Un pasado muy presente [Lomas Estermont]

Piedraverde
270 AL

El regordete hijo de Lord Steffon Baratheon disfrutaba de un pedazo de pastel de carne robado de las cocinas del castillo de su abuelo materno. Estaba sentado en un tonel degustando aquel manjar cuando unos chiquillos, que no le reconocieron, empezaron a lanzarle crueles improperios. ¡Gordo! ¡Deja el pastel! –le dijo uno con aspecto de rata. Otro, enjuto y con el rostro cubierto de costras directamente le robó su alimento obtenido furtivamente. Eso sí que no, se dijo Robert corriendo hacia el chiquillo y derribándole para recuperar aquel rico pastel. -No estoy gordo, soy fuerte. -replicó Rob sentado encima del zagal. El otro niño, con alevosía y sin consideraciones le dio con un madero en la cabeza, dejando al noble medio atolondrado en el suelo.

Tardo en recuperarse el Venado gordito. Se tanteó la nuca comprobando su sangre seca mezclada con sus oscuros cabellos. Maldijo por lo bajo y se fue directo en busca de su tío, ser Lomas Estermont. Los días de poner la otra mejilla y ser el muñeco de entrenamiento para los chicos mayores se acabaron, juró Robert Baratheon. Aprendería el oficio de las armas para destrozar a quien osara volver a mancillarle.

Bastión de Tormentas
5 / 2 / 282 AL

Aquel maldito rey se había vuelto definitivamente loco. Lo ocurrido en el Valle Oscuro era en cierto modo comprensible. Algo exagerado tal vez, pero los Darklyn habían secuestrado a todo un rey. Esto era distinto. Estos comportamientos no eran regios, ni absolutistas. Eran actos tiránicos. De un desequilibrado. Rapto de doncellas, ejecuciones de jóvenes herederos, decapitación de todo un Señor Guardián por solicitar la libertad de su hijo. No, era definitivo, algo debía cambiar en aquel reino. A ser posible el fin del linaje endémico de los Targaryen, que se demostraba ya demasiado errático y ofensivo para sus señores vasallos.

Esos eran los pensamientos de Lord Robert Baratheon al observar el mar que engulló a sus padres desde una de sus almenas. También Aerys era responsable de aquellas muertes, y Rhaegar. Siempre me arrebatan todo cuanto amo. Reflexionó apretando sus nudillos con insanas intenciones, con su vista clavada en el tormentoso mar.

Las espadas chocaban y el sonido del metal resonaba por todo el patio de armas de piedraverde , finalmente uno de los dos cayo al suelo , el vencendor Lomas Estermont le tendio la mano al caido , un caballero menor que había ido unos días a Piedraverde y Lomas con gusto se había batido con el -Buena pelea Ser , espero que nos podamos batir en otro momento...-. Los combates con caballero no eran nada del otro mundo , se habia enfrentado a oponentes mas fuertes en sus viajes por Essos.

Justo en ese momento vio a aparecer a su sobrino Robert Baratheon , Lomas se acerco hacia el mientras  se limpiaba el sudor de la cara -¿Buscas a alguien Robert?-. Pregunto con una sonrisa al joven ,seguidamente miro a la cara del venado , que no era tan sonriente como de costumbre -¿Ha pasado algo?-.   .


Lomas paseaba por la de Bastión de tormentas , sin un rumbo fijo mientras recapacitaba sobre los graves sucesos que recorrian poniente ultimamente y observaba el mar , un día como ese el mar se había tragado a su hermana  , cuando se fijo en una figura que observaba el mar , se acerco a ella y se situo a su lado , observando las olas golpear la costa -El mar se encuentra furioso...-. Se apoyo sobre la muralla y miro a su sobrino -¿Sabes algo sobre Lyanna?-. Lomas conocia los fuertes sentimientos de Robert hacía Lyanna y podia comprender su actual situación , le dio una palmaditas en la espalda y miro hacia el horizonte -Los Targaryen pagaran todo lo que han hecho a nuestras familias , tenlo por seguro-.

Recorrió el camino hasta el patio de armas de Piedraverde con la mirada clavada en el suelo, maldiciendo entre dientes y con los puños bien prietos, totalmente ido de sí. Solo quería sacar afuera toda su rabia y frustración, solo pensaba en dañar. Pedía a los dioses no encontrarse con Stannis ni con Aemon, no tenía paciencia para soportar sus niñerías y les haría daño. Delante de ser Lomas que estaba finalizando un combate con un caballero desconocido se detuvo el venado. Esperó que su tío terminara su charla antes de solicitarle ayuda y entrenamiento.

—A ti. –fue lo primero que dijo el mayor de los hijos de Cassana Estermont, hermana de su interlocutor. Sin añadir nada más, el jovencito caminó hasta el lugar donde reposaban las armas en aquel patio de armas. Cogió lo primero que pilló, un martillo de infante y deshizo sus pasos en dirección a ser Lomas. Movió el martillo a derecha e izquierda antes de hablar de nuevo. —No, no me ha pasado nada. Quiero que me enseñes a luchar. Necesito poder dominar a los hombres por la fuerza si fuera necesario. –afirmó ceñudo, ofuscado como solo podía hacerlo un Baratheon. Afianzó los pies en paralelo y esperó la primera clase marcial de su vida.