No todo es como aparenta - Laena C.

Se sentía nerviosa por estar de nuevo en la capital, no tenía buenos recuerdos de la última vez que estuvo ahí y esperaba que esta nueva visita fuera un poco más tranquila. Habia viajado desde Hogar con la comitiva de la casa Corbray, no era tan grande como la de otras casas y la verdad se veía bastante simple, los señores habían viajado a caballo y aunque su esposo intento convencerla de que viajara en el carruaje ella se negó pues no quería pasar la vergüenza de llegar a desembarco en un carruaje tan viejo y descuidado. No obstante, no podía ocultar que le emocionaba salir del valle de arryn, desde su boda no había podido dejar ese lugar y realmente le gustaba poco, por lo cual el poder viajar de regreso a ese lugar tan cerca de su verdadero hogar era algo que le ilusionaba profundamente.

En cuanto llego a la fortaleza roja, y después de asearse, fue con su esposo a presentar sus respetos al rey y luego busco a algunos de sus parientes para poder saludarlos, sus padres ya habían llegado por lo cual los saludo a ellos y a sus hermanos, busco a sus tíos y primos pero realmente no encontró a nadie por lo cual solo pudo resoplar y luego de un rato comenzó a sentirse más ansiosa al estar dentro de la fortaleza, le parecía que la paredes comenzaba a estrecharse y no podía evitar recordar las últimas noches que vivió ahí cuando era dama de la reina. No pudo resistirlo mucho más y decidió salir de la fortaleza, puso una capa sobre sus hombros y sin informarle a nadie decidió dirigirse hacia el septo de Baelor.

Caminar por las calles no le permitía sentirse mucho mejor, pero por lo menos ya no sentía como si las paredes estuvieran aplastándola. Cerro los ojos y respiro profundamente para tranquilizarse un poco más. Sin embargo, la calma le duro poco ya que pronto sintió como alguien la pisaba y no pudo evitar resoplar. Abrió los ojos y poso sus amatistas en la joven que la había perturbado, debía ser una joven noble, su vestido se veía fino y tenía una sirvienta acompañándola, la observo con molestia y frunció un poco el ceño al escuchar cómo le hablaba- No lo creo, su rostro no me es conocido y al menos de que allá hecho parte de la corte antes de las grandes tragedias no creo que me haya visto, llevo tiempo encerrada en el valle de arryn-le dijo hablando un poco de más y resoplo al darse cuenta de eso- Disculpeme me dirigía hacia el septo antes de que decidiera chocar conmigo, deseo seguir con mi paseo así que le recomiendo tenga más cuidado cuando camine-le dijo con un tono molesto y acomodo mejor su capa mientras esperaba que la otra joven se aparta de su camino para que ella pudiera seguir.

Observo a la joven con fastidio y no pudo evitar fruncir el ceño cuando la observo sonreír, quiso quitarle esa sonrisa falsa de una bofetada, pero bien sabía que eso no era adecuado y rodo los ojos al escuchar lo que decía-es solo un nombre, es como la roca Casterly ¿por que no se llama la roca Lannister? No importa, porque como le digo es solo un nombre y lo que importa es quien gobierne el lugar-le respondió molesta, pues no se dejaría corregir por una niñata cualquiera.

Estaba dispuesta a continuar con su viaje, cuando escucho como la joven volvía a hablarle y solo pudo resoplar-Así es, soy lady Corbray, pero prefiero que me llamen Laena, incluso los desconocidos, aun no me acostumbro al título-le respondió y la miro a los ojos-la verdad no la recuerdo lady Royce, ese día solo tenía ojos para mi esposo por lo cual no pude notar los detalles que carecían de importancia-le respondió deseando decir las cosas de una forma más directa pero comenzaba a notar como algunas personas se detenían a observar y a cuchichear, tal vez estaban hablando más alto de lo que debía y eso podría traerles problemas-espero que el día que se case sea tan afortunada como yo y pueda casarse con un magnifico hombre que la ame con devoción y le haga sentir todo eso que dicen en las canciones-dijo con algo de sarcasmo.

Observo a la joven Royce de arriba abajo demostrando un desagrado que no se molestaría en ocultar y negó-lamento decirle Lady Royce que no puedo hacer eso, podría ser muy peligroso que dos damas anduvieran sin compañía hasta el septo, la capital está llena de ratas e incluso ellas pueden ir a rezar-le dijo con un tono de ira contenida, pues tendría que cambiar sus planes para deshacerse de esa muchacha y esperar que no generara tantos chismes como creía que sucedería, además estaba segura de que si paseara con la joven Royce por la capital trataría de perderla en el lecho de pulgas y eso podría tener muchos problemas-¿que le parece si mejor regresamos a la fortaleza roja y buscamos de un guardia que la acompañe? Las damas debemos buscar estar seguras antes que nada-le propuso con el mismo tono de antes esperando que la joven aceptara su propuesta, antes de que la pelirroja tuviera que salir corriendo de ella.