncella de noble cuna. Cassanna, por su parte, hizo lo que para su condición era ideal por mera naturaleza. Los rasgos que le heredó su madre eran tradicionalmente bellos, y eran éstos bien complementados por la tonalidad rojiza de sus cabellos. Además de ello, la mayor de los hijos de Marq demostró de manera temprana gran ingenio, que a su vez suele traer consigo numerosas dificultades para la educación. Era una niña obediente, nadie podría reprocharle lo contrario, pero tenía la manía de cuestionarlo todo. Sí, cantaba y bailaba lo que le indicaban, pero arremetía con preguntas a las Septas y a los Maestres sobre las razones de hacerlo. Y eventualmente, la respuesta "Porque es el deber de una dama" dejó de ser contundente. Comprendió que la gente no tenía una respuesta que pudiese satisfacer sus dudas, y que ante la insistencia perdían rápidamente la paciencia y el decoro tan cuidadosamente forjados, así que dejó de preguntar a voces. Creyendo que Cassanna sería la heredera de Puerto Gaviota, su padre le educó para en un futuro tomar las riendas de gobierno. Sin embargo, eventualmente su padre volvería a contraer matrimonio, esta vez con Lady Myranda Elesham, que daría a luz al resto de sus hijos, entre ellos el heredero a Puerto Gaviota, un niño enfermizo pero increíblemente dulce, al que le tomaría gran cariño.

Aunque no repudia la idea del matrimonio, tampoco la abraza a ciegas. No teme a la vida de casada, pero sí a casarse con alguien a quien no pueda admirar, porque a pesar de su buena educación, su orgullo no le permitiría tenerle respeto alguno.

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Cassanna fue educada para gobernar en caso de que su padre no tuviese herederos, o en el caso de que éstos mueran tempranamente, como es el caso de su hermano menor, que aunque un niño de buen carácter y sensatez, carece de tener una buena salud. Su juventud le adhiere cierta ingenuidad, pues desconoce de muchas cosas en el mundo, pero posee gran ingenio y es capaz de aprender rápido. Es demasiado joven para estar seguros de su lugar en el juego, pero promete sin duda a ser una buena jugadora. Aunque de carácter noble y tradicional, no es ciega al hecho de que el ascenso de los Belmore podría traer buenos cambios a Puerto Gaviota si ellos juegan bien sus cartas.