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Consejo Occidental: La peste - Trama de Occidente.
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Consejo Occidental: La peste - Trama de Occidente.
Trama Occidental
III del mes VIII
Tras ser convocados y recepcionados como cada uno de sus vasallos se merece, Lord Lannister y su esposa Lady Cersei se reúnen con los vasallos para cuestionarles sobre los alcances de la peste en sus tierras, las más grandes consecuencias y si alguien tiene un consejo, conocimiento o libro para avanzar en la investigación. Previamente, hace unos meses atrás se había enviado cuervos para exigir a cada casa colaboración en información sobre la peste y el Consejo ya había sido convocado con anterioridad.
Lord Erik cuenta con información y apoyo directamente de la Ciudadela.
Reglas.
- Los posts no deben superar las 15 líneas. Necesitamos que sea un rol movido y ameno.
- Una vez esté medio avanzado el tema, Erik Lannister tendrá un tema aparte sobre la investigación de la cura donde se ha aplicado un sistema para encontrarla. Lord Lannister está consciente de que puede pedir ayuda y, dependiendo de la ayuda que acepte, podrá avanzar en esta con mayor facilidad.
- Este tema se dará por finalizado el 10 de agosto, hayan o no avanzado un poco en el tema. Se dará un cierre narrativo de no haberlo terminado.
- Las mujeres que no sean Señoras Regentes deberán tener una excusa perfecta de porqué están allí o serán echadas.
Re: Consejo Occidental: La peste - Trama de Occidente.
Ya era hora.
Por fin era hora de que se hiciera algo, lo que debería haberse hecho en un primer momento... Lo principal de lo que el reino tenía que preocuparse era de la enfermedad que devastaba todo.
Lo peor, es que había comenzado a sentir molestias... Náuseas y otra clase de dolores, dolores que no eran nada elegantes de mencionar, mucho menos en una mujer. Y sabía lo que significaba. La enfermedad se había hecho con ella. Los días de la Bruja Dorada estaban contados.
Pero si actuaban pronto... Si podían realizar todo como se debía, entonces quizá hubiera una posibilidad. Al menos Cersei Lannister había tenido el tino de convocar a aquella reunión, aún a pesar de todo lo que sucedió en el cumpleaños del Príncipe Viserys, donde Janei oyó que Lord Lannister no se comportó de una forma que se diga ejemplar. Se encontraba sorprendida de que los señores de Lannister hubiesen regresado a la Roca sin inconvenientes mayores.
Y ahora, Lady Farman se encontraba en el salón del consejo, como representante de Isla Bella. Su sobrino se había quedado en Castibello: la enfermedad también lo había afectado a él y de manera especialmente virulenta; quedó a cuidados del maestre. La rubia Farman vestía de seda de color amarillo oscuro, con brocado de hilo de plata con imágenes de navíos y criaturas marinas. Se mantuvo en respetuoso silencio, esperando que fueran los señores de la Roca los que dirigiesen las primeras palabras.
Por fin era hora de que se hiciera algo, lo que debería haberse hecho en un primer momento... Lo principal de lo que el reino tenía que preocuparse era de la enfermedad que devastaba todo.
Lo peor, es que había comenzado a sentir molestias... Náuseas y otra clase de dolores, dolores que no eran nada elegantes de mencionar, mucho menos en una mujer. Y sabía lo que significaba. La enfermedad se había hecho con ella. Los días de la Bruja Dorada estaban contados.
Pero si actuaban pronto... Si podían realizar todo como se debía, entonces quizá hubiera una posibilidad. Al menos Cersei Lannister había tenido el tino de convocar a aquella reunión, aún a pesar de todo lo que sucedió en el cumpleaños del Príncipe Viserys, donde Janei oyó que Lord Lannister no se comportó de una forma que se diga ejemplar. Se encontraba sorprendida de que los señores de Lannister hubiesen regresado a la Roca sin inconvenientes mayores.
Y ahora, Lady Farman se encontraba en el salón del consejo, como representante de Isla Bella. Su sobrino se había quedado en Castibello: la enfermedad también lo había afectado a él y de manera especialmente virulenta; quedó a cuidados del maestre. La rubia Farman vestía de seda de color amarillo oscuro, con brocado de hilo de plata con imágenes de navíos y criaturas marinas. Se mantuvo en respetuoso silencio, esperando que fueran los señores de la Roca los que dirigiesen las primeras palabras.
Janei Farman
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Re: Consejo Occidental: La peste - Trama de Occidente.
Día III del Mes VIII, Año 284
Cada lord occidental que había acudido al llamado de los Lannister se ubicaba a sus espaldas, en un asiento acomodado alrededor de una larga mesa encabezada por dos sillas; en una, se sentaba su esposa y señora de la Roca. Y la otra, estaba vacía. Él, por su parte, se encontraba de pie, apoyado con ambas manos sobre un escritorio rústico. Descansaba sus hombros en una postura pensativa. Todavía no había dado la cara a ninguno de los presentes. ¿El motivo? Estaba aguardando a que fuese Cersei quien diese inicio a la asamblea. Quería oír los puntos de vista de todos y conocer ciertos aspectos antes de intervenir en la discusión. Además, su cabeza se hallaba divagando en otros lares. Desde los sucesos ocurridos en Desembarco, sentía que cargaba con algo. No era el mismo. Tampoco era como si hubiese cambiado de la noche a la mañana, pero se sentía... diferente. El hecho de quedar segundo en el torneo habiendo prometido a Cersei que se llevaría el primer lugar, oír apodos sobre él y la gente de Occidente tan despectivos, y el incidente del banquete de la Fortaleza Roja, le habían encrespado bastante. Cada mes en aquel puesto -anteriormente ocupado por Tywin Lannister- apagaban su llama y dejaban a la vista un lado más oscuro de su personalidad. Y no le gustaba. Pero de todos modos, tenía deberes que ejecutar y cumplir. Y aquel concilio sería el inicio del fin de la plaga.
Re: Consejo Occidental: La peste - Trama de Occidente.
La espera.... Esa maldita espera. No no hablaba de lo que sucedía en aquel salón, del murmurar de los demás altos vasallos que parecían niñas en plena lección de cocina, tampoco hablaba del gesto de los invitados más viejos que parecían observar con total desaprobación a sus jóvenes líderes, mucho menos hablaba de lo que se estaban tardando en sacar la comida o servirle una copa más de vino, ni siquiera tenía algo que ver con los dos leones. Era esa enfermedad, la lenta espera de la muerte, tan deprimente, tan molesta, tan humillante. Su malestar era pequeño pero era constante, sabía perfectamente que el ya era huésped de tan fastidiosa plaga y solo pensar que en algún momento su debilidad sería evidente le asqueaba de sobremanera, al punto de querer acabar con todo incluso antes. Pero bueno, no era como la mayoría, el no se dejaría vencer por esa pequeñez, estaba seguro de que sobreviviría a ello... aun tenía que ver y hacer muchas cosas.
- La última vez que escuché tanto cotilleo estaba en un Burdel de poca clase de las Islas de Hierro. No recordaba que hubiera tantas prostitutas en Occidente - Musitó de la nada, veneno salpicando a todos los hombres que parloteaban que aunque intentaron responder se mantuvieron callados ante su gesto tan penetrante intimidante como la hombrera en forma de calavera que adornaba el lado derecho de su negra vestimenta de piel. Sus ojos castigaban a los parlanchines que no podían parar de hablar por lo bajo acerca de los anfitriones y lo que había sucedido ya en Desembarco del Rey, podía asegurar que incluso escucho una que otra cosa sobre la famosa "bruja" que había dignado en aparecerse. Nada de eso le importaba, no en ese día.
- La última vez que escuché tanto cotilleo estaba en un Burdel de poca clase de las Islas de Hierro. No recordaba que hubiera tantas prostitutas en Occidente - Musitó de la nada, veneno salpicando a todos los hombres que parloteaban que aunque intentaron responder se mantuvieron callados ante su gesto tan penetrante intimidante como la hombrera en forma de calavera que adornaba el lado derecho de su negra vestimenta de piel. Sus ojos castigaban a los parlanchines que no podían parar de hablar por lo bajo acerca de los anfitriones y lo que había sucedido ya en Desembarco del Rey, podía asegurar que incluso escucho una que otra cosa sobre la famosa "bruja" que había dignado en aparecerse. Nada de eso le importaba, no en ese día.
Athen Banefort
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Re: Consejo Occidental: La peste - Trama de Occidente.
Día III del Mes VIII, Año 284
La espera estaba calentando los ánimos en el salón y no se podía esperar más a su marido. Desde su derrota en el torneo de Desembarco había estado irascible y todo se había acentuado con la disputa a los Targaryen... Cersei estaba de tan poco humor para calmar a Erik Lannister que no lo molestó. Que hablara cuando quisiera. Porque lo haría, ese era su deber y pese a todos sus defectos, él había demostrado ser un hombre honorable. La jovencita hizo el silencio en la sala y se dispuso a empezar la reunión, no sin antes mandar una mirada de soslayo a su esposo que seguía de espaldas a ella, visiblemente molesto.
—Bienvenidos sean, mis señores. Les pido que disculpen la ausencia de cordialidades en esta reunión, pero el tiempo apremia y pese a los esfuerzos de Lord Lannister y nuestros maestres poco se ha podido hacer. —Hizo una pausa para dejar que sus vasallos asimilaran sus palabras y dándole tiempo a Erik de intervenir. —En sus cuervos, mi Lord les pidió que incineraran todos los cadáveres y trajeran a sus maestres consigo. Escuchamos vuestros consejos y conocimientos, agradeciéndoles de antemano que nos centremos en la solución, exclusivamente. —Cersei pese a su juventud sabía cuán largas podrían ser esas reuniones si se les permitía a los hombres que se quejaran de lo que sea. Paseó una vez más los ojos por el salón y notó la ausencia de Damon Lannister y Rolan Lefford. Más les valía acudir a su llamado o ella se encargaría de que la cura no llegara a sus tierras.
Re: Consejo Occidental: La peste - Trama de Occidente.
Roca Casterly — Día III Mes VIII Año 284
A Damon Lannister no le gustaban las reuniones, podía notarse por su expresión sobria pero seria. En rara ocasión llegaban a algo, siempre con disputas a gritos y protestas que se iban sumando. Claro que con Tywin aquello era muy distinto. Apenas el león alzaba su rugido, todos callaban. Pero el primo del difunto lord Lannister sospechaba que con el joven lord Erik aquello sería muy distinto. Tenía que empezar a ganarse el respeto de sus vasallos desde cero, y que aún a estas alturas no haya dado ningún progreso con la epidemia no lo ayudaba.
Se vistió para la ocasión, luciendo el león de la casa Lannister como le correspondía, y cuando ya casi había llegado Ella se cruzó en su camino, reclamando que su hijo le acompañara. Estuvieron discutiendo un rato, pero la leona siempre acababa ganando, así que el hombre accedió de mala gana y fue con su hijo, de ya 20 días del nombre. Casi hubiera preferido que fuera por él.
Así pues, se plantó allí con Damion para descubrir, sin sorpresa alguna, que era Cersei quien hablaba. Casi estuvo apunto de increparla y de cederle él mismo la palabra al niño de Lannisport. Patético.
Se vistió para la ocasión, luciendo el león de la casa Lannister como le correspondía, y cuando ya casi había llegado Ella se cruzó en su camino, reclamando que su hijo le acompañara. Estuvieron discutiendo un rato, pero la leona siempre acababa ganando, así que el hombre accedió de mala gana y fue con su hijo, de ya 20 días del nombre. Casi hubiera preferido que fuera por él.
Así pues, se plantó allí con Damion para descubrir, sin sorpresa alguna, que era Cersei quien hablaba. Casi estuvo apunto de increparla y de cederle él mismo la palabra al niño de Lannisport. Patético.
Re: Consejo Occidental: La peste - Trama de Occidente.
No hacía ni un día que había llegado a Occidente y aún no conocía a quienes iban a ser sus señores, pero confiaba en el criterio del viejo maestre con el que había ido y sabía que su meta era clara -aún cuando tenía sus dudas con respecto a si los habían enviado por ser los más útiles o los más desechables de todos los maestres de Antigua-.
Oyó a la Leona pronunciarse y le llamó la atención que fuese ella y no el Lannister quien hiciese la apertura de la ceremonia, más suponía que siendo hija de Tywin Lannister el carácter y la fortaleza se transmitían por vía paterna… y a él no le gustaría meterse en el camino de esa mujer ni por casualidad… al menos si podía evitarlo.
Sintió las manos temblándole ligeramente ante los nervios que sentía y el temor de que alguien le preguntase qué demonios hacía ahí. De haber podido hubiese salido corriendo aún cuando todo le diera a entender que tenían tanto o más derecho que el resto para estar parados donde estaban: después de todo representaban la ayuda que tanto habían pedido a la Ciudadela. ¿Qué ironía, no?
Oyó a la Leona pronunciarse y le llamó la atención que fuese ella y no el Lannister quien hiciese la apertura de la ceremonia, más suponía que siendo hija de Tywin Lannister el carácter y la fortaleza se transmitían por vía paterna… y a él no le gustaría meterse en el camino de esa mujer ni por casualidad… al menos si podía evitarlo.
Sintió las manos temblándole ligeramente ante los nervios que sentía y el temor de que alguien le preguntase qué demonios hacía ahí. De haber podido hubiese salido corriendo aún cuando todo le diera a entender que tenían tanto o más derecho que el resto para estar parados donde estaban: después de todo representaban la ayuda que tanto habían pedido a la Ciudadela. ¿Qué ironía, no?
Maestre Aaron
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Re: Consejo Occidental: La peste - Trama de Occidente.
Roca Casterly — Día III Mes VIII Año 284
Enfundada en amplia y holgada tela gris, Talina se encontraba en pie y con las manos enlazadas sobre su bajo viente, detrás de la silla que ocupaba uno de los maestres. Tan sólo le faltaba encapuchar su rostro para parecer, definitivamente, una Hermana Silenciosa. Pero ella era sólo una novicia y no cargaba con todos los votos de esa particular orden de septas. Eso sí, según su voto de silencio, aquel día no hablaría, igual que tampoco lo había hecho los cuatro anteriores y tampoco lo haría el siguiente. Ya en el quinto día del mes podría hacerlo.
Como voluntaria y novicia estaba allí para apoyar a los maestres de Antigua en sus labores. Los oficios de la Fe serían útiles en sus investigaciones y si no, al menos, esperaba poder dar un hálito de esperanza con una, en principio, desinteresada obra en aquellas tierras. Bajó la mirada ante la inspección de lady Lannister, de fiereza palpable. Tras el movimiento notó la caricia de su propio cabello, recortado a la altura del cuello.
Talina
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Re: Consejo Occidental: La peste - Trama de Occidente.
Meditó para sus adentros durante unos segundos, no le importaba que el resto tuviese que esperar. Había desarrollado cierto agrado extraño a aquello. De alguna manera u otra, demostraba que él era quien decidía sobre el tiempo, e infligía autoridad de alguna manera, así. Y dada su calma aura, Erik Lannister había dominado el arte de la paciencia. Le gustaba provocar aquella ola de murmullos sobre su carácter, que cesó paulatinamente al tomar la palabra Cersei Lannister.
—Suficiente —exclamó el león de Lannisport posterior a un silencio intrigante, golpeando los puños contra el escritorio. Se dio la vuelta y observó a su audiencia, algunas caras conocidas, y otras nuevas para él— Lord Banefort —dijo dirigiéndose al Señor de Fuerte Desolación—, veo que tiene el ingenio para generar comentarios que nadie solicitó. Supongo que ese mismo ingenio será capaz de sugerir una solución viable a la plaga ¿verdad?, de otro modo, no estaría aquí —aplacó las miradas que se posaban sobre él y prosiguió—. Los hemos convocado aquí u han venido por su cuenta con un objetivo en común. Voy oír vuestras ideas, pero no me hagáis perder el tiempo —hizo una pausa, y agregó en una voz más baja e irónica—. Ya hemos perdido suficiente.
—Suficiente —exclamó el león de Lannisport posterior a un silencio intrigante, golpeando los puños contra el escritorio. Se dio la vuelta y observó a su audiencia, algunas caras conocidas, y otras nuevas para él— Lord Banefort —dijo dirigiéndose al Señor de Fuerte Desolación—, veo que tiene el ingenio para generar comentarios que nadie solicitó. Supongo que ese mismo ingenio será capaz de sugerir una solución viable a la plaga ¿verdad?, de otro modo, no estaría aquí —aplacó las miradas que se posaban sobre él y prosiguió—. Los hemos convocado aquí u han venido por su cuenta con un objetivo en común. Voy oír vuestras ideas, pero no me hagáis perder el tiempo —hizo una pausa, y agregó en una voz más baja e irónica—. Ya hemos perdido suficiente.
Re: Consejo Occidental: La peste - Trama de Occidente.
El comentario de lord Banefort provocó que los ojos de la Bruja Dorada se pusieran en blanco momentáneamente. Si había algo que la dama no podía soportar era a la gente que se daba aires de excesiva importancia y poder, solamente por tener un rango. Prefería no hacer comentarios al respecto, dado que tenían una misión más importante en la que centrarse que andar soltando pullas venenosas por ahí. Había un veneno mucho peor entre los presentes que la lengua viperina de Banefort.
El maestre de Castibello había acudido junto a la señora, pero para ella era igual que si no hubiera acudido nadie. No iba a permitir que aquel viejo hiciese ridiculeces. La peste se había mostrado fuerte contra cualquier solución convencional que los maestres quisiesen darle.
Escuchó las palabras de Cersei primero y luego las del mismo lord Lannister que por fin habló. A Janei le interesaba muy poco lo que hubiese pasado en la Fortaleza Roja, tenía cosas más importantes en las qué pensar. Fue ella quien decidió expresar lo que había estado pensando desde hace algún tiempo.
- Milord Lannister, señores...- murmuró, haciendo una inclinación con la cabeza: - Ésta enfermedad es una amenaza a Occidente peor de la que ha sido cualquiera a la que se haya enfrentado antes... Pero no creo que sea imbatible. De hecho... Varias personas en nuestras tierras, a pesar de estar en continuo contacto con gente que podría estar enferma, no ha enfermado.- el vientre le dolía un poco. Se llevó sus manos a la zona, depositando levemente una sobre la otra: - Lord Tyrion y otros, según sé.- el enano de la Roca, el hijo de Tywin no estaba enfermo, al menos hasta donde ella sabía. Y lo mismo se repetía con algunos otros señores. - La enfermedad es letal y avanza muy deprisa. Si queremos hacer algo, deberíamos comenzar estudiando a aquellos que no se han enfermado con la mayor premura posible, para encontrar qué los hizo salvarse, más allá de la prudencia... Y poder aplicarlo. A pesar de haber visto mil enfermedades en Essos, ésta peste no es ni por asomo parecida a las que he podido ver que podían curarse con la combinación correcta de hierbas... Hasta donde sé, todos los intentos son infructuosos, por lo que debe haber algo más, algo en aquellos que han logrado resistirla. ¿Tal vez en su sangre? La sangre siempre alberga los mayores secretos del ser.
Lo había discutido con su maestre, que aún se cerraba a la idea y consideraba que tenían que seguir experimentando con los brebajes y pócimas convencionales. Pero claro, eso era el delirio de las ratas grises. Puro conservadurismo, poca experimentación.
El maestre de Castibello había acudido junto a la señora, pero para ella era igual que si no hubiera acudido nadie. No iba a permitir que aquel viejo hiciese ridiculeces. La peste se había mostrado fuerte contra cualquier solución convencional que los maestres quisiesen darle.
Escuchó las palabras de Cersei primero y luego las del mismo lord Lannister que por fin habló. A Janei le interesaba muy poco lo que hubiese pasado en la Fortaleza Roja, tenía cosas más importantes en las qué pensar. Fue ella quien decidió expresar lo que había estado pensando desde hace algún tiempo.
- Milord Lannister, señores...- murmuró, haciendo una inclinación con la cabeza: - Ésta enfermedad es una amenaza a Occidente peor de la que ha sido cualquiera a la que se haya enfrentado antes... Pero no creo que sea imbatible. De hecho... Varias personas en nuestras tierras, a pesar de estar en continuo contacto con gente que podría estar enferma, no ha enfermado.- el vientre le dolía un poco. Se llevó sus manos a la zona, depositando levemente una sobre la otra: - Lord Tyrion y otros, según sé.- el enano de la Roca, el hijo de Tywin no estaba enfermo, al menos hasta donde ella sabía. Y lo mismo se repetía con algunos otros señores. - La enfermedad es letal y avanza muy deprisa. Si queremos hacer algo, deberíamos comenzar estudiando a aquellos que no se han enfermado con la mayor premura posible, para encontrar qué los hizo salvarse, más allá de la prudencia... Y poder aplicarlo. A pesar de haber visto mil enfermedades en Essos, ésta peste no es ni por asomo parecida a las que he podido ver que podían curarse con la combinación correcta de hierbas... Hasta donde sé, todos los intentos son infructuosos, por lo que debe haber algo más, algo en aquellos que han logrado resistirla. ¿Tal vez en su sangre? La sangre siempre alberga los mayores secretos del ser.
Lo había discutido con su maestre, que aún se cerraba a la idea y consideraba que tenían que seguir experimentando con los brebajes y pócimas convencionales. Pero claro, eso era el delirio de las ratas grises. Puro conservadurismo, poca experimentación.
Janei Farman
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Re: Consejo Occidental: La peste - Trama de Occidente.
Athem cambió su gesto, tan pesado como el letargo de la muerte, por uno más suave, incluso algunos podrían decir que una ligera sonrisa había asomado por un instante, al escuchar que las primeras palabras del evento los soltaba Cersei y no el nuevo "Guardián de Occidente". De cierta manera sentía que sus platicas con la chica daban algo de fruto, especialmente por el tono sereno y diplomático que había usado para seguir su acto de mujer controlada, brindando un dejo de maternal estabilidad a la plática. No era un mal inicio.
Para su poca fortuna el regocijo fue efímero, pues la entrada de Erik Lannister se hizo de manera abrupta sentenciando el mismo comentario con el que el Caballero Encapuchado había sosegado a los parlanchines de la sala, no estaba seguro de que quería intentar el rubio, pero sin duda se había metido en una contienda para la cual carecía de experiencia - No es necesario el rugido, mi señor, ya todos hemos escuchado la facilidad con la que muestra sus colmillos - Respondió de inmediato al tono cortante del joven Lannister, estaba seguro que ninguno de los nobles, sin importar cuan leales vasallos fuesen, había aceptado la invitación para después escuchar a su nuevo "Señor" desairando con su carente habilidad como anfitrión.
- Mi ingenio sirve tanto como el suyo para el problema que tenemos en mano. Vengo a escuchar a la gente que tiene los estudios y conocimientos necesarios y el tipo de apoyo que puedo aportar en la materia - Se fijó en Lady Farman, que en esos momentos expresaba su idea, y en los maestres presentes, especialmente en los enviados de la Ciudadela que consigo traían los grandes conocimientos de Antigua, libros que portaban palabras de sabiduría que la mayoría de ahí ni siquiera tenían permitido escuchar - La sangre... - Sus ojos recorrieron los gestos de los maestres y de los señores, pudo divisar el repudio en los mas viejos y el terror en los más jóvenes - Estamos en una crisis sin precedentes, necesitamos soluciones sin precedentes. - Vociferó ante las expresiones de esos señores, dejando en claro que le agradaba la idea de aquella dama, era un campo que aterraba a muchos y por ello... probablemente el que nadie había contemplado.
Para su poca fortuna el regocijo fue efímero, pues la entrada de Erik Lannister se hizo de manera abrupta sentenciando el mismo comentario con el que el Caballero Encapuchado había sosegado a los parlanchines de la sala, no estaba seguro de que quería intentar el rubio, pero sin duda se había metido en una contienda para la cual carecía de experiencia - No es necesario el rugido, mi señor, ya todos hemos escuchado la facilidad con la que muestra sus colmillos - Respondió de inmediato al tono cortante del joven Lannister, estaba seguro que ninguno de los nobles, sin importar cuan leales vasallos fuesen, había aceptado la invitación para después escuchar a su nuevo "Señor" desairando con su carente habilidad como anfitrión.
- Mi ingenio sirve tanto como el suyo para el problema que tenemos en mano. Vengo a escuchar a la gente que tiene los estudios y conocimientos necesarios y el tipo de apoyo que puedo aportar en la materia - Se fijó en Lady Farman, que en esos momentos expresaba su idea, y en los maestres presentes, especialmente en los enviados de la Ciudadela que consigo traían los grandes conocimientos de Antigua, libros que portaban palabras de sabiduría que la mayoría de ahí ni siquiera tenían permitido escuchar - La sangre... - Sus ojos recorrieron los gestos de los maestres y de los señores, pudo divisar el repudio en los mas viejos y el terror en los más jóvenes - Estamos en una crisis sin precedentes, necesitamos soluciones sin precedentes. - Vociferó ante las expresiones de esos señores, dejando en claro que le agradaba la idea de aquella dama, era un campo que aterraba a muchos y por ello... probablemente el que nadie había contemplado.
Athen Banefort
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Re: Consejo Occidental: La peste - Trama de Occidente.
Maestre Talon
Los grandes señores de Occidente se reunían bajo un mismo techo y más que preocupación por la peste que invadía sus tierras había lucha de poderes. No había nada que le molestara más a Talon, el hijo menor de un señor de las tierras tormenteñas, que había pasado muchos años en la Ciudadela y se había desprendido de aquellos ambientes políticos. Y sin embargo, ahí estaba.
La que mayor avance hizo fue Lady Janei, por su forma de vestir y sus colores adivino que se trataba de la casa Farman. Le pareció curioso el hecho de que mencionara sus viajes a Essos y se cuestionó qué había aprendido.A su lado se encontraba el Maestre Aaron y también una de las silenciosas novicias. Cuando el Maestre Talon se incorporó el ruido de su cadena llamó la atención de algunos señores, fue su voz ronca la que atrajo otras -Mis señores- Asintió con suavidad en una reverencia y luego observó a Lord Lannister, esperando su aprobación para continuar...Y así lo hizo -La Ciudadela logró ciertos avances estando en la distancia, pero la necesidad de comprender a fondo a la plaga. Aunque no queda duda de que la sangre de aquellos que han permanecido indudablemente sanos durante este tiempo guarda sus propios misterios pero nos encontramos preocupados por el método de propagación también- Respiró profundamente, enderezándose -Entiendo que Lady Ella también ha permanecido sana, Lord Daemon- Indicó mirando a otro de los Lannisters -Me gustaría, así mismo, hablar con vuestros Maestres y con usted, Lady Janei y, por supuesto, Lord Lannister- Subió su mirada grisácea hacia el Guardián de Occidente.
La que mayor avance hizo fue Lady Janei, por su forma de vestir y sus colores adivino que se trataba de la casa Farman. Le pareció curioso el hecho de que mencionara sus viajes a Essos y se cuestionó qué había aprendido.A su lado se encontraba el Maestre Aaron y también una de las silenciosas novicias. Cuando el Maestre Talon se incorporó el ruido de su cadena llamó la atención de algunos señores, fue su voz ronca la que atrajo otras -Mis señores- Asintió con suavidad en una reverencia y luego observó a Lord Lannister, esperando su aprobación para continuar...Y así lo hizo -La Ciudadela logró ciertos avances estando en la distancia, pero la necesidad de comprender a fondo a la plaga. Aunque no queda duda de que la sangre de aquellos que han permanecido indudablemente sanos durante este tiempo guarda sus propios misterios pero nos encontramos preocupados por el método de propagación también- Respiró profundamente, enderezándose -Entiendo que Lady Ella también ha permanecido sana, Lord Daemon- Indicó mirando a otro de los Lannisters -Me gustaría, así mismo, hablar con vuestros Maestres y con usted, Lady Janei y, por supuesto, Lord Lannister- Subió su mirada grisácea hacia el Guardián de Occidente.
Re: Consejo Occidental: La peste - Trama de Occidente.
La joven Cersei se quedó en el salón con una expresión parsimoniosa sin verse afectada por los gritos de su marido; un gesto que había aprendido de Diana Belmore... era mejor fingir que era impertérrita y nada, ni siquiera Erik y su lengua afilada, le afectaban. Escuchó a Lady Farman hablar primera e internamente agradeció que la primer idea realmente útil fuese de una mujer.
La idea en general le parecía buena, especialmente si resultaba peligrosa para la bestia a la que tenía que llamar hermano. Con eso la había convencido, pasó la mirada por el salón y los murmullos de terror e indignación se fueron apagando conforme Lord Banefort le daba su aprobación.
—Mis señores —Mencionó con un tono de voz firme pero sin dejar de sonar dulce. —Entiendo tanto como vosotros el peligro que implican los caminos inexplorados; pero no se debe permitir que la enfermedad siga avanzando y cobre la vida de todos los que conocemos. Imploro su colaboración, como señores y maestres, no sólo para controlar, sino para acabar con esta enfermedad. —Miró hacia la mesa donde se encontraban los enviados de la ciudadela y les sonrió. El maestre Talon había atraído su atención. y lo que decía era exactamente lo que le había pedido a Erik que se centraran en investigar; repudió a aquél hombre por haberla excluido, ¿Qué no se daba cuenta de lo inútil que había sido su marido hasta ahora? Pero en vez de lanzarle una mirada furiosa dibujó una sonrisa aún más amplia y hermosa hacia aquél hombre; deseando verlo sufrir y perecer por la enfermedad después de encontrar la cura.
—Muchas gracias, maestre Talon. —Siguió hablando, sin darle tiempo a su marido de intervenir. —Lord Lannister les pidió a todos sus vasallos en el consejo anterior que pidieran a sus maestres concentrarse en el método de infección. ¿Alguno de los presentes tuvo éxito?, o en caso de no haber sido una investigación fructífera, ¿Podéis decirnos lo que hallaron? —Esta vez borró su sonrisa, los miró lo suficientemente firme para que le respondieran a ella, pero no lo necesario para mostrarse amenazadora. Aún no.
La idea en general le parecía buena, especialmente si resultaba peligrosa para la bestia a la que tenía que llamar hermano. Con eso la había convencido, pasó la mirada por el salón y los murmullos de terror e indignación se fueron apagando conforme Lord Banefort le daba su aprobación.
—Mis señores —Mencionó con un tono de voz firme pero sin dejar de sonar dulce. —Entiendo tanto como vosotros el peligro que implican los caminos inexplorados; pero no se debe permitir que la enfermedad siga avanzando y cobre la vida de todos los que conocemos. Imploro su colaboración, como señores y maestres, no sólo para controlar, sino para acabar con esta enfermedad. —Miró hacia la mesa donde se encontraban los enviados de la ciudadela y les sonrió. El maestre Talon había atraído su atención. y lo que decía era exactamente lo que le había pedido a Erik que se centraran en investigar; repudió a aquél hombre por haberla excluido, ¿Qué no se daba cuenta de lo inútil que había sido su marido hasta ahora? Pero en vez de lanzarle una mirada furiosa dibujó una sonrisa aún más amplia y hermosa hacia aquél hombre; deseando verlo sufrir y perecer por la enfermedad después de encontrar la cura.
—Muchas gracias, maestre Talon. —Siguió hablando, sin darle tiempo a su marido de intervenir. —Lord Lannister les pidió a todos sus vasallos en el consejo anterior que pidieran a sus maestres concentrarse en el método de infección. ¿Alguno de los presentes tuvo éxito?, o en caso de no haber sido una investigación fructífera, ¿Podéis decirnos lo que hallaron? —Esta vez borró su sonrisa, los miró lo suficientemente firme para que le respondieran a ella, pero no lo necesario para mostrarse amenazadora. Aún no.
Re: Consejo Occidental: La peste - Trama de Occidente.
Tiradas
Para descubrir que tantos avances han tenido sus Maestres deberán lanzar un dado de posibilidad tanto Lady Farman, Lord Lefford como Lord Banefort. Lord Lannisport lanzará tres dados en representación de la casa Lannister. En la medida de los aciertos continuara la investigación.
Luego editan su post respecto al resultado del dado
Luego editan su post respecto al resultado del dado
Re: Consejo Occidental: La peste - Trama de Occidente.
La intervención del maestre de la Ciudadela era algo que Janei se esperaba. Después de todo, para algo estaban. Sin embargo, discrepaba y mucho de su apreciación con respecto de la peste. Para ella, el verdadero problema de la enfermedad no era la propagación, sino la dolencia en sí. Si no encontraban un método para curarla ¿de qué servía impedir su propagación? Además, en Isla Bella habían estado muy ocupados intentando tratar a los enfermos, al punto que el tiempo libre para la investigación había sido mínimo. Pero lady Farman siempre había hecho especial hincapié en el asunto de la investigación, pero se preocupaba más por su sobrino y el maestre no parecía demasiado interesado en investigar, de cualquier manera.
Janei miró al anciano encorvado a su lado, el maestre Orwyle de Castibello. Los colores subieron a las arrugadas mejillas del viejo y con su voz ronca dijo:
- Lamento informar que no hemos podido hacer muchos avances al respecto de la peste en sí, maestre Talon.- bajó la cabeza - La cantidad de enfermos en Isla Bella era muy alta y tuvimos que tratarlos, curarlos y...
- Ya.- señaló lady Farman, visiblemente molesta por la incompetencia del anciano. Luego volvió a ver al erudito de Antigua. - Por desgracia, no tenemos nada cierto con respecto a la enfermedad, exceptuando suposiciones y conjeturas como las que he expresado anteriormente. Espero que otros señores aquí presentes hayan tenido mayor suerte en sus investigaciones.
Janei miró al anciano encorvado a su lado, el maestre Orwyle de Castibello. Los colores subieron a las arrugadas mejillas del viejo y con su voz ronca dijo:
- Lamento informar que no hemos podido hacer muchos avances al respecto de la peste en sí, maestre Talon.- bajó la cabeza - La cantidad de enfermos en Isla Bella era muy alta y tuvimos que tratarlos, curarlos y...
- Ya.- señaló lady Farman, visiblemente molesta por la incompetencia del anciano. Luego volvió a ver al erudito de Antigua. - Por desgracia, no tenemos nada cierto con respecto a la enfermedad, exceptuando suposiciones y conjeturas como las que he expresado anteriormente. Espero que otros señores aquí presentes hayan tenido mayor suerte en sus investigaciones.
Janei Farman
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Re: Consejo Occidental: La peste - Trama de Occidente.
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Re: Consejo Occidental: La peste - Trama de Occidente.
Se recargó en el respaldo de su asiento y ahí se mantuvo, con los ojos penetrantes vigilando a todo el que hablaba. El no hablaba más, simplemente se dedicaba a escuchar, entender y juzgar cada palabra para así evitar que alguna pasara desapercibida, tenía toda la intención de asimilar lo sucedido ahí antes de expresarse ya que de hacerlo con simple palabrería todo terminaría en una lucha de egos sin sentido. El no estaba ahí para eso, por más que parecía disfrutarlo, no, el estaba ahí para salvar a su familia, su legado, sus tierras y principalmente su oportunidad de seguir creciendo. Y por ello adoptaba una vez más el manto de las sombras desde el cual se sentía tan cómodo, su mano derecha abriéndose y cerrándose lentamente en un vaivén continuo que solo expresaba la concentración que poseía, su único gesto correspondía a la otra mano que se adelantaba a la copa en cada tanto para darle un sorbo.
- Maestre Zyre - Al escuchar que ni siquiera aquella rubia, quien había aportado la teoría más interesante de todas, tenía un descubrimiento conciso pudo esbozar una ligera y confiada sonrisa, aportar a la anulación de esa enfermedad no solo era un beneficio evidente para la salud, también daría cierto estatus, confianza y hasta un grado de influencia sobre aquellos que serían salvados y no habían aportado de igual manera. Tenía que admitir que aun en esos momentos le importaba mantener esas ventajas políticas - Nuestros descubrimientos - Le ordenó al maestre, uno que a pesar de no ser tan viejo como el resto mostraba un aire más pernicioso.
- La enfermedad también existió en Essos hace ya muchos años, un brote que contagió a gran parte de la población y acabó con una número inimaginable de personas. Sin embargo de un momento ésta fue cortada, eliminada sin dejar ningún otro rastro. Ningún otro contagio ha brotado desde entonces según algunos de nuestros "socios comerciales" - Espías mercantiles, herramienta favorita del Banefort, habían sido los partidarios de tal información, desde la cual se podía inferir que aquello que los afligía tenía que haber nacido en esas tierras. Athen estaba complacido, su mirada fija en los jóvenes leones. Tenía más información, el como se había terminado con la enfermedad allá, pero ese método no era algo factible, no para él que tenía aun muchos planes más allá que el de proteger a las nuevas generaciones.
- Maestre Zyre - Al escuchar que ni siquiera aquella rubia, quien había aportado la teoría más interesante de todas, tenía un descubrimiento conciso pudo esbozar una ligera y confiada sonrisa, aportar a la anulación de esa enfermedad no solo era un beneficio evidente para la salud, también daría cierto estatus, confianza y hasta un grado de influencia sobre aquellos que serían salvados y no habían aportado de igual manera. Tenía que admitir que aun en esos momentos le importaba mantener esas ventajas políticas - Nuestros descubrimientos - Le ordenó al maestre, uno que a pesar de no ser tan viejo como el resto mostraba un aire más pernicioso.
- La enfermedad también existió en Essos hace ya muchos años, un brote que contagió a gran parte de la población y acabó con una número inimaginable de personas. Sin embargo de un momento ésta fue cortada, eliminada sin dejar ningún otro rastro. Ningún otro contagio ha brotado desde entonces según algunos de nuestros "socios comerciales" - Espías mercantiles, herramienta favorita del Banefort, habían sido los partidarios de tal información, desde la cual se podía inferir que aquello que los afligía tenía que haber nacido en esas tierras. Athen estaba complacido, su mirada fija en los jóvenes leones. Tenía más información, el como se había terminado con la enfermedad allá, pero ese método no era algo factible, no para él que tenía aun muchos planes más allá que el de proteger a las nuevas generaciones.
Athen Banefort
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Re: Consejo Occidental: La peste - Trama de Occidente.
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Re: Consejo Occidental: La peste - Trama de Occidente.
Cersei de la casa Lannister escuchó atentamente a sus vasallos, sin embargo no pudo evitar una ligera decepción al escuchar que su casi-amiga Lady Janei Farman no había tenido hallazgos fructíferos. En cambio lord Banefort tuvo mejores noticias.
—Mi Lord Erik, lady Cersei, ladys y lores reunidos. —Una voz en la esquina superior derecha se hizo escuchar, el maestre de la Roca se puso de pie, orgulloso de sí mismo. La joven Lannister pudo oler sus descubrimientos desde antes de que éste hiciera gala de ello. —Atendiendo a vuestro llamado, me dediqué arduas horas a entender la enfermedad... —El hombre tenía la mala costumbre de hacerse alabanzas de todo y Cersei quiso enterrarle un hacha en medio del pecho con que siguiera hablando sin decir nada en concreto. El malestar de sus entrañas la estaba haciendo perder la cabeza; necesitaba salir y utilizar una letrina. Pero se ató ahí, con una sonrisa congelada, con expresión relajada pese al mal que la aquejaba y únicamente escuchó cuando su maestre se puso a hablar de lo verdaderamente importante: la peste.
—Maestres y ciertos contactos de la tierra de Essos me han mostrado la similutud de nuestros síntomas con una enfermedad antigua conocida como 'Colorina sangrienta'. Creemos que el mal viene del contacto por la comida y los licores. Su procedencia es dudosa... tal vez incluso desde antes de que los isleños se levantaran en armas. Lo que sí es seguro es que no se contagia ni por aire ni por contacto. ¡Son nuestros alimentos! —El tono exagerado de su maestre la sacó de quicio. Tocó a Erik Lannister por debajo de la mesa para guardar la compostura.
—Gracias, maestre Qyncel. Espero que pueda decirnos, ¿cuáles son vuestras recomendaciones para aquellas personas sanas? —Le lanzó una mirada de advertencia para que fuera directo al punto.
—Mis recomendaciones son, consumir únicamente alimentos cuya procedencia conozcamos. En Poniente no se ha visto tal enfermedad, así que sus alimentos están a salvo. La enfermedad debe venir del otro lado del mar. ¡Estoy seguro, mi señora! —La chica asintió, procesando toda la información. Querría que Erik la interrumpiera por una vez... sin embargo eso no pasó, por lo que tuvo que volver a hablar.
—Lord Serret. —Lo buscó con la mirada. —Si lo que nuestro maestre dice es cierto, Refugio de Plata debería tener brotes mínimos en comparación con la costa, ¿Podría darnos una idea de la situación en sus tierras, mi lord? —Seguía mirando por si el señor de Colmillo Dorado estaba presente, pero era incapaz de encontrarlo.
—Mi Lord Erik, lady Cersei, ladys y lores reunidos. —Una voz en la esquina superior derecha se hizo escuchar, el maestre de la Roca se puso de pie, orgulloso de sí mismo. La joven Lannister pudo oler sus descubrimientos desde antes de que éste hiciera gala de ello. —Atendiendo a vuestro llamado, me dediqué arduas horas a entender la enfermedad... —El hombre tenía la mala costumbre de hacerse alabanzas de todo y Cersei quiso enterrarle un hacha en medio del pecho con que siguiera hablando sin decir nada en concreto. El malestar de sus entrañas la estaba haciendo perder la cabeza; necesitaba salir y utilizar una letrina. Pero se ató ahí, con una sonrisa congelada, con expresión relajada pese al mal que la aquejaba y únicamente escuchó cuando su maestre se puso a hablar de lo verdaderamente importante: la peste.
—Maestres y ciertos contactos de la tierra de Essos me han mostrado la similutud de nuestros síntomas con una enfermedad antigua conocida como 'Colorina sangrienta'. Creemos que el mal viene del contacto por la comida y los licores. Su procedencia es dudosa... tal vez incluso desde antes de que los isleños se levantaran en armas. Lo que sí es seguro es que no se contagia ni por aire ni por contacto. ¡Son nuestros alimentos! —El tono exagerado de su maestre la sacó de quicio. Tocó a Erik Lannister por debajo de la mesa para guardar la compostura.
—Gracias, maestre Qyncel. Espero que pueda decirnos, ¿cuáles son vuestras recomendaciones para aquellas personas sanas? —Le lanzó una mirada de advertencia para que fuera directo al punto.
—Mis recomendaciones son, consumir únicamente alimentos cuya procedencia conozcamos. En Poniente no se ha visto tal enfermedad, así que sus alimentos están a salvo. La enfermedad debe venir del otro lado del mar. ¡Estoy seguro, mi señora! —La chica asintió, procesando toda la información. Querría que Erik la interrumpiera por una vez... sin embargo eso no pasó, por lo que tuvo que volver a hablar.
—Lord Serret. —Lo buscó con la mirada. —Si lo que nuestro maestre dice es cierto, Refugio de Plata debería tener brotes mínimos en comparación con la costa, ¿Podría darnos una idea de la situación en sus tierras, mi lord? —Seguía mirando por si el señor de Colmillo Dorado estaba presente, pero era incapaz de encontrarlo.
Re: Consejo Occidental: La peste - Trama de Occidente.
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Re: Consejo Occidental: La peste - Trama de Occidente.
Roca Casterly — Día III Mes VIII Año 284
El Lord de Roca Casterly reprendió a uno de sus vasallos y una voz femenina nombró a Lord Tyrion. Observó a la dama de curiosa vestimenta pensando en las historias que había escuchado sobre el Gnomo en el viaje: una renombrada versión en la cual los Dioses castigaron al León con un hijo deforme para enseñarle humildad. Tenía que ver a esa pobre criatura que tanto había sufrido.
La intervención del maestre Talon le hizo regresar a la cámara. Al fin empezaba la reunión de verdad y allí se tomaría una determinación para que ella pudiera ponerse a trabajar de alguna manera. Lejos de su intuición, la dama que anteriormente había citado al enano ahora interrumpía al maestre a su servicio, resucitando la tensión anterior. La novicia tomó aire y se apretó una mano contra otra. Por suerte la continuación de la reunión resultó más constructiva y la intervención del exaltado maestre de la Roca incluso le sorprendió.
Talina
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Re: Consejo Occidental: La peste - Trama de Occidente.
Lord Serret
Un señor de gran altura se mantenía callado, su rostro mostraba arrugas llenas de sabiduría y una lengua calma que era señal inequívoca de que había aprendido a mantener silencio en los momentos más cruciales. Escuchó y analizó las palabras de los maestres que intervinieron así como también las de los señores, admirando el hecho de que hablaran tanto delante de los Leones. Eran jóvenes. ¿Qué se podía esperar?.
Lady Cersei llamó su atención y el señor se irguió asintiendo brevemente -Así es, mi lady. En Refugio de Plata no ha llegado la plaga realmente. Os confieso que he tomado medidas para ello. En principio, nunca hemos hecho comercio con las importaciones marítimas porque el costo de transporte es muy elevado así que comerciamos con casas de El Dominio e incluso de Coronas para importar y abastecernos- Reseñó el señor con un tono de voz grueso, sin dubitar, sin dudar. Y aunque no comerciaban sí hubo casos -Pero a nuestras tierras llegaron escasos casos que tuve que sacar. Lady Serret me pidió que mantuviera alejados a nuestros hijos de los enfermos y consideré que si debía mantener a mi familia lejos, también a mis vasallos. Así que los cuatro casos que llegaron hasta mis tierras fueron atendidos en la frontera, sin más contacto que el de un novicio que seguía indicaciones del maestre. Uno de ellos mejoró notablemente, pero decidió que era buena idea escaparse de ahí y encontró la muerte con unos bandidos. En fin, puedo decir, con total seguridad, mi lady, que no hay más enfermos en Refugio de Plata-
Parecía que sus palabras habían finalizado, el señor siguió mirando a Lady Cersei con firmeza y de forma pensativa; recordando un corto encuentro que había mantenido con otro señor durante las celebraciones del cumpleaños del príncipe Viserys -Aparte...intercambié algunas palabras con Lord Lefford en la Fortaleza Roja y creo comprender que él tampoco se vio asediado por la enfermedad. Colmillo Dorado también está lejos de las costas- Esto lo dijo y escuchó un murmullo generalizado en la sala, lo que dio por terminada su intervención así que tomó asiento esperando que sus argumentos y palabras sirvieran para finalizar la plaga que había en Occidente y que estaba poniendo trabas económicas al crecimiento de su casa. Entre eso, y la sequía, parecía que una maldición estaba cayendo en Poniente.
Lady Cersei llamó su atención y el señor se irguió asintiendo brevemente -Así es, mi lady. En Refugio de Plata no ha llegado la plaga realmente. Os confieso que he tomado medidas para ello. En principio, nunca hemos hecho comercio con las importaciones marítimas porque el costo de transporte es muy elevado así que comerciamos con casas de El Dominio e incluso de Coronas para importar y abastecernos- Reseñó el señor con un tono de voz grueso, sin dubitar, sin dudar. Y aunque no comerciaban sí hubo casos -Pero a nuestras tierras llegaron escasos casos que tuve que sacar. Lady Serret me pidió que mantuviera alejados a nuestros hijos de los enfermos y consideré que si debía mantener a mi familia lejos, también a mis vasallos. Así que los cuatro casos que llegaron hasta mis tierras fueron atendidos en la frontera, sin más contacto que el de un novicio que seguía indicaciones del maestre. Uno de ellos mejoró notablemente, pero decidió que era buena idea escaparse de ahí y encontró la muerte con unos bandidos. En fin, puedo decir, con total seguridad, mi lady, que no hay más enfermos en Refugio de Plata-
Parecía que sus palabras habían finalizado, el señor siguió mirando a Lady Cersei con firmeza y de forma pensativa; recordando un corto encuentro que había mantenido con otro señor durante las celebraciones del cumpleaños del príncipe Viserys -Aparte...intercambié algunas palabras con Lord Lefford en la Fortaleza Roja y creo comprender que él tampoco se vio asediado por la enfermedad. Colmillo Dorado también está lejos de las costas- Esto lo dijo y escuchó un murmullo generalizado en la sala, lo que dio por terminada su intervención así que tomó asiento esperando que sus argumentos y palabras sirvieran para finalizar la plaga que había en Occidente y que estaba poniendo trabas económicas al crecimiento de su casa. Entre eso, y la sequía, parecía que una maldición estaba cayendo en Poniente.
Re: Consejo Occidental: La peste - Trama de Occidente.
Roca Casterly — Día III Mes VIII Año 284
Damon Lannister escuchaba el debate con hastío, al contrario que su hijo, quien se mostraba muy interesado en las propuestas de unos y otros, especialmente en las que venían de la boca de los maestres traídos de la Ciudadela.
El león mayor, por su parte, solo había reaccionado ante el comentario de lord Banefort, quien había reducido el rugido de Erik Lannister al de un gatito. Sus vasallos le respondían, y se dirigían a él como si olvidaran que aquel muchacho era lord Lannister, su señor.
La segunda vez que hubo reaccionado, fue cuando salió el nombre de su mujer.
—Así es, maestre —afirmó. No tenía de otra, aún a sabiendas de que a Ella no le haría ninguna gracia la idea de que experimentaran con ella como con un conejillo de indias. Es más, estaba seguro de que no tendría ningún reparo en negarse. Había tomado toda clase de precauciones para evitar contagiarse de aquella epidemia, rehunsándose así hasta a dormir con él. Y en cuanto acabase aquella reunión, correría a escuchar a Damion para ponerse al tanto de todo lo que se había hablado entre aquellas paredes.
El león mayor, por su parte, solo había reaccionado ante el comentario de lord Banefort, quien había reducido el rugido de Erik Lannister al de un gatito. Sus vasallos le respondían, y se dirigían a él como si olvidaran que aquel muchacho era lord Lannister, su señor.
La segunda vez que hubo reaccionado, fue cuando salió el nombre de su mujer.
—Así es, maestre —afirmó. No tenía de otra, aún a sabiendas de que a Ella no le haría ninguna gracia la idea de que experimentaran con ella como con un conejillo de indias. Es más, estaba seguro de que no tendría ningún reparo en negarse. Había tomado toda clase de precauciones para evitar contagiarse de aquella epidemia, rehunsándose así hasta a dormir con él. Y en cuanto acabase aquella reunión, correría a escuchar a Damion para ponerse al tanto de todo lo que se había hablado entre aquellas paredes.
Re: Consejo Occidental: La peste - Trama de Occidente.
La conversación comenzaba a ponerse intensa, tan intensa como sus tripas que de repente parecían haberse decidido a una rebelión: sentía sus intestinos retorcerse inexplicablemente y acabó doblado en su rincón tratando de disimular su malestar pero sin poder conseguirlo.
Supuso que serían los nervios del viaje, la emoción de la aventura por comenzar, el riesgo del desafío. Después de todo ¡no llevaba ni un día allí! Era imposible que se hubiese enfermado si ni siquiera recordaba haber comido nada... ¿o quizás sí?
Trató de hacer memoria y, mientras pensaba en ello, dejó de prestar atención a la conversación. Su mente divagaba rememorando todos los alimentos consumidos en las últimas dos lunas... y no podía recordar nada de importancia excepto... excepto.... sí... una niña le había regalado un dulce por ayudarla y él no había dudado de comerlo sólo por hacerla feliz.
¡Feliz tragedia! ¡Dulce ironía! ¡Palatable música que ahora lo arrastraba hacia un amargo infierno!
Pero antes de sucumbir moriría por su propia mano: si no encontraban la cura no moriría en la ignonimia de sus excrementos tapándolo.
Supuso que serían los nervios del viaje, la emoción de la aventura por comenzar, el riesgo del desafío. Después de todo ¡no llevaba ni un día allí! Era imposible que se hubiese enfermado si ni siquiera recordaba haber comido nada... ¿o quizás sí?
Trató de hacer memoria y, mientras pensaba en ello, dejó de prestar atención a la conversación. Su mente divagaba rememorando todos los alimentos consumidos en las últimas dos lunas... y no podía recordar nada de importancia excepto... excepto.... sí... una niña le había regalado un dulce por ayudarla y él no había dudado de comerlo sólo por hacerla feliz.
¡Feliz tragedia! ¡Dulce ironía! ¡Palatable música que ahora lo arrastraba hacia un amargo infierno!
Pero antes de sucumbir moriría por su propia mano: si no encontraban la cura no moriría en la ignonimia de sus excrementos tapándolo.
Maestre Aaron
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