FB: Ceremonia del Amor y la Belleza

Flashback: Ceremonia del Amor y la Belleza

Flashback ubicado Año 281 DdC

"Cuando el sol se ocultó mostrando la primera estrella, las antorchas que adornaban los caminos fueron encendidas. El gran Castillo de Harrenhal gemía en recuerdos de otros tiempos, cuando Aegon, el Conquistador, hizo que sus muros ardiesen para quienes estaban dentro. Harren el Negro y sus hijos fueron hervidos como un trozo de carne asada y el morbo de aquel relato aún se transmitía para impresionar a las doncellas y a los niños.

Sin embargo ese día lejos estaba de ser tomado como cosa semejante, buscando acallar la oscuridad de las ruinas con música y banquetes de todo tipo. Cada casa contaba con una mesa y un amplio blasón en su honor. La mesa de la casa Stark estaba cubierta del color azul de las flores invernales que había usado el príncipe Rhaegar, campeón de las justas, para coronar a la doncella del Norte. La mesa dedicada al Rey era de manteles rojos y copas negras en honor a sus colores. Seguramente el Rey no acudiría pero la gente esperaba verlo puesto en él el mismo morbo que provocaba el castillo: Ruinas, odio y algo de miedo. Una mezcla fascinante que pocos deseaban perderse.

Las mesas de la casa Arryn estaba decorada con manteles azules y detalles en plata simbolizando el águila del Nido que sobrevuela las montañas. Junto a ellos, en honor a su Señor, Lord Whent había mandado a preparar la mesa para Hoster Tully y sus hijas. No era tonto dado que les había puesto entre los Stark para fomentar el trato entre la familia de su futuro yerno y junto a los Arryn para ver si existía la posibilidad de que Jon Arryn, dos veces viudo, se fijase en Lysa Tully.

La pareja Hightower y los Redwyne tendrían un puesto ideal junto a la mesa de los Tyrell, mostrando orgullosamente la fuerza y el poder de sus casas, ubicadas del lado siniestro de la mesa de los Targaryen.

Los vasallos de las Tormentas se encontraban predispuestos lo suficientemente lejos de la mesa real y, extrañamente, y también lejos de los Stark, sabiendo el Señor Whent el gusto del joven Robert Baratheon por la buena vida y las mujeres. Muchos dijeron después que deseaba que el Lord de las Tormentas mostrase poco decoro ante los Stark pero nadie tenía una idea clara de las cosas que Walter Whent escondía en sus acciones. Como fuese, todos sospechábamos que Rickard no llevaría a su hija Lyanna al festejo más allá que haya sido en su honor. ¿Lo habrías hecho tú luego de lo que sucedió esa tarde? Aun el aire se cortaba con cuchillo…

La doncella Ashara Dayne tuvo su lugar junto a la Princesa Elia Martell, quien estaba ubicada al lado de su esposo Rhaegar Targaryen en la Mesa Real. No sabíamos si ella iría luego de la humillación que su propio esposo le hizo pasar.

La casa Lannister había sido ubicada a la derecha de la mesa real pero Whent nunca había supuesto que Tywin se encontraba molesto con el Rey luego del nombramiento de su primogénito Jaime Lannister como hermano juramentado de la Guardia Real y la posterior orden de partir a Desembarco cuanto antes para “proteger” a la Reina Rhaella Targaryen y a su hijo segundo Viserys. Mientras el festejo daría comienzo, Jaime Lannister debería emprender el viaje siguiendo la orden directa de Aerys, sabiendo el fastidio que esto generaba a su propio padre.

Siempre pensé que Jaime Lannister, tan guapo y con la posibilidad de volverse el Señor de Roca Casterly cometió un error al volverse parte de la Guardia Real. Un desperdicio y no fui la única que lo pensó esa noche. Escuché a muchas doncellas sorprenderse ante aquello. Sin embargo, esperaban verlo pasar antes por el festejo y , quizás, tentarlo a romper sus votos ¿Sabes si pueden romperse?

En fin. Era un festejo, o eso nos habían dicho. Pero Harrenhal estuvo maldito desde que Aegon el Conquistador azotó sus muros. Y todo lo que salió de Harrenhal no fue más que veneno que marcó lo que hoy conocemos…" - Alyssa Sunglass

Tras la salida del torneo, Rickard se había reunido con sus hijos y su esposa. La conversación había sido larga y tendida. Finalmente le había explicado a Lyanna las consecuencias de dicho acto pese a que Ser Stannis y el mismo Lord Whent habían llegado a controlar. No obstante, el Señor de Invernalia esperaba poder evitar el banquete y así oír cualquier tipo de comentario que pudiese despertar el iracundo reaccionar que él mismo había logrado controlar en Brandon. Pero su primogénito y su segundo hijo tenían otra idea en mente. Por ello, los tres Stark se encontraban presentes en el banquete. Habían ingresado en crudo silencio y se sentaron en la mesa que les correspondía. Tiempo más tarde sus hijos se desperdigaron y Rickard quedó sólo en la mesa.

Le había prohibido a Lyanna bajar al banquete. No sólo para evitar que Rhaegar se presentara, aunque no estuviese, sino que si llegaban los comentarios de las malas lenguas a sus oidos podrían causar estragos en su ser. Los dedos de su mano izquierda tamborileaban lenta y mecánicamente sobre la mesa. Los de su mano derecha rodeaban el cuello de una copa de bronce llena de vino que no había sido consumido. Sus irises, grises como el cielo que prevé una tormenta, examinaban la sala con ojo crítico.

Tampoco Lyarra había existido. Había decidido quedarse con Lyanna y Rickard había colocado seis guardias en la puerta de la habitación. ¿Exagerado? A él le gustaba llamarse precavido. Echaba de menos a su esposa aunque no era la primera vez que se separaban, sin embargo, era la única capaz de controlar los vientos fríos de la tormenta que se gestaba en su interior. El Guardián del Norte tenía temple, sí, pero también límites.

Su atención fue desviada hacia el joven Lord de Bastión de Tormentas, quien desposaría a su hija. Sabía que el ánimo de Lord Robert era afable...Muy a diferencia de Ned y él mismo - La Guardia de la Noche aceptará a estos buenos hombres- Señaló con un asentimiento de cabeza clavando su mirada fría en cada uno de ellos para después hacerlo en Robert. Los hombres fueron despedidos y su futuro yerno se acercó a él preguntando por Lyanna -Está con su madre, en sus aposentos. He prohibido su venida al baile- Indicó deteniendo el movimiento de sus dedos -Sí. Ha comprendido las consecuencias del acto de esta mañana. Aún no intercambio palabras con los Martell pero creo que este será un evento que, a la larga, traerá más dolores de cabeza. Su juventud no le deja ver más allá del honor de portar esa corona- Señaló, aunque fuese erróneamente y desconociera el verdadero motivo por el que Lyanna seguía apretando la corona entre sus dedos blancos -Os agradezco a ser Stannis y usted por mantener una postura aceptable. Entiendo que la ofensa no sólo ha alcanzado a los Stark, sino también a los Baratheon. En esa perspectiva ¿Cómo se encuentra usted, mi lord?- Cuestionó al joven, respetando su noble posición.

La tensión del ambiente podía cortarse con una daga bien afilada. Lo cierto es que cada casa había tomado aquel gesto del príncipe de formas diamentralmente opuestas pero lo que era completa y absolutamente cierto es que a nadie había dejado indiferente. En aquel momento, la braavosi se encontraba dando vueltas por la sala con dos jarras en las manos, una de cerveza y la otra de un vino especiado de tierras veraniegas. Con gracia y facilidad, los movimientos de la muchacha le permitían pasar por las pasillos entre las mesas con bastante maestría sin quedar atrapada por las manos de hombres que ya habían bebido algo más de lo que deberían.

"En lugar de una fiesta esto parece un funeral. A ver si les alegro un poco..." —pensó la muchacha que ni corta ni perezosa se encaminó hacia las mesas de los grandes señores de los siete reinos a pesar de que su amiga Greta le insistía que se alejase de ellos porque aquel no era su lugar.

—¿Alguna cosa que pueda hacer esta humilde servidora para animaros la fiesta, caballeros? —preguntó la joven con una sonrisa radiante en los labios y ambas jarras a los lados de su cuerpo. El vestido que llevaba, aunque era claro que no era noble por el delantal, era de mejores telas que la media abrazando su figura dándole un aspecto más cercano. —¿Cerveza, vino? —levantó una jarra que contenía lo primero y luego la segunda.

En aquel momento existían dos posibilidades: el que la echasen de allí por molestar a los altos dignatarios, o el que su desparpajo hubiese llamado lo suficiente la atención como para apartar esos oscuros pensamientos de las cabezas de los nobles. Fuera como fuese, ya estaba hecho, y la joven Meralýn estaba dispuesta a dejar algún tipo de impresión. Después de todo, una cortesana se hace un nombre siendo conocida.

Lord Robert trajo un arreglo de flores que seguramente Lyarra consideraría hermoso pero a Rickard le daba exactamente igual. No obstante, asintió con la cabeza en agradecimiento por el gesto y con la mano llamó a uno de sus guardias para que se acercara -Lleva esto a los aposentos de Lady Lyanna, por favor- El guardia tomó el arreglo floral y abandonó la sala del banquete. Rickard finalmente alzó la copa y bebió del vino que habían ofrecido en el Banquete. Lo cierto es que esperaba la presencia de algún Martell para poder aclarar la situación pero no habían llegado aún.

A su izquierda, Lord Hoster se sentó tomando una silla., preguntándole qué tal iba todo. Todo iba muy mal pero no era la respuesta que debía dar -He tenido mejores días, mi lord- Confesó distrayendo su vista en la distancia con las parejas de baile del centro del salón. Cuando mencionó a Barristan, Rickard ubicó al capa blanca inmediatamente haciendo una mueca.

-Espero que no. Sólo es ave de mal agüero- Indicó Lord Rickard. El Rey Aerys no era santo de su devoción y ahora con la ofensa del Príncipe Rhaegar no tenía ningún vínculo de interés con la familia real. Mientras más lejos, mejor -¿Usted mi lord?- Cuestionó con educación antes de que una dama se acercara hasta ellos. Era una dama de rasgos extranjeros pero Rickard no prestó más atención a su rostro, si no a las jarras -Os aceptaría un poco de vino- Movió la copa hasta la mujer para que echara el alcohol -¿Cual es vuestro nombre?- Cuestionó, debido a que había tenido las agallas para interrumpir su conversación.

Su atrevimiento no había pasado desapercibido para los dos lores que seguían con expresión taciturna. Sin duda no era un buen momento para que la braavosi les molestara pero tenía intenciones de hacerse notar y ganarse estar en el buen lado de ambos lores como buenamente pudiese. Era posible que la desechasen, después de todo, la plebe no podía acercarse a la nobleza pero la joven pensaba que precisamente ese desparpajo la haría ganar puntos para con los lores.

—Meralýn, Lord Stark, Lord Tully —respondió a la pregunta del norteño sirviéndoles vino a ambos con una sonrisa amable en su rostro. Una vez hubo servido a ambos hizo una profunda reverencia ante ambos en muestra de respeto cuidando de que nada del líquido que portaba en las jarras, con los brazos estirados, pudiera caer o manchar al suelo o su ropa.

—Lamento la intromisión, sé que ambos tendréis asuntos de tremenda importancia que tratar aunque esto es un festejo. Sin duda, una noche de relajación les vendría bien. La sangre no ha llegado al río, ¿no? —preguntó con cierto timbre alegre en su voz. Después de todo, lo ocurrido en el torneo se había extendido como el fuego sobre un campo de trigo seco.

—Es una lástima que la doncella Stark no haya podido acudir, mi lord. Me habría gustado ver su famosa hermosura de cerca. Al igual que la de lady Tully. ¿Vendrán sus hijas juntas más tarde? —preguntó sin malicia mirando ambos con curiosidad al no ver a ninguna de las dos presentes en el banquete. Era una lástima que se perdiesen las fiestas porque hubiese recibido el regalo de la corona y el prometido de Catelyn hubiese reaccionado tan mal.

Ya en su mesa, alejado de todos, Lord Robert se daba a la bebida para olvidar la afrenta que había supuesto ser derrotado y que encima su prometida fuera nombrada reina del Amor y la Belleza por su familiar Targaryen. Mal rayo le partiera. Bromeó con varios de sus espadas y no tardo mucho tiempo en olvidar lo ocurrido cuando una joven moza se dispuso a atender su mesa. Con ánimo renovado empezó su flirteó con la muchacha. Risas iban y venían mientras el aguerrido hijo de Steffon pensaba en si irse con la sirvienta o no. Al final decidió que más tarde la buscaría, con menos ojos curiosos, pues no quería afrentar a Ned ni a su padre. Aunque la idea de hacerlo y pelear contra Brandon le atraía.

Apuró su copa de un trago y pidió otra en el acto. Al beber no paraba de sondear todo a su alrededor, intentando mantener su mente ocupada y no pensar, algo que nunca le había traído nada bueno. Ocupado simplemente se divertía, pero en estado de ocio empezaba a alimentar sus frustraciones produciendo sus comunes estallidos de rabia y cólera. En busca de diversión pudo ver a Lord Hoster y Lord Rickard departir con una atractiva mujer. Y yo preocupado por lo mismo, se dijo. Acto seguido se levantó de su asiento y fue en pos de la muchacha que instantes antes había despertado su curiosidad carnal, saliendo de aquella lúgubre sala del hogar de los Whent.

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