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Cuestión de lealtad [Consejo Privado de Aerys Targaryen]
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Cuestión de lealtad [Consejo Privado de Aerys Targaryen]
Día 5, del cuarto mes. Año 282.
Ni una semana había transcurrido antes de que un bisoño copero de su majestad me trajese aquella nota, era un mensaje que no se debía ignorar, más lo preocupante no eran las letras que en ella había escritas, sino las que no estaban escritas. El rey carecía de la paciencia que yo sé, es imprescindible cuando se hace política. Los dos meses transcurridos en las tierras de los ríos asegurando que la paz se mantuviese, parecían ser considerados como inactividad por su majestad. Sin demora orqueste una reunión del consejo privado.
El salón donde el mencionado consejo se reunía se dispuso con todo lo necesario para sus miembros. Mensajeros se enviaron a la torre blanca, informando a lord Comandante de la Guardia Real, a las dependencias del Gran Maestre Pycelle, lord Varys, lord Ben Redwyne, y lord Qarlton Chelsted. Encontrándose un asiento libre en la mesa, fruto de la vacante que había quedado con la destitución de mi predecesor y mi ascenso.
Aguardo sentado a la derecha de la cabecera de la mesa, bien podría haber preparado la reunión en el salón del trono, pero por obvios motivos acomodarme en el trono de hierro no esta entre mis intereses. el Gran Maestre y el consejero de rumores, fueron los primeros en llegar, tomaron asiento y seguimos aguardando a que hiciesen entrada el resto de consejeros. haciéndose la espera aburrida, repaso con la mirada algunos detalles, dos soldados en cada esquina del salón. con el blasón de la casa Targaryen en sus escudos y otros dos fuera, al otro lado de la puerta, en el pasillo haciendo compañía a dos miembros de la Guardia Real designados por lord Gerold. Si bien el rey en un principio no acudiría al Consejo, de hacer su aparición allí, la seguridad debía ser impecable. Así como se hallaba un asiento de respaldo alto vacío en la cabecera.
- Participantes:
- Aerys Targaryen
Gran Maestre Pycelle (PnJ)
Lord Varys (PnJ)
Lord Gerold Hightower (PnJ)
Lord Ben Redwyne.
Lord Qarlton Chelsted.
Re: Cuestión de lealtad [Consejo Privado de Aerys Targaryen]
Día V, Mes IV, Año 282
La noticia que últimamente se había convertido en la cotilla de todo el castillo era la desaparición de la Princesa Elia Martell y la de sus retoños. Ben se había quedado estupefacto cuando las noticias del saqueo de Rocadragón llegaron a sus oídos. Como consejero naval, y siendo él mismo capitán de su propio barco, manejó la expedición a la isla con tropas para paralizar el saqueo. Había sido demasiado tarde; la princesa y sus hijos habían desaparecido sin dejar rastro alguno. Lo que había encontrado en la fortaleza Targaryen habían sido cuerpos de hombres y sirvientes sin vida, aparte de hombres del enemigo que habían perecido en medio del brutal y sangriento encuentro.
Había regresado a Desembarco rápidamente. Le había enviado un cuervo sin firma a su sobrino para que este se lo notificara a su hermana Olenna. Los ánimos no estaban del todo bien en la Fortaleza Roja, y Ben temía con que la tan esperada guerra se desatara en cuestión de semanas. El príncipe Rhaegar, con su decisión de escapar o secuestrar a la doncella del Norte, había llevado al cataclismo a su propia familia. El capitán Redwyne esperaba que la princesa estuviera con vida, o al menos que sus hijos lo estuvieran. Ella no era indispensable, pero sí que lo eran sus hijos.
Entró a la sala donde Lord Alester Florent los había citado y tomó asiento en el lugar que le correspondía. Tenía una copa de vino frente a sí pero no la miró. —¿Cómo os encontráis hoy, Lord Florent?— cuestionó con interés. Se vio tentado por preguntarle por su sobrina pero decidió que eso sería tema para otra situación.
Había regresado a Desembarco rápidamente. Le había enviado un cuervo sin firma a su sobrino para que este se lo notificara a su hermana Olenna. Los ánimos no estaban del todo bien en la Fortaleza Roja, y Ben temía con que la tan esperada guerra se desatara en cuestión de semanas. El príncipe Rhaegar, con su decisión de escapar o secuestrar a la doncella del Norte, había llevado al cataclismo a su propia familia. El capitán Redwyne esperaba que la princesa estuviera con vida, o al menos que sus hijos lo estuvieran. Ella no era indispensable, pero sí que lo eran sus hijos.
Entró a la sala donde Lord Alester Florent los había citado y tomó asiento en el lugar que le correspondía. Tenía una copa de vino frente a sí pero no la miró. —¿Cómo os encontráis hoy, Lord Florent?— cuestionó con interés. Se vio tentado por preguntarle por su sobrina pero decidió que eso sería tema para otra situación.
Ben Redwyne
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Re: Cuestión de lealtad [Consejo Privado de Aerys Targaryen]
El sonido del bastón sobre el suelo mientras él se movía con elegancia ingresando por la puerta fueron la presentación de Qarlton Chelsted en aquella mesa. Desde que el Rey había caído en esa paranoía extraña, siempre era su Mano la que llevaba a cabo las reuniones del consejo privado. ¿Y cuántos habían pasado por ese puesto? Tres si su memoria no fallaba...
-Caballeros-
Un saludo claro con su voz grave mientras buscaba su asiento, ubicandose siempre junto al Consejero Naval que, en este caso, era Ben Redwyne.
La Fortaleza Roja era un laberinto de mentiras y engaños pero, el protocolo era aquello que dividía a los que estaban en la gracia del Rey de quienes no lo estaban. Una sonrisa y asentir con la cabeza fue la cómoda reacción de Qarlton a Lord Alester Florent, mientras ubicaba su bastón a su lado. La verdad era que no necesitaba usarlo pero desde que tuvo un malestar en la rodilla años atrás, se había acostumbrado a llevar ese bastón pensando que le daba cierta elegancia a su postura.
Re: Cuestión de lealtad [Consejo Privado de Aerys Targaryen]
Los miembros de la Guardia Real habían llegado algo dispersos, El Lord Comandante arribaba con algo de retraso acompañado de ser Barristan pasando el primero al salon y quedándose el segundo al resguardo de la puerta, donde además habían otras dos espadas, guardias de la Casa Targaryen.
No sabía realmente con que hermano le tocaría montar aquella guardia, como tampoco sabía si el Rey haría acto de presencia en aquella reunión, aunque lo más probable es que no asistiera, se le veía cada vez menos desde hace un tiempo incluso para los miembros de su guardia personal ya que muchos días ni siquiera salía de sus aposentos y se pasaba haciendo quizas que cosas, sumido en las tinieblas de su mente.
- Buenos días caballeros.
Saludó amablemente a los guardias que ya se encontraban custodiando la puerta, parado uno a cada lado de ella, anclados al suelo de piedra como corresponde a su puesto de vigilancia. Barristan se acercó a un barandal de piedra y miró las dependencias cercanas, oteándolo todo. No debía ocurrir nada malo pensaba, sin embargo despues de lo ocurrido con los Stark, Barristan sospechaba que el Rey se había hecho de varios enemigos.
Aprovechando la libertad que le proporcionaba su posición comenzó a recorrer el salón por los exteriores, aprovechando que la reunión aun no había comenzado, revisando por seguridad, las ventanillas que daban hacia el interior.
No sabía realmente con que hermano le tocaría montar aquella guardia, como tampoco sabía si el Rey haría acto de presencia en aquella reunión, aunque lo más probable es que no asistiera, se le veía cada vez menos desde hace un tiempo incluso para los miembros de su guardia personal ya que muchos días ni siquiera salía de sus aposentos y se pasaba haciendo quizas que cosas, sumido en las tinieblas de su mente.
- Buenos días caballeros.
Saludó amablemente a los guardias que ya se encontraban custodiando la puerta, parado uno a cada lado de ella, anclados al suelo de piedra como corresponde a su puesto de vigilancia. Barristan se acercó a un barandal de piedra y miró las dependencias cercanas, oteándolo todo. No debía ocurrir nada malo pensaba, sin embargo despues de lo ocurrido con los Stark, Barristan sospechaba que el Rey se había hecho de varios enemigos.
Aprovechando la libertad que le proporcionaba su posición comenzó a recorrer el salón por los exteriores, aprovechando que la reunión aun no había comenzado, revisando por seguridad, las ventanillas que daban hacia el interior.
Barristan Selmy
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Re: Cuestión de lealtad [Consejo Privado de Aerys Targaryen]
Gerold Hightower
La capa blanca nunca había pesado más en sus hombros. Desde que había asumido como Lord Comandante de la Guardia Real, Gerold Hightower había ansiado el amanecer de cada día. Ver salir el sol sólo para levantarse y cumplir su deber era una bendición. La capa blanca era símbolo inequívoco del honor y la promesa que había hecho para con su Rey y Poniente. No había atisbo de dubitación en él para cumplir órdenes y muchas veces debía poner en cinta a sus hermanos.
Pero con la desaparición de dos de ellos, la incorporación del cachorro Lannister y todo lo que había sucedido con la Princesa Elia, Gerold se levantaba con la cabeza hecha un lío de pensamientos. Debía haber enviado a Ser Jaime a Rocadragón tras enterarse de que Rhaegar y sus hermanos no estaban ahí. Pero no lo hizo y he aquí las consecuencias.
Su armadura tintineaba a medida que encabeza la comitiva que escoltaba al Rey Aerys II Targaryen. Muchos pasos detrás de él se encontraban sus hermanos escoltando al Rey por los pasillos, el debía asegurar que en el camino ninguna sombra maquiavélica o desconfiada asomara sus narices. Pero era cierto que cuando el Rey salía, los gusanos se escondían. Nadie estaba cerca de los pasillos y cuando Gerold abrió la puerta ya estaban casi todos los miembros del Consejo del Rey.
-Buenos días caballeros. Ser Jaime, Ser Lewyn, pueden volver con sus tareas junto a la Reina Rhaella y el príncipe Viserys, Ser Barristan se quedará - Se detuvo en la puerta para esperar que la “comitiva real” dejara al Rey Aerys en la puerta. Una vez que pasara el mismo se encargaría de cerrar las mismas y de sentarse lo más cerca posible del Rey para asegurar su protección, incluso ahora cuando debía prestar sus opiniones en el consejo lo único que rondaba su mente era proteger a los miembros restantes de la Familia Real.
Pero con la desaparición de dos de ellos, la incorporación del cachorro Lannister y todo lo que había sucedido con la Princesa Elia, Gerold se levantaba con la cabeza hecha un lío de pensamientos. Debía haber enviado a Ser Jaime a Rocadragón tras enterarse de que Rhaegar y sus hermanos no estaban ahí. Pero no lo hizo y he aquí las consecuencias.
Su armadura tintineaba a medida que encabeza la comitiva que escoltaba al Rey Aerys II Targaryen. Muchos pasos detrás de él se encontraban sus hermanos escoltando al Rey por los pasillos, el debía asegurar que en el camino ninguna sombra maquiavélica o desconfiada asomara sus narices. Pero era cierto que cuando el Rey salía, los gusanos se escondían. Nadie estaba cerca de los pasillos y cuando Gerold abrió la puerta ya estaban casi todos los miembros del Consejo del Rey.
-Buenos días caballeros. Ser Jaime, Ser Lewyn, pueden volver con sus tareas junto a la Reina Rhaella y el príncipe Viserys, Ser Barristan se quedará - Se detuvo en la puerta para esperar que la “comitiva real” dejara al Rey Aerys en la puerta. Una vez que pasara el mismo se encargaría de cerrar las mismas y de sentarse lo más cerca posible del Rey para asegurar su protección, incluso ahora cuando debía prestar sus opiniones en el consejo lo único que rondaba su mente era proteger a los miembros restantes de la Familia Real.
Re: Cuestión de lealtad [Consejo Privado de Aerys Targaryen]
El trabajo de Rey es extenuante. Muchas personas allí fuera creerán que pueden hacerlo y no quejarse de ello. Pero no se dan una idea de lo que es tener que mantener un maldito reino como si fuera tu propia familia, sobre todo cuando el reino a veces hace tan difícil tu tarea de no asesinarlos a todos.
Aerys Targaryen cree que hace un buen trabajo como gobernante de los Siete Reinos. A pesar de las peleas entre “hermanos” y los problemas entre “sobrinos”. Sin embargo debía dejar muchas de las tareas a sus subordinados. No podía meterse en cada asunto, solo debía tener confianza en que actuarían como él lo haría. Pero Aerys no confiaba en nadie.
Este último año el reino había comenzado a retorcerse, y eso le molestaba enormemente. Parece que muchos lores olvidaban sus juramentos de lealtad. De vez en cuando hay que dar una lección para que los demás los recuerden. Son como los niños que olvidan que la amenaza de paliza de su padre no es solo una amenaza. Ahora, su hijo había desaparecido con una salvaje sin doncellez, su nuera había desaparecido con sus nietos, y a pesar del desprecio que sintiera por ella, seguía siendo propiedad del Rey Aerys Targaryen, Señor de Los Siete Reinos. Su consejo no estaba actuando como él lo haría. Era hora de mostrarles el camino.
Con paso presuroso y rodeado de los mejores guardias el Rey camino hacia la reunión que había ordenado a su Mano organizar.-Ser Barristan-El rey como dije antes no confiaba en nadie. Sin embargo, si había algo cercano a la confianza, eso era lo que Aerys sentía respecto al caballero, lástima que fuera poco más que un plebeyo. Pero lo saludó, se había ganado eso.
Al llegar a las puertas el Rey las abrió de par en par, y entrando acompañado del Lord Comandante. Se sentó en su trono sin saludarlos, y una vez allí se quedó en silencio mirándolos.
Cualquiera pensaría que ya los estaba escuchando hablar, pero no, era solo una conversación que mantenía consigo mismo. Ahora esperaba, quién sería el primero en hablar, el primero en excusarse, el primero en morir.
Aerys Targaryen cree que hace un buen trabajo como gobernante de los Siete Reinos. A pesar de las peleas entre “hermanos” y los problemas entre “sobrinos”. Sin embargo debía dejar muchas de las tareas a sus subordinados. No podía meterse en cada asunto, solo debía tener confianza en que actuarían como él lo haría. Pero Aerys no confiaba en nadie.
Este último año el reino había comenzado a retorcerse, y eso le molestaba enormemente. Parece que muchos lores olvidaban sus juramentos de lealtad. De vez en cuando hay que dar una lección para que los demás los recuerden. Son como los niños que olvidan que la amenaza de paliza de su padre no es solo una amenaza. Ahora, su hijo había desaparecido con una salvaje sin doncellez, su nuera había desaparecido con sus nietos, y a pesar del desprecio que sintiera por ella, seguía siendo propiedad del Rey Aerys Targaryen, Señor de Los Siete Reinos. Su consejo no estaba actuando como él lo haría. Era hora de mostrarles el camino.
Con paso presuroso y rodeado de los mejores guardias el Rey camino hacia la reunión que había ordenado a su Mano organizar.-Ser Barristan-El rey como dije antes no confiaba en nadie. Sin embargo, si había algo cercano a la confianza, eso era lo que Aerys sentía respecto al caballero, lástima que fuera poco más que un plebeyo. Pero lo saludó, se había ganado eso.
Al llegar a las puertas el Rey las abrió de par en par, y entrando acompañado del Lord Comandante. Se sentó en su trono sin saludarlos, y una vez allí se quedó en silencio mirándolos.
Cualquiera pensaría que ya los estaba escuchando hablar, pero no, era solo una conversación que mantenía consigo mismo. Ahora esperaba, quién sería el primero en hablar, el primero en excusarse, el primero en morir.
Re: Cuestión de lealtad [Consejo Privado de Aerys Targaryen]
Se encontraba sentado, observando llegar a cada uno de aquellos que la nueva Mano había enviado a reunir. Sonrió a Ser Florent como tiempo antes lo había hecho con la Mano anterior y antiguamente, con la anterior a éste. Al ser la primera reunión de Ser Alester, entendía que podía ser un poco extenuante para el dominiense pero, dado que había participado antes en el Consejo privado del Rey, seguramente había cosas que ya tenía más que vistas y entendidas.
Tenía un par de cosas que decir aunque, hasta que la reunión no sea encabezada, él no hablaría. Pero entonces, la figura del Rey Targaryen se mostró ante los presentes y Varys se puso de pie uniendo ambas manos a la altura de su estomago en señal de respeto.
-Mi Rey - susurró como esperaba, dirían los demás en señal de respeto por aquel que se sentaba en el Trono de Hierro.
¿Cuánto tiempo hacía que el Consejero de Rumores no veía al rey en su propia reunión?
Tenía un par de cosas que decir aunque, hasta que la reunión no sea encabezada, él no hablaría. Pero entonces, la figura del Rey Targaryen se mostró ante los presentes y Varys se puso de pie uniendo ambas manos a la altura de su estomago en señal de respeto.
-Mi Rey - susurró como esperaba, dirían los demás en señal de respeto por aquel que se sentaba en el Trono de Hierro.
¿Cuánto tiempo hacía que el Consejero de Rumores no veía al rey en su propia reunión?
Varys
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Re: Cuestión de lealtad [Consejo Privado de Aerys Targaryen]
Uno tras otro vi entrar a mis pares del Consejo, respondí a los corteses saludos que recibí de cada uno de ellos, y cuando el último tomó asiento hice amago de dar por iniciada la reunión. Un amago que con celeridad disimule tomando la copa de vino que tenía enfrente para saborear el dulce vino del Rejo. El rey hacía acto de presencia, por primera vez desde el conflicto de Valle Oscuro.
-Señores, malas nuevas nos llegan del reino -comencé recalcando la delicada situación que vivíamos- los hombres del hierro han quebrantado la paz del rey y osado saquear las tierras de Rocadragon. Por si fuera poco, durante el conflicto, la princesa Elia Martell y sus vástagos desaparecieron e ignoramos su localización.
Hice una pausa, permitiendo que los presentes comprendiesen las palabras, aunque la noticia ya se había extendido por toda la Fortaleza Roja, y estaba que seguro que no quedaba ningún miembro del consejo que no fuese consciente de la situación. Me gire luego al consejero de naves.
-Lord Redwyne, dado vuestro cargo, espero que la armada real y los navíos del Rejo ya hayan sido movilizados. Debemos enseñar a los hombres del hierro quien gobierna el reino... y sus aguas. -Si bien era preferible resolver aquel problema con los Greyjoy mediante la diplomacia, sin empujarlos al descontento y a una posible alianza con los Stark. Tampoco podíamos permitir que sus barcoluengos navegasen impunemente asolando las tierras de su majestad.
Nada mas terminar de dirigirme a lord Redwyne y sin esperar a que pudiese responder, procedí a exponer el segundo punto del día. La negativa de lord Tully a formar parte del consejo del rey.
-Por otro lado, les comunico que lord Hoster Tully rechaza a formar parte de este consejo. He podido comprobar el descontento del señor de Aguasdulces con el gobierno de su majestad y en consecuencia, se han dispuesto de las pertinentes medidas preventivas.
-Señores, malas nuevas nos llegan del reino -comencé recalcando la delicada situación que vivíamos- los hombres del hierro han quebrantado la paz del rey y osado saquear las tierras de Rocadragon. Por si fuera poco, durante el conflicto, la princesa Elia Martell y sus vástagos desaparecieron e ignoramos su localización.
Hice una pausa, permitiendo que los presentes comprendiesen las palabras, aunque la noticia ya se había extendido por toda la Fortaleza Roja, y estaba que seguro que no quedaba ningún miembro del consejo que no fuese consciente de la situación. Me gire luego al consejero de naves.
-Lord Redwyne, dado vuestro cargo, espero que la armada real y los navíos del Rejo ya hayan sido movilizados. Debemos enseñar a los hombres del hierro quien gobierna el reino... y sus aguas. -Si bien era preferible resolver aquel problema con los Greyjoy mediante la diplomacia, sin empujarlos al descontento y a una posible alianza con los Stark. Tampoco podíamos permitir que sus barcoluengos navegasen impunemente asolando las tierras de su majestad.
Nada mas terminar de dirigirme a lord Redwyne y sin esperar a que pudiese responder, procedí a exponer el segundo punto del día. La negativa de lord Tully a formar parte del consejo del rey.
-Por otro lado, les comunico que lord Hoster Tully rechaza a formar parte de este consejo. He podido comprobar el descontento del señor de Aguasdulces con el gobierno de su majestad y en consecuencia, se han dispuesto de las pertinentes medidas preventivas.
Re: Cuestión de lealtad [Consejo Privado de Aerys Targaryen]
Escuchó atento a la Mano del Rey. Ya había escuchado acerca de la desaparición de la princesa Elia y de sus pequeños hijos. Ben no era demasiado optimista en relación al paradero de ellos tres. Conociendo lo inclementes y barbaros que eran los isleños, no se extrañaba si ya la princesa Elia había sido violada y asesinada observando a sus hijos morir frente a ella. Podía ser demasiado drástico con sus pensamientos, pero llevaba años siendo curtido con malas experiencias que lo habían convertido en lo que era en la actualidad. Por supuesto, aquellos pensamientos tan oscuros no los compartiría con nadie. "Que los Siete se apiaden de sus almas si los bárbaros de las islas los tienen..." pensó, mientras Alester Florent, con elocuencia, llevaba el paso de la reunión.
Asintió ante las palabras de la Mano del Rey, no obstante, aguardó pacientemente a que Alester guardara silencio para pronunciarse. —La armada real se encuentra en estos precisos momentos recorriendo las costas de Desembarco y Rocadragón. En uno o dos días recorrerán las aguas de Tierra de las Tormentas, mientras que otros navíos irán más al norte, hacia donde el resto de los insurgentes se encuentran.— Si bien todo apuntaba que el ataque había sido perpetuado por isleños, él no se fiaba ni de los norteños ni de los tormenteños. —Tan pronto como su majestad lo ordene, partiré al Rejo y pondré a la armada Redwyne a atacar las Islas del Hierro. Solo espero la orden de su majestad para acatar el exterminio de los isleños.— Con una orden así quizás podrían deshacerse por fin de la peste traída por los malditos isleños.
Guardó silencio a lo relacionado de Lord Hoster Tully. Personalmente no lo conocía y tampoco había estado presente para saber como Alester le había pedido que se uniera al Consejo. Esperaba que otro de los allí presentes lo cuestionara.
Off: disculpen lo corto del post. User está enfermo y a duras penas pude pensar en cómo hacer el post. Mejorare en el siguiente ^^
Asintió ante las palabras de la Mano del Rey, no obstante, aguardó pacientemente a que Alester guardara silencio para pronunciarse. —La armada real se encuentra en estos precisos momentos recorriendo las costas de Desembarco y Rocadragón. En uno o dos días recorrerán las aguas de Tierra de las Tormentas, mientras que otros navíos irán más al norte, hacia donde el resto de los insurgentes se encuentran.— Si bien todo apuntaba que el ataque había sido perpetuado por isleños, él no se fiaba ni de los norteños ni de los tormenteños. —Tan pronto como su majestad lo ordene, partiré al Rejo y pondré a la armada Redwyne a atacar las Islas del Hierro. Solo espero la orden de su majestad para acatar el exterminio de los isleños.— Con una orden así quizás podrían deshacerse por fin de la peste traída por los malditos isleños.
Guardó silencio a lo relacionado de Lord Hoster Tully. Personalmente no lo conocía y tampoco había estado presente para saber como Alester le había pedido que se uniera al Consejo. Esperaba que otro de los allí presentes lo cuestionara.
Off: disculpen lo corto del post. User está enfermo y a duras penas pude pensar en cómo hacer el post. Mejorare en el siguiente ^^
Ben Redwyne
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Re: Cuestión de lealtad [Consejo Privado de Aerys Targaryen]
- Un ataque contra las islas, en caso de que tengan de rehén a la Princesa Martell y a los hijos del Príncipe Targaryen, especialmente en caso de lo segundo ¿No sería ponerlos en un riesgo? -
Sabía, ligeramente, la situación de Rhaegar gracias a la voz particular de la mismísima reina pero, tal como todos los demás, desconocía el estado de la princesa y sus hijos. Tal era así que temía, realmente, que de realizarse un ataque sin precedentes contra las islas, terminasen ejecutando a los pequeños herederos de la Corona dado que, segun parecía, los isleños tenían tan poca prudencia como decían las historias.
-Una real lástima que Lord Tully se hubiese negado a un puesto en esta mesa. Nadie conoce mejor las islas que los señores de los Rios.-
Pasó una de sus piernas por encima de la otra y acomodó su espalda sobre el respaldo de la silla mientras analizaba las palabras expuestas en la mesa y posteriormente, volvía la mirada al rey y a su Mano ¿Cómo hablarían ahora con el rey presente en la reunión? Si de algo se caracterizaba Aerys era de no necesitar vocero más que cuando no deseaba tomar entre sus manos algo. Y su presencia ahí delataba dos verdades posibles: Preocupación real por su extirpe u odio irracional por la falta llevada a cabo durante su reinado.
Sabía, ligeramente, la situación de Rhaegar gracias a la voz particular de la mismísima reina pero, tal como todos los demás, desconocía el estado de la princesa y sus hijos. Tal era así que temía, realmente, que de realizarse un ataque sin precedentes contra las islas, terminasen ejecutando a los pequeños herederos de la Corona dado que, segun parecía, los isleños tenían tan poca prudencia como decían las historias.
-Una real lástima que Lord Tully se hubiese negado a un puesto en esta mesa. Nadie conoce mejor las islas que los señores de los Rios.-
Pasó una de sus piernas por encima de la otra y acomodó su espalda sobre el respaldo de la silla mientras analizaba las palabras expuestas en la mesa y posteriormente, volvía la mirada al rey y a su Mano ¿Cómo hablarían ahora con el rey presente en la reunión? Si de algo se caracterizaba Aerys era de no necesitar vocero más que cuando no deseaba tomar entre sus manos algo. Y su presencia ahí delataba dos verdades posibles: Preocupación real por su extirpe u odio irracional por la falta llevada a cabo durante su reinado.
Re: Cuestión de lealtad [Consejo Privado de Aerys Targaryen]
Lord Gerold Hightower
-Si los isleños tuviesen a la princesa Elia y a los príncipes... ¿No consideran que Lord Quellon estaría vanagloriandose, lanzando amenazas contra la vida de estos y clamando independencia?- Preguntó con el ceño ligeramente fruncido mientras dos de sus dedos hacían un ligero "toc toc" contra la madera. Así de imbéciles eran los isleños. Volvió su vista hacia Lord Qarlton cuando mencionó que es posible que se estuviesen en peligro si de un ataque frontal se tratase -Estoy absolutamente de acuerdo. Creo...Que antes de lanzar la armada contra las Islas sería prudente conocer con certeza o, al menos, lo que podamos saber sobre el paradero de la princesa y los príncipes ¿Están en Pyke? ¿Viejo Vyk? ¿Dónde?- Esta vez cuando preguntó no pudo evitar mirar a Varys cuestionándose si alguno de sus pajaritos hablaría.
En cuanto al asunto de Lord Tully no tenía demasiado que decir aparte de... -Todo el mundo es libre de denegar una petición, Mi Lord. No se trató de una orden sino de una pregunta ¿No es así?- El Lord Comandante de la Guardia Real creía que lo único que no se podía denegar era el nombramiento de caballero y generalmente, cuando llegaba, los "bendecidos" habían trabajado toda su vida para ello -¿Qué medidas preventivas se han desarrollado, Señor Mano?- Preguntó con curiosidad para luego fruncir nuevamente el ceño -¿Existe algún otro Lord que sea digno de tomar vuestro antiguo trabajo, Lord Alester?... ¿Alguien de su agrado y confianza, Su Majestad?- Inquirió esta vez mirando al Rey.
OFF: La idea es mantener el tema en movimiento así que lo mejor será postear corto, pero activo, no te preocupes Ben, tu post está perfecto.
OFF 2: Barristan liberó el personaje así que lo salto.
Re: Cuestión de lealtad [Consejo Privado de Aerys Targaryen]
Aerys Targaryen se recostó sobre su trono. No sabía que le irritaba más, tener que asistir a la reunión, o presenciar en persona la lentitud con la que su consejo exponía sus puntos. El Rey no era idiota, loco tal vez, enfermo, desquiciado, terrible incluso, pero idiota no. Había participado en consejos anteriormente en su juventud, sabía que las tomas de decisiones eran lentas y tortuosas, pero como rey, no estaba dispuesto a soportarlo. Por eso tuvo que ir él mismo hasta ese lugar a escuchar que era lo que su consejo real, lo mejor de lo mejor de los Siete Reinos hacía mientras los vasallos olvidaban sus votos de lealtad y obediencia.
Primero uno, luego otro, los uñas en garra del Rey comenzaban a tamborilear sobre el respaldo esperando que algo de utilidad sucediera. El sonido comenzaba sonar como una advertencia, tal vez un llamado previo a la muerte, como la bomba por estallar.
Las ojos del Rey resplandecieron al escuchar la palabra exterminio. Algo había hecho bien Redwyne que llamó la atención de Aerys. Estaba de buen humor, el maestre le había dicho que era probable que la reina estuviera embarazada nuevamente, y por segunda vez en el mes el Rey había sonreído, cosa que espanto al maestre, ese hombre que ha visto todo, desde gusanos comiéndose gente viva hasta mutilaciones aún peores que las que Aerys podría jamás realizar.
-No. Tomará la mitad de sus hombres Redwyne. Irá hacia Occidente y hará uso de la completa fuerza naval de los Lannister, los comandara en mi nombre hacia esos malditos y acabará con todos ellos. Recuérdele a los vasallos Lannister que su único deber es el de obedecer en silencio.-
El Rey creyó que quedaba claro, iría a darle órdenes a Tywin y volvería con la cabeza de Quellon Greyjoy. Si la dorniense moría en el proceso sería una lástima, pero nada que no se pudiera reparar. Un riesgo que su suprema majestad se podía permitir. Tal vez su muerte y la de los herederos de Rhaegar podrían traerle un poco de paz retrasando ese maldito plan de su hijo por reemplazarlo.El muy bastardo lleva años intentándolo, tal vez incluso todo esto sea una treta para hacerme caer del trono a sus pies. ¿Y si él fue quien guió a los niños del norte a sus puertas? ¡ESE MALDITO!
El puño del rey cayó con fuerza sobre el respaldo de la silla mientras sus fauces se abrían para soltar un gruñido de advertencia al as sombras. Creyó ver a su hijo viéndolo desde allí, y antes de que se diera cuenta estaba incorporado y se cubría con el trono del fantasma de su hijo.
El buen humor del Rey se había terminado. –ME IMPORTA UNA MIERDA SI ELLOS TIENEN A LA DORNIENSE O NO, ARRASARÉ CON TODOS LOS PIRATAS QUE VIVAN EN MI REINO- Aerys se apoyaba sobre la mesa rayándola con sus uñas mientras le gritaba al consejo entero.-ESTOY VIVO, ESTOY VIVOO- Bruscamente sus puchos cerrados comenzaron a golpearse el pecho. No se entendía bien si el rey trataba de convencerse a sí mismo o si estaba rezando en voz alta, pero su voz pronto comenzó a agotarse aunque sus gritos seguían.-ESTOY VI, ESTOY VIVOOO, Y MI CASA NO SERÁ ATACADA MIENTRAS VIVA-
El Rey cayó sobre su asiento y con ayuda de Gerold Hightower logró recuperarse de la tos convulsa que se había provocado. Un par de minutos de silencio eterno que no podrían haber dejado a nadie cómodo. Cuando el rey volvió a hablar su voz sonó desgarrada y apagada. El dragón estaba quedándose sin fuego.
-Qarlton, decidirá usted quien ocupara el antiguo cargo de la Mano, Alester, nombrará a vuestro cuñado como Consejero de Caminos. Controlará todos los caminos del reino con hombres leales de cada casa. Si alguien cruza un camino sin mi consentimiento será considerado como acto de guerra.-
Aerys se puso en pie una vez más, miró hacia el techo, las sombras ya comenzaban a ceñirse sobre él. Necesitaba… Aún no sabía que era lo que necesitaba, pero se dio vuelta y antes de irse del lugar les dio una última orden a sus consejeros.
-Mi palabra es el orden y la verdad, y pagaré el precio que haya que pagar con tal de que nadie usurpe el trono Targaryen, el caos no se ceñirá sobre mi reino- Aerys no se había equivocado, no era el trono de hierro, era el Trono Targaryen, y era suyo.
Primero uno, luego otro, los uñas en garra del Rey comenzaban a tamborilear sobre el respaldo esperando que algo de utilidad sucediera. El sonido comenzaba sonar como una advertencia, tal vez un llamado previo a la muerte, como la bomba por estallar.
Las ojos del Rey resplandecieron al escuchar la palabra exterminio. Algo había hecho bien Redwyne que llamó la atención de Aerys. Estaba de buen humor, el maestre le había dicho que era probable que la reina estuviera embarazada nuevamente, y por segunda vez en el mes el Rey había sonreído, cosa que espanto al maestre, ese hombre que ha visto todo, desde gusanos comiéndose gente viva hasta mutilaciones aún peores que las que Aerys podría jamás realizar.
-No. Tomará la mitad de sus hombres Redwyne. Irá hacia Occidente y hará uso de la completa fuerza naval de los Lannister, los comandara en mi nombre hacia esos malditos y acabará con todos ellos. Recuérdele a los vasallos Lannister que su único deber es el de obedecer en silencio.-
El Rey creyó que quedaba claro, iría a darle órdenes a Tywin y volvería con la cabeza de Quellon Greyjoy. Si la dorniense moría en el proceso sería una lástima, pero nada que no se pudiera reparar. Un riesgo que su suprema majestad se podía permitir. Tal vez su muerte y la de los herederos de Rhaegar podrían traerle un poco de paz retrasando ese maldito plan de su hijo por reemplazarlo.El muy bastardo lleva años intentándolo, tal vez incluso todo esto sea una treta para hacerme caer del trono a sus pies. ¿Y si él fue quien guió a los niños del norte a sus puertas? ¡ESE MALDITO!
El puño del rey cayó con fuerza sobre el respaldo de la silla mientras sus fauces se abrían para soltar un gruñido de advertencia al as sombras. Creyó ver a su hijo viéndolo desde allí, y antes de que se diera cuenta estaba incorporado y se cubría con el trono del fantasma de su hijo.
El buen humor del Rey se había terminado. –ME IMPORTA UNA MIERDA SI ELLOS TIENEN A LA DORNIENSE O NO, ARRASARÉ CON TODOS LOS PIRATAS QUE VIVAN EN MI REINO- Aerys se apoyaba sobre la mesa rayándola con sus uñas mientras le gritaba al consejo entero.-ESTOY VIVO, ESTOY VIVOO- Bruscamente sus puchos cerrados comenzaron a golpearse el pecho. No se entendía bien si el rey trataba de convencerse a sí mismo o si estaba rezando en voz alta, pero su voz pronto comenzó a agotarse aunque sus gritos seguían.-ESTOY VI, ESTOY VIVOOO, Y MI CASA NO SERÁ ATACADA MIENTRAS VIVA-
El Rey cayó sobre su asiento y con ayuda de Gerold Hightower logró recuperarse de la tos convulsa que se había provocado. Un par de minutos de silencio eterno que no podrían haber dejado a nadie cómodo. Cuando el rey volvió a hablar su voz sonó desgarrada y apagada. El dragón estaba quedándose sin fuego.
-Qarlton, decidirá usted quien ocupara el antiguo cargo de la Mano, Alester, nombrará a vuestro cuñado como Consejero de Caminos. Controlará todos los caminos del reino con hombres leales de cada casa. Si alguien cruza un camino sin mi consentimiento será considerado como acto de guerra.-
Aerys se puso en pie una vez más, miró hacia el techo, las sombras ya comenzaban a ceñirse sobre él. Necesitaba… Aún no sabía que era lo que necesitaba, pero se dio vuelta y antes de irse del lugar les dio una última orden a sus consejeros.
-Mi palabra es el orden y la verdad, y pagaré el precio que haya que pagar con tal de que nadie usurpe el trono Targaryen, el caos no se ceñirá sobre mi reino- Aerys no se había equivocado, no era el trono de hierro, era el Trono Targaryen, y era suyo.
Re: Cuestión de lealtad [Consejo Privado de Aerys Targaryen]
En silencio me recline en mi asiento, entrelazando las manos a la altura de la barbilla. Escucho con paciencia, la misma bendita paciencia de la que mi usuario hace gala al redactar estas líneas desde su teléfono móvil, hablar a mis pares del Consejo, y por supuesto a su majestad.
No digo nada hasta que el último noble miembro de la mesa expone sus puntos. Y cuando el turno de hablar vuelve a mí, emitó una sutil sonrisa, reservada para mí, antes que para mis pares. La intervención del Rey y de Lord Redwyne me ha dado carta blanca para atajar el asunto de los hombres del Hierro. Ya que si bien mi intención era interponer medidas de prevención contra las incursiones, y en última instancia un bloqueo marítimo. Es deseo de la Corona, tomar acciones más contundentes.
Asiento a su majestad cuando decide retirarse prometiendo informar a mi yerno de su nuevo cargo y lugar en el Consejo del Rey, dirigiéndome a continuación al lord Comandante de la Guardia Real.
-Lord Gerold, ya no es el secuestro de la princesa y sus hijos en sí, sino su reiterada obstinación a quebrantar la paz del Rey con sus arcaicas y barbáricas costumbres las que nos obligan a movilizar nuestros barcos -digo justificando así nuevamente las decisiones de Aerys. Empiezo a pensar que se me da bastante bien rebuscar entre la legislación vigente justificaciones para las decisiones de la Corona.
-Lord Chelsted, dada la negativa de Lord Tully, y el deseo de su majestad de que sea usted quien busque un nuevo consejero de leyes, permita que le aconseje a Stannis Baratheon, de todos es sabido, su rígido e inflexible sentido del deber... o tal vez Lord Jon Arryn y su orgullo tan alto como el honor -añado respondiendo a la pregunta de Lord Gerold, pero dirigiéndome a quien más puede interesar la respuesta, a quien todavía tengo más palabras que dedicar antes de volver a guardar silencio- Y en respuesta a sus dudas, si la princesa y sus hijos se encuentran en las Islas del Hierro, por el bien del reino, la Armada Redwyne deberá considerarlos como daños colaterales. Algo intrínseco en cualquier guerra.
No digo nada hasta que el último noble miembro de la mesa expone sus puntos. Y cuando el turno de hablar vuelve a mí, emitó una sutil sonrisa, reservada para mí, antes que para mis pares. La intervención del Rey y de Lord Redwyne me ha dado carta blanca para atajar el asunto de los hombres del Hierro. Ya que si bien mi intención era interponer medidas de prevención contra las incursiones, y en última instancia un bloqueo marítimo. Es deseo de la Corona, tomar acciones más contundentes.
Asiento a su majestad cuando decide retirarse prometiendo informar a mi yerno de su nuevo cargo y lugar en el Consejo del Rey, dirigiéndome a continuación al lord Comandante de la Guardia Real.
-Lord Gerold, ya no es el secuestro de la princesa y sus hijos en sí, sino su reiterada obstinación a quebrantar la paz del Rey con sus arcaicas y barbáricas costumbres las que nos obligan a movilizar nuestros barcos -digo justificando así nuevamente las decisiones de Aerys. Empiezo a pensar que se me da bastante bien rebuscar entre la legislación vigente justificaciones para las decisiones de la Corona.
-Lord Chelsted, dada la negativa de Lord Tully, y el deseo de su majestad de que sea usted quien busque un nuevo consejero de leyes, permita que le aconseje a Stannis Baratheon, de todos es sabido, su rígido e inflexible sentido del deber... o tal vez Lord Jon Arryn y su orgullo tan alto como el honor -añado respondiendo a la pregunta de Lord Gerold, pero dirigiéndome a quien más puede interesar la respuesta, a quien todavía tengo más palabras que dedicar antes de volver a guardar silencio- Y en respuesta a sus dudas, si la princesa y sus hijos se encuentran en las Islas del Hierro, por el bien del reino, la Armada Redwyne deberá considerarlos como daños colaterales. Algo intrínseco en cualquier guerra.
Re: Cuestión de lealtad [Consejo Privado de Aerys Targaryen]
De haber podido apostar con alguien acerca de cuál sería la respuesta del Rey, hubiese votado total y absolutamente a que la ira del dragón atacaría certeramente al kraken ahora que lo creía insubordinado. Pero ir contra su voluntad era similar a hacer que su ira cambiase de cabeza, cayendo directamente sobre aquel que dice algo que no es lo que él desea escuchar. Varys pensaba en el rey como un niño con poder que tenía la necesidad de probarle a todo el mundo que su voluntad era ley. Y ahora que lo pensaba, la oportunidad de terminar con aquellos que se movían como saqueadores piratas por Poniente no era poco atractiva. Solo Quellon, en su magnánima ignorancia, creía que los hijos del Hierro aceptarían una paz que no comprendían. Las Islas del Hierro, o mejor dicho, los Greyjoy estaban destinados a desaparecer de continuar con esas formas arcaicas y primitivas de control de vida.
Ya desde las Tierras libres llegaban historias acerca de uno de los hijos del Kraken y cómo su sola presencia causaba pavor. Era cuestión de tiempo que los dioses o sus propios fieles reclamasen la vida de Quellon Greyjoy y con eso, la paz se vería rota nuevamente.
Lo mejor era dejar las cosas fluir y que ahora que el Rey necesitaba descargar con algo su ira, lo hiciera con los isleños ¡Todos detestan a los isleños!
-Más allá que Lord Greyjoy busque paz, sus hombres no le apoyan. A diferencia de nuestro Rey cuya palabra es ley entre los suyos, Lord Greyjoy no tiene esa fuerza – Lamentable que un chivo expiatorio sea aquel que buscaba paz en un mundo donde ésta no existía.
-Hay rumores acerca del paradero de la princesa Elia Martell y los jóvenes príncipes. Mis pajarillos aseguran que están más cerca de Dorne que de Dominio pero no me dan una posición específica. Sospecho que no sería tan extraño que la princesa acuda a buscar asilo donde su hermano. Lo único que sí se sabe es que está viva, por ahora. Así como los pequeños hijos del príncipe Rhaegar.-
Empezó a decir mientras escuchaba con calma y denotaba su empolvado rostro un ligero resquemor – Permítame mi opinión, Lord Mano. Pero Stannis Baratheon es hermano de Robert Baratheon y hay rumores fuertes aerca del gran venado que está uniendo a sus hombres en Tierras de la Tormenta.-
Ya desde las Tierras libres llegaban historias acerca de uno de los hijos del Kraken y cómo su sola presencia causaba pavor. Era cuestión de tiempo que los dioses o sus propios fieles reclamasen la vida de Quellon Greyjoy y con eso, la paz se vería rota nuevamente.
Lo mejor era dejar las cosas fluir y que ahora que el Rey necesitaba descargar con algo su ira, lo hiciera con los isleños ¡Todos detestan a los isleños!
-Más allá que Lord Greyjoy busque paz, sus hombres no le apoyan. A diferencia de nuestro Rey cuya palabra es ley entre los suyos, Lord Greyjoy no tiene esa fuerza – Lamentable que un chivo expiatorio sea aquel que buscaba paz en un mundo donde ésta no existía.
-Hay rumores acerca del paradero de la princesa Elia Martell y los jóvenes príncipes. Mis pajarillos aseguran que están más cerca de Dorne que de Dominio pero no me dan una posición específica. Sospecho que no sería tan extraño que la princesa acuda a buscar asilo donde su hermano. Lo único que sí se sabe es que está viva, por ahora. Así como los pequeños hijos del príncipe Rhaegar.-
Empezó a decir mientras escuchaba con calma y denotaba su empolvado rostro un ligero resquemor – Permítame mi opinión, Lord Mano. Pero Stannis Baratheon es hermano de Robert Baratheon y hay rumores fuertes aerca del gran venado que está uniendo a sus hombres en Tierras de la Tormenta.-
Varys
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Re: Cuestión de lealtad [Consejo Privado de Aerys Targaryen]
Asintió a las palabras del rey. —Como vos lo ordene, su majestad. Me encargaré personalmente de que los isleños paguen por su ofensa. Y que Lord Tywin cumpla con su deber como Lord.— Se preguntaba mentalmente si el Lannister se opondría a la decisión de su majestad. Si lo hacia, él no tendría de otra que acatar las órdenes y subordinar al hombre. Aunque francamente no lo deseara. Ben se encogió de hombros; Lord Tywin no era idiota. Sabia lo que le ocurriría si se negaba a una orden directa del rey. —Por mucho que me decepcione, no puedo prometer la seguridad de la princesa. Aunque trataré de minimizar los daños.- Los daños colaterales eran algo que no se podía evitar siempre.
Escucho atentamente a las palabras de Varys. Así que tenían información de la princesa...eso lo cambiaba todo. Si la princesa estaba realmente en Dorne entonces no tendría que preocuparse por los daños colaterales. —Entonces, si se encontrase en Dorne... ¿Quien la habría ayudado a viajar hasta allá?— No le importaba mucho. Para él la situación era bastante complicada, pero si a todo aquello se le tiraba encima los dorrnieneses... Todo se iría a la mierda. —Vuestros pajarillos hacen un labor estupendo, Varys. Como siempre. ¿Podrian encontrar la ubicación correcta de la princesa?— Sus ojos verdes miraron al otro consejero, olvidando por completo la presencia de la Mano del rey. Esperaba que Varys moviera sus arañas y encontraran a la princesa antes de que los enemigos del rey lo hicieran.
Escucho atentamente a las palabras de Varys. Así que tenían información de la princesa...eso lo cambiaba todo. Si la princesa estaba realmente en Dorne entonces no tendría que preocuparse por los daños colaterales. —Entonces, si se encontrase en Dorne... ¿Quien la habría ayudado a viajar hasta allá?— No le importaba mucho. Para él la situación era bastante complicada, pero si a todo aquello se le tiraba encima los dorrnieneses... Todo se iría a la mierda. —Vuestros pajarillos hacen un labor estupendo, Varys. Como siempre. ¿Podrian encontrar la ubicación correcta de la princesa?— Sus ojos verdes miraron al otro consejero, olvidando por completo la presencia de la Mano del rey. Esperaba que Varys moviera sus arañas y encontraran a la princesa antes de que los enemigos del rey lo hicieran.
Ben Redwyne
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Re: Cuestión de lealtad [Consejo Privado de Aerys Targaryen]
No podía más que mantener una mirada ligeramente distante y perdida en la mesa. Escuchaba cosas que no creyó escuchar y llegó a pensar seriamente que el Lord Mano Florent estaba quitándole el poder a los herededos Targaryen de una manera osada. Claro, el Rey no comprendía lo que eso significaba y su odio era demasiado como para poder ver más allá de los eventos. Por eso guardó silencio y asintió con la cabeza cuando escuchó que sería él quien encontraría un hombre digno del Consejo Privado.
-Ambos son hombres idóneos, no hay duda de ello, Lord Alester. Pero Ser Baratheon eligió su lugar junto a su hermano a menos que podamos ofrecerle algo que no pueda rechazar como el poderío. Y siempre está la duda de si llegaría a rechazarlo puesto que eso significaría traición a su sangre. Todos sabemos lo mal vista que es la traición -
Observó al Rey. Era cuestión de comprensión. Un hombre como él no temía traicionar confianzas pero definitivamente habría de mirar con cuidado a quienes son capaces de traicionar en momentos de necesidad.
-No acercaría al Rey a un hombre que traicionó su propia casa. Eso reflejaría su naturaleza -
Su mirada era penetrante como si estuviese estudiandolas y lo hacía. Meditó ante la posibilidad de Lord Jon Arryn y rapidamente hizo un movimiento en sus manos sobre el mango del bastón.
-Podría comunicarme con él pero si Lord Tully se negó por menos, Jon Arryn tiene un vínculo doble con reinos que pueden considerarse enemigos: Tormentas y el Norte. ¿Y si en lugar de ver tan lejos, volteamos nuestra mirada a sitios más cercanos? ¿Tyrell por ejemplo? Si su Majestad considera puedo establecer una entrevista con Lord de Altojardin para ofrecerle un puesto en esta mesa-
-Ambos son hombres idóneos, no hay duda de ello, Lord Alester. Pero Ser Baratheon eligió su lugar junto a su hermano a menos que podamos ofrecerle algo que no pueda rechazar como el poderío. Y siempre está la duda de si llegaría a rechazarlo puesto que eso significaría traición a su sangre. Todos sabemos lo mal vista que es la traición -
Observó al Rey. Era cuestión de comprensión. Un hombre como él no temía traicionar confianzas pero definitivamente habría de mirar con cuidado a quienes son capaces de traicionar en momentos de necesidad.
-No acercaría al Rey a un hombre que traicionó su propia casa. Eso reflejaría su naturaleza -
Su mirada era penetrante como si estuviese estudiandolas y lo hacía. Meditó ante la posibilidad de Lord Jon Arryn y rapidamente hizo un movimiento en sus manos sobre el mango del bastón.
-Podría comunicarme con él pero si Lord Tully se negó por menos, Jon Arryn tiene un vínculo doble con reinos que pueden considerarse enemigos: Tormentas y el Norte. ¿Y si en lugar de ver tan lejos, volteamos nuestra mirada a sitios más cercanos? ¿Tyrell por ejemplo? Si su Majestad considera puedo establecer una entrevista con Lord de Altojardin para ofrecerle un puesto en esta mesa-
Re: Cuestión de lealtad [Consejo Privado de Aerys Targaryen]
Lord Gerold Highotwer observó cómo la mesa del Consejo quedaba sola tras la declaración del Rey y su posterior retiro. Gerold hizo un asentimiento de cabeza para que Barristan Selmy lo custodiara. Cada vez quedaban menos Guardias Reales con los cuales jugar. Su vista volvió hacia la Mano del Rey a quien escrutó calculadoramente. Desde hace más 25 años que había ocupado el puesto de Lord Comandante de la Guardia Real y frente a él habían pasado miles de Manos, sin embargo, ninguno tan increíblemente retorcido como Alester que siempre conseguía la forma de escudar al Rey.
Sabía perfectamente que Aerys no era fanático de Elia Martell, pero tras las palabras de Ben Redwyne, Gerold intervino -Difiero, Lord Florent. Poner en riesgo la vida de los príncipes, hijos del Heredero al Trono y, por ende, poner en riesgo la línea de sucesión directa; considerándolos meros daños colaterales se podría interpretar como una traición descarada a la Corona.- Su vista se encontraba fija en Alester -Mi deber como Lord Comandante de la Guardia real fue, es y seguirá siendo proteger a ésta. Lord Ben, espero no os moleste que Ser Jonothor os acompañe e intente preservar con vida a los príncipes y cumplir con su deber- Su mirada volvió hacia Ben con un asentimiento de cabeza. No estaba pidiendo su permiso, estaba ordenando que Jonothor iría con él.
Tras ello volvió a Varys -Y una comitiva viajará a Dorne. Se pondrán en contacto con la familia Martell sobre estos rumores, Lord Varys. Un rumor es suficiente para ir a averiguar si los dornienses tienen a la princesa Elia y sus hijos. Deben estar tan preocupados como nosotros - Con esa división entonces quedaba Ser Barristan para proteger al Rey Aerys, Lewyn para la Reina Rhaella y él mismo para el príncipe Viserys; en caso de que los hijos de Rhaegar perecieran, él sería el futuro Rey.
OFF: Se introduce a Gerold Hightower como personaje administrativo con cuenta propia como es el caso del Maestre Pycelle y Varys.
Lord Gerold Hightower
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Re: Cuestión de lealtad [Consejo Privado de Aerys Targaryen]
Escuchó en silencio todas las respuestas, de todos mis pares presentes en la sala, antes de volver a hablar. Si bien lord Varys y lord Ben ven con buenos ojos mis palabras y lo que ellas implican, no parece ser del mismo modo con lord Qarlton y lord Gerold.
El primero aún reconociendo que ambos nombres sugeridos para ocupar el asiento vacante en el consejo son buenas sugerencias, se cuestiona acerca de lo acertado de traer junto a su majestad a hombres cuya lealtad en estos momentos es dudosa y débil. En parte estoy de acuerdo, y en parte me gustaría que hubiese algún modo de convencer ya fuese al mediano de los Baratheon o al propio lord Arryn de que aceptasen el puesto. Al no encontrar motivo alguno no me queda mas opciones que aceptar la sugerencia de lord Qarlton. Tyrell hubiese sido el último nombre que hubiese propuesto para un cargo en el Consejo, pero como se suele decir. Manten a tus amigos cerca y a tus enemigos aún mas.
—Lord Tyrell sera un añadido excelente a este consejo, lord Chelsted —le respondo con una sonrisa cortés, en cuanto termina de hacer si intervención el lord Comandante— Concertar esa entrevista pues.
Giró mi rostro entonces, hacía lord Gerold, ocultando con la misma sonrisa dedicada al consejero de la moneda cualquier atisbo de irritación —Lord Gerold, en ningún momento se pondrá en riesgo la línea de sucesión, por si lo habéis olvidado, el príncipe Viserys esta sano y salvo en esta fortaleza —expuse dispuesto a instruir la mente del soldado cuya visión del mundo estaba sesgada por su deber y su función en esta vida— Somos hombres de estado, y como tal tenemos una responsabilidad para con el reino por encima de nuestras familias, créame, que si debiese sacrificar a mis hijas por el bien del reino, no dudaría en hacerlo, el fin justifica los medios, y si tenemos una posibilidad de derrotar a un enemigo de la Corona no sera desaprovechado solo porque dicho enemigo tenga un cuchillo en el cuello de alguien que nos sea querido.—hago una pausa tomando un trago de mi copa de agua, antes de culminar mi intervención— naturalmente, antes de llegar a un escenario como el descrito se agotaran los medios para intentar rescatar a la princesa Elia y sus hijos, si de verdad se encontrasen en las Islas del Hierro.
El primero aún reconociendo que ambos nombres sugeridos para ocupar el asiento vacante en el consejo son buenas sugerencias, se cuestiona acerca de lo acertado de traer junto a su majestad a hombres cuya lealtad en estos momentos es dudosa y débil. En parte estoy de acuerdo, y en parte me gustaría que hubiese algún modo de convencer ya fuese al mediano de los Baratheon o al propio lord Arryn de que aceptasen el puesto. Al no encontrar motivo alguno no me queda mas opciones que aceptar la sugerencia de lord Qarlton. Tyrell hubiese sido el último nombre que hubiese propuesto para un cargo en el Consejo, pero como se suele decir. Manten a tus amigos cerca y a tus enemigos aún mas.
—Lord Tyrell sera un añadido excelente a este consejo, lord Chelsted —le respondo con una sonrisa cortés, en cuanto termina de hacer si intervención el lord Comandante— Concertar esa entrevista pues.
Giró mi rostro entonces, hacía lord Gerold, ocultando con la misma sonrisa dedicada al consejero de la moneda cualquier atisbo de irritación —Lord Gerold, en ningún momento se pondrá en riesgo la línea de sucesión, por si lo habéis olvidado, el príncipe Viserys esta sano y salvo en esta fortaleza —expuse dispuesto a instruir la mente del soldado cuya visión del mundo estaba sesgada por su deber y su función en esta vida— Somos hombres de estado, y como tal tenemos una responsabilidad para con el reino por encima de nuestras familias, créame, que si debiese sacrificar a mis hijas por el bien del reino, no dudaría en hacerlo, el fin justifica los medios, y si tenemos una posibilidad de derrotar a un enemigo de la Corona no sera desaprovechado solo porque dicho enemigo tenga un cuchillo en el cuello de alguien que nos sea querido.—hago una pausa tomando un trago de mi copa de agua, antes de culminar mi intervención— naturalmente, antes de llegar a un escenario como el descrito se agotaran los medios para intentar rescatar a la princesa Elia y sus hijos, si de verdad se encontrasen en las Islas del Hierro.
Re: Cuestión de lealtad [Consejo Privado de Aerys Targaryen]
Lord Alester Florent no había llegado al sitio donde estaba por ser tonto. Conocía las palabras y la forma de emplearlas mejor que el anterior Mano, eso no podría negarse. Aunque sería interesante ver a Lord Tywin Lannister sentado en el mismo consejo que Lord Alester Florent y ser capaz de escuchar las artimañas que usaban para hacer valer sus ideas.
En tanto, todo era silencio. Varys observaba al Consejero de la Moneda proponer a Lord Mace Tyrell. Una elección bastante inofensiva pero que pondría a tres exponentes del Dominio dentro del Consejo privado del Rey, moviendo claramente la balanza hacia las tierras de los Tyrell por encima de las demás.
Unió sus manos por debajo de la túnica y escuchó el intercambio de palabras entre Gerold Hightower y Alester Florent. Solo se necesita la observación para ver cuáles son los temperamentos que chocan en un lugar.
-Noble postura, Lord Florent. Pero si los dioses son generosos, no hará falta sacrificio alguno. Por mi padre, comenzaré a mover a mis pajarillos para localizar al príncipe para traerlo nuevamente a la Fortaleza Roja- No quiso mencionar a la norteña. Varys no era tonto y sabía que dónde estuviese Rhaegar, estaría tambien Lyanna. Pero lo mejor era no recordarles a los presentes esa pieza clave, la cual se había vuelto la causa infame de una posible guerra.
En tanto, todo era silencio. Varys observaba al Consejero de la Moneda proponer a Lord Mace Tyrell. Una elección bastante inofensiva pero que pondría a tres exponentes del Dominio dentro del Consejo privado del Rey, moviendo claramente la balanza hacia las tierras de los Tyrell por encima de las demás.
Unió sus manos por debajo de la túnica y escuchó el intercambio de palabras entre Gerold Hightower y Alester Florent. Solo se necesita la observación para ver cuáles son los temperamentos que chocan en un lugar.
-Noble postura, Lord Florent. Pero si los dioses son generosos, no hará falta sacrificio alguno. Por mi padre, comenzaré a mover a mis pajarillos para localizar al príncipe para traerlo nuevamente a la Fortaleza Roja- No quiso mencionar a la norteña. Varys no era tonto y sabía que dónde estuviese Rhaegar, estaría tambien Lyanna. Pero lo mejor era no recordarles a los presentes esa pieza clave, la cual se había vuelto la causa infame de una posible guerra.
Varys
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Re: Cuestión de lealtad [Consejo Privado de Aerys Targaryen]
Cierre
Cada uno de los Lores Consejeros tenía una misión que cumplir. Aerys había dictado órdenes y pese a la discrepancia de opiniones, el consejo tenía una sola meta principal: Recuperar a Elia Martell y los príncipes costara lo que costara.
Cada uno, por separado, abandonaron aquel recinto con muchos objetivos en mente y planeando cada paso a dar pues tras ellos se escribiría el futuro de Poniente.
Cada uno, por separado, abandonaron aquel recinto con muchos objetivos en mente y planeando cada paso a dar pues tras ellos se escribiría el futuro de Poniente.
OFF: Tema cerrado y cada uno con sus monedas pertinentes.
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