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Guerra en las Sombras (Ben)
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Guerra en las Sombras (Ben)
Derrock transitaba por las calles de Desembarco del Rey, con su rostro cubierto y vistiendo practicamente harapos, aunque siempre con sus armas y su armadura bajo estos, por si algo salía mal. Con el tiempo se había acostumbrado a aquella ciudad, que en un principio le parecía ruidosa y repleta de gente asquerosa. Si bien no vivía en la capital, la frecuentaba con la finalidad de obtener inteligencia, embarcaciones proximas a zarpar, rutas comerciales y otra información afin, con el solo propósito de poder atacar y robar sus cargas en mar abierto.
En eso se encontraba, había estado toda la mañana recorriendo los embarcaderos, preguntando disimuladamente o simplemente escuchando, hasta que cuando el sol casi llegaba a su zenit, sintió como sus tripas crujían y se retorcían del hambre. Decidió dirigise a una taberna cercana, donde podría comer y beber algo sin llamar la atención. Al entrar dió un vistazo rapido a todo el salón, era de tamaño mediano con mesas dispuestas por todo el lugar, dejando muy poco espacio para caminar. Había además una barra pequeña que protegía una escalera que conducía a un segundo piso donde probablemente vivía el tabernero y su familia.
Derrock entró al no ver nada sospechoso, solo unos pocos comensales disfrutando de la velada, camino entre las mesas y se sentó en una mesa del fondo, con vista directamente a la puerta. - Una pinta de cervezza y una hogaza de pan con queso. - Señaló al tabernero, sin mostrar mucho su rostro el que cubrió con uno de sus harapos a modo de tunica. Si había algo que realmente le molestaba era tener que pagar por comida, pero era parte de su disfraz, de lo contrario habría entrado a aquella taberna, habría pasado a la cocina tomado lo que quisiera de comida y bebida, y probablemente habría violado de la cocinera y a las hijas del tabernero.
El tipo se demoró unos minutos en traer el pedido, y lo dejó sobre la mesa para luego volver a sus labores. El isleño comenzó a comer y a beber, siempre atento a lo que ocurría a su alrededor.
En eso se encontraba, había estado toda la mañana recorriendo los embarcaderos, preguntando disimuladamente o simplemente escuchando, hasta que cuando el sol casi llegaba a su zenit, sintió como sus tripas crujían y se retorcían del hambre. Decidió dirigise a una taberna cercana, donde podría comer y beber algo sin llamar la atención. Al entrar dió un vistazo rapido a todo el salón, era de tamaño mediano con mesas dispuestas por todo el lugar, dejando muy poco espacio para caminar. Había además una barra pequeña que protegía una escalera que conducía a un segundo piso donde probablemente vivía el tabernero y su familia.
Derrock entró al no ver nada sospechoso, solo unos pocos comensales disfrutando de la velada, camino entre las mesas y se sentó en una mesa del fondo, con vista directamente a la puerta. - Una pinta de cervezza y una hogaza de pan con queso. - Señaló al tabernero, sin mostrar mucho su rostro el que cubrió con uno de sus harapos a modo de tunica. Si había algo que realmente le molestaba era tener que pagar por comida, pero era parte de su disfraz, de lo contrario habría entrado a aquella taberna, habría pasado a la cocina tomado lo que quisiera de comida y bebida, y probablemente habría violado de la cocinera y a las hijas del tabernero.
El tipo se demoró unos minutos en traer el pedido, y lo dejó sobre la mesa para luego volver a sus labores. El isleño comenzó a comer y a beber, siempre atento a lo que ocurría a su alrededor.
Re: Guerra en las Sombras (Ben)
Aquel espacio sucio, maloliente y lleno de gente de dudosa reputación no se le hacía para nada nuevo. Incluso cuando ostentaba de títulos y poder, Ben solía pasar una buena parte de su tiempo por aquellos lares. Se follaba bien, se bebía bien y se comía... bueno, la comida era debatible. Haber pasado tanto tiempo en una nave lo había llevado hasta los rincones más recónditos del mundo, donde pudo ver desde los palacios más sublimes y majestuosos, hasta pequeñas ratoneras como aquella.
—Oye, Flores, ¿vas a beber?— Salió de sus pensamientos ante la llamada de uno de los hombres con los cuales trabajaba en una embarcación. Ben no tenía interés en quedarse para siempre viviendo de aquella forma —aunque no fuera tan mala vida— pero mientras imaginaba qué demonios haría en cuanto al Rejo y los Florent, se mantenía activo en búsqueda de un par de monedas e información.
—Si invitas,— se encogió de hombros, sus ojos verdes destellando. Su aspecto daba mucho que desear. Poseía una barba de casi un mes, sus mejillas estaba resecas por el salistral proveniente del mar; sus cabellos le llegaban hasta más abajo de sus orejas y le cubrían parte de su frente. Y ni hablar de sus ropas de marinero común. Si Olenna lo hubiera visto así probablemente hubiera sufrido un colapso. Ben Redwyne, el Capitán de la Flota Redwyne, hermano de la Señora del Dominio, vestido como todo un vagabundo.
Entró a la taberna y tomó asiento con sus compañeros del mar. Todos bastardos. A su derecha estaba Yoseph Arenas, a su izquierda Rick Nieves y al frente suyo el hermano de éste, Henry. Él, por su parte, era llamado Rob Flores, un nombre que había escuchado alguna vez hacía mucho tiempo atrás. Los tres bastardos junto a él rieron y bebieron, él se dedicó darle un sorbo al vino seco que le habían traído, siempre observando a sus alrededores. En algún momento cuando el tabernero les llevó un pedazo de pan y queso, él se fijó en una figura cubierta por una túnica que le pareció curioso. ¿Quién podría ser? ¿Podría ser un espía? ¿Podría ser alguien enviado por el Florent para seguirle? Nada de eso había pasado en los pasados meses, pero podría suceder. Ben no era un iluso, él sabía que si lo encontraban podían eliminarle como al resto de su familia. O peor, quizás ya habían descubierto su plan para destruir al usurpador del jardín. Se puso de pie. —¿A dónde vas, Rob?— preguntó uno de los bastardos.
—A mear,— respondió, observando fijamente al tipo cubierto por la capa. Sus compañeros no dijeron más. Cruzó la taberna, sus manos en el bolsillo sintiendo su daga. Si era un espía, el infeliz no saldría con vida. Se acercó lo suficiente, y no encontrando un excusa para intervenir, fingió chocar con la mesa para así caer sobre ésta y mirar al tipo cubierto por la capa. —L-lo siento, h-hermano,— comenzó, fingiendo estar embriagado. Sus ojos claros se elevaron para observar a la cara al tipo, —e-estoy tan...— Las palabras no salieron de su boca. Aquel tipo... él conocía aquel tipo. —Tú...—
—Oye, Flores, ¿vas a beber?— Salió de sus pensamientos ante la llamada de uno de los hombres con los cuales trabajaba en una embarcación. Ben no tenía interés en quedarse para siempre viviendo de aquella forma —aunque no fuera tan mala vida— pero mientras imaginaba qué demonios haría en cuanto al Rejo y los Florent, se mantenía activo en búsqueda de un par de monedas e información.
—Si invitas,— se encogió de hombros, sus ojos verdes destellando. Su aspecto daba mucho que desear. Poseía una barba de casi un mes, sus mejillas estaba resecas por el salistral proveniente del mar; sus cabellos le llegaban hasta más abajo de sus orejas y le cubrían parte de su frente. Y ni hablar de sus ropas de marinero común. Si Olenna lo hubiera visto así probablemente hubiera sufrido un colapso. Ben Redwyne, el Capitán de la Flota Redwyne, hermano de la Señora del Dominio, vestido como todo un vagabundo.
Entró a la taberna y tomó asiento con sus compañeros del mar. Todos bastardos. A su derecha estaba Yoseph Arenas, a su izquierda Rick Nieves y al frente suyo el hermano de éste, Henry. Él, por su parte, era llamado Rob Flores, un nombre que había escuchado alguna vez hacía mucho tiempo atrás. Los tres bastardos junto a él rieron y bebieron, él se dedicó darle un sorbo al vino seco que le habían traído, siempre observando a sus alrededores. En algún momento cuando el tabernero les llevó un pedazo de pan y queso, él se fijó en una figura cubierta por una túnica que le pareció curioso. ¿Quién podría ser? ¿Podría ser un espía? ¿Podría ser alguien enviado por el Florent para seguirle? Nada de eso había pasado en los pasados meses, pero podría suceder. Ben no era un iluso, él sabía que si lo encontraban podían eliminarle como al resto de su familia. O peor, quizás ya habían descubierto su plan para destruir al usurpador del jardín. Se puso de pie. —¿A dónde vas, Rob?— preguntó uno de los bastardos.
—A mear,— respondió, observando fijamente al tipo cubierto por la capa. Sus compañeros no dijeron más. Cruzó la taberna, sus manos en el bolsillo sintiendo su daga. Si era un espía, el infeliz no saldría con vida. Se acercó lo suficiente, y no encontrando un excusa para intervenir, fingió chocar con la mesa para así caer sobre ésta y mirar al tipo cubierto por la capa. —L-lo siento, h-hermano,— comenzó, fingiendo estar embriagado. Sus ojos claros se elevaron para observar a la cara al tipo, —e-estoy tan...— Las palabras no salieron de su boca. Aquel tipo... él conocía aquel tipo. —Tú...—
Ben Redwyne
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Re: Guerra en las Sombras (Ben)
Derrock comenzó a comer, el pan estaba seco y el queso olía realmente mal, aunque no resaltaba mucho en aquel ambiente, los borrachos abundaban y la cocina producía a gran velocidad. Poco a poco la cantina comenzó a llenarse, pero un grupo en particular llamo su atención, eran 4 tipos con aspecto maliciento, pero se notaba que eran experimentados, por las herramientas que colgaban de sus cintos podría haber suponido que eran marineros, y en ese momento eso necesitaba, hombres para aumentar el numero de su hermandad, aun eran pocos como para atreverse a realiar grandes saqueos y debian conformarse con incursiones pequeñas por el momento. Los miró a todos, uno por uno evaluándolos, los observó disimuladamente, hasta que llegó al último. A ese cabron lo conocía, no recordaba de donde pero lo había visto, y no era amigo. La apariencia de aquel sujeto dificultaba el poder definir quien erao de donde era, pero Derrock estaba seguro que era un enemigo, su instinto de supervivencia lo llevó a mantener la calma, pero a estar listo ante cualquier situaciòn.
Observò como el tipo se levantó y se dirigió hacia el, al parecer estaba borracho por que caminaba a los tumbos, el isleño intentó mantener la cala sin dejar de observarlo de reojo pero cuando pasò a su lado, tropezó con la mesa y se arrojó sobre ella. Solo en ese instante pudo reconocerlo, aquellos ojos jamás los olvidaría, el capitan dominense que había llegado hasta Lannisport para llevarlo como prisionero ante la presencia del Rey. Habían pasado dos años de aquello pero jamás lo olvidaría, como jamás olvidaría el hambre y las torturas que le inflingieron los hombres Lannister. El pan reseco le raspó la garganta y como pudo dio un fuerte empujón a la mesa, volteandola para poner disstancia entre él y el dominense. - Maldita sea! - Exclamó al arrojar la mesa intentando hacer caer al inoportuno enemigo.
Derrock observó como ante el escándalo los acompañantes del dominense se pusieron de pie, 4 contra 1 no era una opción en ese momento, menos aun siendo perseguido por la justicia, por lo que se tuvo que morder las ganas de combatir y emprendió la huída. Corrió hacia la barra y la saltó aun ante los reclamos del tabernero a quien empujo fuertemente haciendolo caer de espaldas. Subió por la escalera descubriendo en el segundo piso un prostíbulo escondido, un largo pasillo flanqueado por ambos lados con puertas semi abiertas con mujeres en su interior, ofeciendo sus servicios. Al final del pasillo una ventana por la cual entraba algo de luz otorgó al isleño la esperanza de un escape, corrió hacia ella despejando el pasillo de prostitutas o de clientes, con empujones y amenazas.
Observò como el tipo se levantó y se dirigió hacia el, al parecer estaba borracho por que caminaba a los tumbos, el isleño intentó mantener la cala sin dejar de observarlo de reojo pero cuando pasò a su lado, tropezó con la mesa y se arrojó sobre ella. Solo en ese instante pudo reconocerlo, aquellos ojos jamás los olvidaría, el capitan dominense que había llegado hasta Lannisport para llevarlo como prisionero ante la presencia del Rey. Habían pasado dos años de aquello pero jamás lo olvidaría, como jamás olvidaría el hambre y las torturas que le inflingieron los hombres Lannister. El pan reseco le raspó la garganta y como pudo dio un fuerte empujón a la mesa, volteandola para poner disstancia entre él y el dominense. - Maldita sea! - Exclamó al arrojar la mesa intentando hacer caer al inoportuno enemigo.
Derrock observó como ante el escándalo los acompañantes del dominense se pusieron de pie, 4 contra 1 no era una opción en ese momento, menos aun siendo perseguido por la justicia, por lo que se tuvo que morder las ganas de combatir y emprendió la huída. Corrió hacia la barra y la saltó aun ante los reclamos del tabernero a quien empujo fuertemente haciendolo caer de espaldas. Subió por la escalera descubriendo en el segundo piso un prostíbulo escondido, un largo pasillo flanqueado por ambos lados con puertas semi abiertas con mujeres en su interior, ofeciendo sus servicios. Al final del pasillo una ventana por la cual entraba algo de luz otorgó al isleño la esperanza de un escape, corrió hacia ella despejando el pasillo de prostitutas o de clientes, con empujones y amenazas.
Re: Guerra en las Sombras (Ben)
El hijo de puta frente a él no era otro más que el Goodbrother que habían apresado en Lannisport. Aún podía recordar su aspecto sucio y maloliente en el calabozo de los Lannister. Lo había ido a ver junto a Tywin, y ambos lo habían torturado para sacarle la verdad de lo ocurrido en la fortaleza de los Targaryen. El tipo tenía huevos, eso era algo que él le había dado desde el comienzo. Un tipo como él, un sucio isleño que se había atrevido a atacar Rocadragón, Varamar y Lannisport, volando tan alto como ningún otro ser de su calaña.
Y sin duda alguna él posiblemente había tenido que ver en la caída del Rejo. —Tú, hijo de puta,— Ben no pudo decir mucho más pues el isleño empujó la mesa, haciéndolo caer de bruces en el sucio suelo. Las manos se le llenaron de pan viejo y vino. Se sacudió las manos con ira en sus pantalones. Observó a sus compañeros bastardos levantarse de sus mesas a lo lejos. Todo el salón se había volteado a ver lo ocurrido.
—¡Rob!— gritó uno de ellos, sacando de su bolsillo una cuchilla.
—Este es mi asunto, no se involucren,— rugió, la ira corriendo por cada vena de su cuerpo. Aquel maldito pedazo de mierda iba a responderle por todo lo ocurrido. Ben no iba a matarlo hasta que no le dijera qué puñetas había hecho con el Rejo.
Goodbrother huyó, saltándose la barra y empujando todo a su paso. Él lo imitó. Se ganó un par de gritos e insultos, pero poco le importaba. Lo único que tenía en mente era conseguir al pedazo de mierda isleño y partirle la madre. —DETENTE, PEDAZO DE MIERDA,— vociferó, empujando a dos o tres putas que salieron de sus cuartos para ver el escándalo. El pasillo era pequeño e incómodo, pero eso no impidió que corriera tras el tipo con todas sus fuerzas. A lo lejos observó la claridad que proporcionó una ventana. "No lo dejaré escapar, no lo dejaré escapar... por el Rejo, NO LO DEJARÉ ESCAPAR" pensó, mordiendo su lengua.
Y sin duda alguna él posiblemente había tenido que ver en la caída del Rejo. —Tú, hijo de puta,— Ben no pudo decir mucho más pues el isleño empujó la mesa, haciéndolo caer de bruces en el sucio suelo. Las manos se le llenaron de pan viejo y vino. Se sacudió las manos con ira en sus pantalones. Observó a sus compañeros bastardos levantarse de sus mesas a lo lejos. Todo el salón se había volteado a ver lo ocurrido.
—¡Rob!— gritó uno de ellos, sacando de su bolsillo una cuchilla.
—Este es mi asunto, no se involucren,— rugió, la ira corriendo por cada vena de su cuerpo. Aquel maldito pedazo de mierda iba a responderle por todo lo ocurrido. Ben no iba a matarlo hasta que no le dijera qué puñetas había hecho con el Rejo.
Goodbrother huyó, saltándose la barra y empujando todo a su paso. Él lo imitó. Se ganó un par de gritos e insultos, pero poco le importaba. Lo único que tenía en mente era conseguir al pedazo de mierda isleño y partirle la madre. —DETENTE, PEDAZO DE MIERDA,— vociferó, empujando a dos o tres putas que salieron de sus cuartos para ver el escándalo. El pasillo era pequeño e incómodo, pero eso no impidió que corriera tras el tipo con todas sus fuerzas. A lo lejos observó la claridad que proporcionó una ventana. "No lo dejaré escapar, no lo dejaré escapar... por el Rejo, NO LO DEJARÉ ESCAPAR" pensó, mordiendo su lengua.
Ben Redwyne
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Re: Guerra en las Sombras (Ben)
El Redwyne era rápido, Derrock no alcanzó a llegar a la ventana con indemne, antes de llegar sintió como unos brazos lo sujetaron por los hombros. La unica opción era saltar, con o sin su persecutor. - Vendrás conmigo maldito. . Pensó mientras se aferró a las manos que lo intentaban sujetar y saltó hacia adelante directo hacia la ventana arrastrando a su enemigo.
Cayeron sobre uno de los toldos que poseía la taberna sobre un espacio utilizado como terraza y que proporcionaba algo de sombra, lo que amortiguo en parte la caída para luego aplastar una mesa y a los comensales que la utilizaban. El desparramo de comida y las vociferaciones de los que nada tenían que ver con aquella trifulca se mezclaban con los insultos del tabernero, que llamaba a gritos a detener la pelea. - Malditos vagos! Destruiran mi negocio! Guardias! Donde estan los capas doradas cuando se les necesita?! - Exclamaba a todo pulmón mientras los curiosos comenzaban poco a poco a agruparse para observar aquel espectaculo.
El isleño se puso de pie como pudo sacudiéndose los restos de comida y echó a correr, aun adolorido por la caída, por las calles de Desembarco del Rey. Avanzaba como podía por las callejuelas, atropellando a las personas que se le cruzaban, intentando perderse entre la multitud que a esa hora recorría el lecho de pulgas.
Cayeron sobre uno de los toldos que poseía la taberna sobre un espacio utilizado como terraza y que proporcionaba algo de sombra, lo que amortiguo en parte la caída para luego aplastar una mesa y a los comensales que la utilizaban. El desparramo de comida y las vociferaciones de los que nada tenían que ver con aquella trifulca se mezclaban con los insultos del tabernero, que llamaba a gritos a detener la pelea. - Malditos vagos! Destruiran mi negocio! Guardias! Donde estan los capas doradas cuando se les necesita?! - Exclamaba a todo pulmón mientras los curiosos comenzaban poco a poco a agruparse para observar aquel espectaculo.
El isleño se puso de pie como pudo sacudiéndose los restos de comida y echó a correr, aun adolorido por la caída, por las calles de Desembarco del Rey. Avanzaba como podía por las callejuelas, atropellando a las personas que se le cruzaban, intentando perderse entre la multitud que a esa hora recorría el lecho de pulgas.
Re: Guerra en las Sombras (Ben)
Logró alcanzar al isleño, sin embargo, el tipo tenía otros planes. Se lanzó por la ventana y junto a él cayó Ben. El sentir la caída libre le disparó una buena dosis de adrenalina que contribuyó a que no sintiera el dolor en primer instante. La caída fue amortiguada por unas cortinas que proporcionaban a los pobres comerciantes de las estrechas calles.
Los gritos de las mujeres y los insultos de los hombres al ver el desastre que los dos habían hecho lo hicieron maldecir entre dientes. Ben pudo ver como el isleño se aventuraba a escapar de lugar, empujando a cuanta persona se encontraba de frente. —Hijo de puta,— gritó, cojeando momentáneamente. Su cabello olía a pescado crudo, y podía jurar que vio un pedazo caer de su cuello. No había tiempo de detenerse a sacudirse. El isleño corría con rapidez y con su huida se iba la oportunidad de conocer qué había pasado en el Rejo.
Aquel era el peor de los momentos para correr por el lecho de pulgas. Decenas de personas —entre ellos vagabundos y comerciantes— cruzaban de un lado a otro. Ben empujó a dos o tres personas, llevándose insultos y gritos. —Muévete del maldito medio,— le gritó a una persona mientras saltaba un pequeño kiosko de verduras. De entre las cosas que tumbó, sus dedos se aferraron de un pequeño jarrón de aceite. A par de pies de él corría el isleño. No había de otras. Lo lanzó y esperó que los Siete actuaran.
Los gritos de las mujeres y los insultos de los hombres al ver el desastre que los dos habían hecho lo hicieron maldecir entre dientes. Ben pudo ver como el isleño se aventuraba a escapar de lugar, empujando a cuanta persona se encontraba de frente. —Hijo de puta,— gritó, cojeando momentáneamente. Su cabello olía a pescado crudo, y podía jurar que vio un pedazo caer de su cuello. No había tiempo de detenerse a sacudirse. El isleño corría con rapidez y con su huida se iba la oportunidad de conocer qué había pasado en el Rejo.
Aquel era el peor de los momentos para correr por el lecho de pulgas. Decenas de personas —entre ellos vagabundos y comerciantes— cruzaban de un lado a otro. Ben empujó a dos o tres personas, llevándose insultos y gritos. —Muévete del maldito medio,— le gritó a una persona mientras saltaba un pequeño kiosko de verduras. De entre las cosas que tumbó, sus dedos se aferraron de un pequeño jarrón de aceite. A par de pies de él corría el isleño. No había de otras. Lo lanzó y esperó que los Siete actuaran.
- Spoiler:
Tiro dado de posibilidad.
Éxito: el jarrón de aceite le pega en la espalda a Derrock.
Fallo: el jarrón cae en el suelo sin impactarlo.
Ben Redwyne
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142
Re: Guerra en las Sombras (Ben)
El miembro 'Ben Redwyne' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Posibilidad' :
'Posibilidad' :
Destino
Mensajes :
521
Re: Guerra en las Sombras (Ben)
Derrock luchaba metro a metro por avanzar, la gente le estorbaba y como podía se abría paso entre los transeuntes. De pronto y sin previo aviso, sintió un fuerte golpe en la espalda que lo hizo trastabillar y caer de bruces al duro suelo adoquinado de la calle. Sintió que algo se rompio. - Que solo sea el golpe. - Pensó mientras sentía su espalda empapada en una solución viscosa, se palpó rapidamente para comprobar que era una sustancia aceitosa. Desde el suelo rodó hasta debajo del puesto de un comerciante del lugar intentando pasar desapercibido a los ojos del dominiense y de una vez por todas lograr perderlo.
Inmediatamente empezó a observar en todas direcciones intentando ubicar alguna salida por si su plan no resultaba. Unos metros detràs del puesto donde se escondía, había un sucio callejón, pero aun no podía rodar hasta allá por que tendría que mover al vendedor y eso llamaría la atención de su persecutor. Sacó su hacha de entre sus ropas y se alisto a lo peor, nunca le había gustado escapar y a decir verdad en esta oportunidad, ya se había cansado de correr. - Ven aquí maldito marinerito. te espera el filo de mi hacha. - Murmuro aguardando en su posición, mientras intentaba no pensar en los sucios y mal olientes pies del comerciante, que estaban demasiado cerca de su rostro.
Inmediatamente empezó a observar en todas direcciones intentando ubicar alguna salida por si su plan no resultaba. Unos metros detràs del puesto donde se escondía, había un sucio callejón, pero aun no podía rodar hasta allá por que tendría que mover al vendedor y eso llamaría la atención de su persecutor. Sacó su hacha de entre sus ropas y se alisto a lo peor, nunca le había gustado escapar y a decir verdad en esta oportunidad, ya se había cansado de correr. - Ven aquí maldito marinerito. te espera el filo de mi hacha. - Murmuro aguardando en su posición, mientras intentaba no pensar en los sucios y mal olientes pies del comerciante, que estaban demasiado cerca de su rostro.
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