Melara Morrigen

Melara Morrigen

Personalidad

Suele llevarse mejor con los hombres que con las mujeres por ciertas cosas que uno no puede omitir: Siempre ha estado rodeada de hombres. Un hombre le enseñó a caminar y a pelear. Otro hombre le enseñó a montar. Un hombre le explicó lo que debía saber de los demás reinos y otro hombre dedicó horas de su vida a enseñarle a cómo no actuar como hombre. Irónicamente, a éste último era al que menos caso le hacía.

Su madre trató constantemente de poner límites a sus formas, enseñándole a usar vestidos y otras artes pero rápidamente notó que Melara era de manos torpes a la hora de bordar o coser lo que provocaba grandes frustraciones y ataques de llanto en ella cuando era niña. Lo único que sí ha logrado que ella hiciese fuera de cabalgar y pelear, es sentir interés por la pintura. Este arte fue el único que aceptó, quizás, al no sentirse desanimada al ver que podía dibujar más que garabatos en las hojas de papel.

Melara no es tonta y sabe que no es hombre. Sabe que en algún momento deberá contraer nupcias y que pocos hombres aceptarían portar el apellido de su padre. Sin embargo busca ideas para poder cubrir esa laguna y así dar un heredero con el apellido Morrigen. Eso hace que escuche un poco más a su madre estos últimos meses, siguiendo los consejos hábiles de la mujer. Nada las ha unido más que la muerte de su padre, notando Melara que a pesar del temperamento extraño y distante de su madre, ambas compartían el cariño intenso y real por él.

Gracias a la cordura a la hora de dirigir a sus hombres y a sus habilidades para mantener la Casa Morrigen en alto luego del fallecimiento de su padre, los que una vez siguieron a Damon Morrigen, hoy la siguen a ella. Al principio nadie creyó que podría plantar el rostro ante los ataques de bandidos que buscaban entrar a Tierras de las Tormentas desde Nido de Cuervos, pero cuando la vieron dirigir a sus hombres al combate y pelear como uno de ellos, todas las dudas desaparecieron. Melara devuelve la confianza y el respeto con creces. No es una mujer que caiga en el poderío barato sabiendo que toda gran casa se mantiene gracias a la fortaleza de las pequeñas casas que le sostienen.

Historia

Cuando nací una estrella alumbró lo alto de Nido de Cuervos. Mi madre siempre dijo que eso era una señal de los dioses. Claro que ella esperaba que la bendición encima de mí viniese de la Doncella, no pudo ocultar su molestia cuando supo que en realidad me había bendecido el Guerrero. Pero no nos adelantemos a los hechos…

Por tradición, los hombres siempre esperan que sus hijos nazcan primero para tener un Lord a cargo de sus casas. Es raro que una mujer porte tal título dado que antes, los lores pelean por tener un hombre hasta el último suspiro. Mi madre siempre supo que yo sería mujer pero mi padre no le creyó hasta que nací. Luego él siguió intentando tener un hijo varón pero, mi madre insistía: No será, Damon. Será ella y será la única.

Pero él no escuchaba. Con los años comenzó a entender que mi madre no hablaba en vano. Según la gente de Tormentas, había algo en ella que la hacía… ¿cuál es la palabra? Particular. Dicen que podía leer el destino en láminas de cartón y ella siempre se jactó de ello. Yo nunca lo creí y mi padre tampoco.

Desde que tengo memoria y la veía sentada frente a una mesa, trató de enseñarme el significado de las cartas.
Nunca lo aprendí. Eran bonitos dibujos a mis ojos y todo lo que ella decía se perdía en un vacio en mi memoria.

Viviendo tras la sombra de ese hermano que nunca tuve y del hombre que no fui, traté de ganarme el afecto de mi padre con todas mis fuerzas. Trataba de cazar con él; trataba de pelear con él ¡Había nacido con huesos débiles y a la fuerza los hice fuertes! Pero había algo que él no dudaba en marcarme: Yo no era hombre y en este mundo, eso era un problema.

Todos sabían que de no haber un Lord en Nido de Cuervos, yo quedaría a cargo de éste y por ende, debía casarme para que mi esposo gobernase en mi nombre. De mi unión dependía todo lo que conocía; desde los leales sirvientes hasta los pupilos de mi padre. Era una obligación de doncella la cual se me había otorgado en el instante en que abrí los ojos. Pero no todos los hombres aceptan algo que no es doncella a su lado. La mujer sonríe. La mujer asiente. La mujer permite.

…Y yo debía hacer eso.

Quiero que una cosa quede claro antes de continuar: Que yo no hubiese nacido hombre nunca hizo que el amor de mi padre fuese menor. Más allá de todo, fui su única hija y siempre fuimos muy unidos. Mi madre en cambio tuvo que aceptar que yo no tenía dotes para la delicadeza más allá de anteponerse a eso con todas sus fuerzas. Sabía que mientras mi padre estuviese feliz conmigo, encontraríamos la manera de sobrevivir y de mantener Nido de Cuervos pero eso terminaba dando un problema a largo plazo: Yo no iba a aceptar un hombre débil a mi lado. No buscaba un amante capaz de someterme con su temperamento frágil, muy por el contrario, buscaba un compañero.

Lentamente los hijos del Dominio se volvieron meros adornos a mi gusto y por eso las alianzas que venían de las tierras más prósperas se desechaban. No me gustaban los nobles que solo sabían sentarse detrás de un escritorio a dar órdenes.

Y eso también limitó a muchos de mis otros pretendientes. Los que quedaron simplemente no daban la talla que yo me había impuesto y por ende, a mis 21 años, yo no tenía esposo y tampoco hijos.

La muerte de mi padre trajo desolación y dolor a quienes le amábamos. Mi madre se encerró por un mes en su alcoba sin hablar con nadie y negándose a comer también. Cuando ella volvió a hablar con nosotros, su belleza se había marchitado y todos los años que hábilmente supo esconder, le habían caído encima. Y entonces me dijo que yo era la única heredera de Lord Damon Morrigen y que, como tal, debía proteger su legado.

No sé si esperaba que con esas palabras fuera a lograr convencerme de bajar mis ideales de matrimonio a algo más accesible porque, si fue así, todo salió al revés. No iba a permitir que ningun hombre viniese a la tierra de mi padre a tomar lo que él había levantado con sus antepasados. Yo soy Melara Morrigen, hija de Damon Morrigen y nieta de Dickon Morrigen. Hemos sido los vigilantes del océano por siglos desde antes, incluso, de la llegada de Aegon el Conquistador. Pueden caer sobre mí todas las maldiciones que mi madre ha profetizado pero no son los dioses a quienes temo, sino a los cobardes. Un cobarde se esconde detrás de reglas para tomar lo que no es suyo y por eso, en Nido de Cuervos, nosotros hacemos nuestras reglas.

Debo lealtad al Señor de las Tormentas, Robert Baratheon, porque mi padre y el padre de mi padre le juraron lealtad. Y por eso, protegeré su nombre con el filo de mi espada.

Mi madre dice que las cartas han hablado y que la guerra es próxima. Si nuestra causa se eleva en lo alto, la justicia de las Tormentas caerá sobre los impíos. Yo no estoy bendita por la Doncella y más allá de haber dedicado años a obtener su gracia, ella continuó dándome la espalda. Y por eso acepté la mano del Guerrero sobre mí. Puedo pelear, lo he hecho desde que levanté una espada por primera vez.

He vencido caballeros y he protegido mis propias tierras de saqueadores que creían que por haber una mujer a cargo de las mismas iban a tener un paso libre por Nido de Cuervos.

Los Dioses han hablado, hijo de hombre. Estas tierras tienen un vigilante que espera que tengas la osadía de cruzarlas…

Y de ahí surge nuestro lema “Vuela por debajo de nosotros”, porque el Águila que nos representa está expectante en este momento, esperando el momento en que trates de hacerlo y así, enseñarte quienes somos aquellos nacidos de la roca y el agua de mar.

Somos Morrigen y daré honor a esta casa o pereceré con ella.

Otros datos:

Lo que sucedió en estos dos años:

¿Cuál es tu papel en el Juego de Tronos?

Tal como puse en la historia, deseo crear una mujer que, a pesar de todas las negativas sociales que el universo de ASOIAF emplea, pueda jugar un papel primordial tal como lo ha hecho Brienne de Tarth en la saga actual. Considero que la existencia de un personaje como Melara no es absurda dado que lo que define la saga no es solo la lucha por el poder, sino lo que significa ser excluido del poder ya sea por ser mujer, bastardo o enano.

Luego de ganarme la confianza de los Baratheon quien, ante mis ojos son los únicos a quienes le debo explicaciones y por quienes daría mi vida en la batalla, existe otra pregunta que se ha vuelto obsesión. Stannis Baratheon vio la muerte y volvió y, por alguna razón, estuve en medio de ello. Deseo saber si el que llaman "Dios de la luz" solamente es caprichoso con nosotros y realmente somos piezas en su tablero de ajedrez que ejecuta y salva de manera aleatoria o existe una razón para todo lo que hemos vivido. Una profecia fue lo que obsesionó al principe Rhaegar pero lo mío no fue profetizado; esto pasó realmente.

Ya no sigo la religión de los Siete. Solo sigo aquello que mis ojos han visto y he visto morir y vivir a una persona. ¿Qué es ese dios cuyo poder ha logrado opacar al mismo Desconocido?

Ficha aceptada!

No creas que La Doncella te ha dado la espalda, Melara. El Guerrero le prohíbe verte. Eres de las pocas mujeres que vale la pena ver con una espada en mano y él no permitiría que la piedad de La Madre o la gracia de La Doncella arruinaran tal don.
Los Baratheon deben agradecer tenerte de su lado, Lady Cuervo.