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FB: Torneo de Harrenhal
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FB: Torneo de Harrenhal
Flashback: Torneo de Harrenhal
Flashback ubicado Año 281 DdC
En el año 281 DdC, la Casa Whent organiza un Torneo en la Tierra de los Rios. Para probar su poderío y en honor a su hija, Lord Walter Whent celebra lo que llegó a ser el Torneo más famoso de la historia. Allá, muchos eventos se llevaron a cabo de la mano del Destino y muchos de éstos fueron los que marcan la historia como hoy la contamos.
Lores de Señores de sus casas, doncellas y princesas así como el Rey Aerys Targaryen se encontraban presentes en aquel evento que, hasta el momento y a menos para algunos, era algo tranquilo y entretenido.
Rhaegar Targaryen ha sido el ganador de las Justas y sobre su corcel blanco, es quien ha de elegir a la próxima Reina de la Belleza y del Amor, coronándola con flores.
Todos esperan expectantes aquel momento, observando al príncipe dragón y a su esposa, Elia Martell quien sería, sin duda de nadie, la escogida. Pero eso no sucede y el silencio azota el lugar seguido por susurros en todas partes. Aquellos que no presencian la escena prontamente escuchan el rumor y la princesa Elia Martell se escapa de la mirada de los presentes.
Lores de Señores de sus casas, doncellas y princesas así como el Rey Aerys Targaryen se encontraban presentes en aquel evento que, hasta el momento y a menos para algunos, era algo tranquilo y entretenido.
Rhaegar Targaryen ha sido el ganador de las Justas y sobre su corcel blanco, es quien ha de elegir a la próxima Reina de la Belleza y del Amor, coronándola con flores.
Todos esperan expectantes aquel momento, observando al príncipe dragón y a su esposa, Elia Martell quien sería, sin duda de nadie, la escogida. Pero eso no sucede y el silencio azota el lugar seguido por susurros en todas partes. Aquellos que no presencian la escena prontamente escuchan el rumor y la princesa Elia Martell se escapa de la mirada de los presentes.
Aclaraciones Off Rol
Nos hubiese gustado poder llevar a cabo un Torneo con todas las de la ley pero tristemente, no contamos con esa cantidad de caballeros aun y particularmente, el Torneo de Harrenhall ya está marcado quién lo ha de ganar. Pero no se preocupen, en algun momento tendremos un torneo y ya lo estamos planificando.
Usé esta parte de la historia porque, efectivamente es el final y se presta a muchas reacciones. Cada uno que interactue con otro personaje, se le pedirá que coloque el nombre al inicio del post. Se pueden abrir temas aparte de este en caso que algunos personajes deseen retirarse, colocando en su título FB Torneo de Harrenhall -Nombre elegido para el tema que van a abrir.
Todo personaje que participe en este tema tendrá puntos a cobrar cuando éste termine y no se preocupen si no tienen con quién ir, la administración no dejará a ninguno de ustedes sin rol.
Cualquier personaje, incluso los que no estuvieron o no se nombran en el canon pueden participar del tema.
Usé esta parte de la historia porque, efectivamente es el final y se presta a muchas reacciones. Cada uno que interactue con otro personaje, se le pedirá que coloque el nombre al inicio del post. Se pueden abrir temas aparte de este en caso que algunos personajes deseen retirarse, colocando en su título FB Torneo de Harrenhall -Nombre elegido para el tema que van a abrir.
Todo personaje que participe en este tema tendrá puntos a cobrar cuando éste termine y no se preocupen si no tienen con quién ir, la administración no dejará a ninguno de ustedes sin rol.
Cualquier personaje, incluso los que no estuvieron o no se nombran en el canon pueden participar del tema.
Los Siete
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Re: FB: Torneo de Harrenhal
Hoster aplaudía sin mucho entusiasmo, se encontraba ahí principalmente por el compromiso que suponía ser el señor de El Tridente y la presencia del Rey, mientras el príncipe se paseaba pavoneándose por su triunfo en el torneo, con la corona de flores sostenida entre sus manos. Nada nuevo, lo común en todo torneo era que el ganador escogiera a la Reina de la Belleza y del Amor y este no sería la excepción. Normalmente era la ocasión que muchos esperaban para declararle su amor a una joven dama o sus serias intenciones a algunos de los Lores para con sus hijas, pero este caso era distinto, Rhaegar era un hombre casado con una bella mujer, no habría declaraciones de amor ni pretensiones, solo la reafirmación de lo feliz del Matrimonio con su esposa.
De improviso notó que el príncipe pasó de su esposa y se dirigió hasta otro lugar de la grada preferencial.
- ¿No la habrá visto? - Pensó durante un segundo.
Mayúscula fue su sorpresa, al igual que para todos en el lugar, cuando Rhaegar puso la corona de flores en el regazo a una muchacha más joven pero igual de bella que su esposa. El silencio fue sepulcral, y Hoster casi instintivamente llevó su mano al pomo de su espada, mientras miraba de reojo a Lord Stark y al Rey esperando alguna reacción.
De improviso notó que el príncipe pasó de su esposa y se dirigió hasta otro lugar de la grada preferencial.
- ¿No la habrá visto? - Pensó durante un segundo.
Mayúscula fue su sorpresa, al igual que para todos en el lugar, cuando Rhaegar puso la corona de flores en el regazo a una muchacha más joven pero igual de bella que su esposa. El silencio fue sepulcral, y Hoster casi instintivamente llevó su mano al pomo de su espada, mientras miraba de reojo a Lord Stark y al Rey esperando alguna reacción.
Re: FB: Torneo de Harrenhal
Torneo de Harrenhal - Año 281 - FB
Interacción con Brandon y Lyanna Stark
Me disponía a prepararme para aplaudir a la Reina del Amor y la Belleza, quien bajo sin ninguna duda iba a ser Elia Martell, cuando para sorpresa mía y de todos, el príncipe Raeghar espoleo a su caballo al trote suave hacia una posición distinta a la que se encontraba su esposa.
—¿A donde va?— Mi propia pregunta no tardo en verse contestada por el mismo hecho de ver que avanza hacia nuestra posición. Estamos de pie a la vista de todos y por eso supongo que nuestra cara es bien visible por todo aquel que alcance a vernos. La mía es un poema de sorpresa y horror, cuando compruebo por mi mismo como le alcanza la corona de flores a mi hermana Lyanna.
No se en que esta pensando el príncipe Raeghar, pero esto es un honor que no hemos pedido y uno del que no va a salir con buenos ojos, ni él ni nosotros. Apenas si consigo hacer que mis manos no tiemblen de frustración mientras sopeso si reír para alejar el mal sentimiento que esta agolpándose en mi estomago o permanecer serio, por lo que las cruzo sobre mi pecho y aprieto contra el acolchado cuero de mis ropajes. Para esquivar mirar a Raeghar busco ver como se encuentran mis hermanos, de quien seguro temo más ahora, es la ira de Brandon.
Re: FB: Torneo de Harrenhal
Con Ned y Lyanna
Aun le dolía la espalda por la caída que tuvo de su caballo durante las justas y por esa razón se encontraba con sus ojos clavados en la figura de Rhaegar Targaryen. No era furia contra éste, sino molestia contra sí mismo por no haber sido él quien lo lanzase del caballo para así tener la oportunidad de llegar a las finales y coronar a quien él creía, era la mujer más bella de Poniente.
Varias veces imaginó esa situación y a quién debía llevar tal regalo sabiendo que lo correcto era colocar la corona de flores sobre la cabeza de Catelyn Tully. Su mente divagaba en ello mientras veía a Rhaegar Targaryen guiando su caballo hacia lo que, seguramente, sería su esposa. Era de esos momentos en los cuales uno sabe qué pasará y la historia se torna aburrida. Coronaría a Elia, todos aplaudirían, le saludarían, larga vida al príncipe y finalmente…
Las palabras de Ned hicieron que el Lobo frunciese el ceño mientras empezaba a notar que, efectivamente, Rhaegar no estaba dirigiendo su montura hacia su señora sino que seguía de largo, pasando de ella, casi como si no existiese. Eso habría sido incomodo de no ser porque lo veía dirigiéndose hacia ellos. Brandon estaba junto a Ned y a Lyanna, poco más alejado y tonta la mente de los hombres que, al ver al príncipe yendo hacia ellos creyó incluso que había una mujer escondida que él no alcanzaba a divisar.
Pero sus facciones se congelaron cuando la corona de flores cayó sobre el regazo de su hermana y la sonrisa del príncipe pareció coronarla ante todos como “la Reina del Amor y la Belleza de Harrenhal”.
Silencio. Todo fue silencio a su alrededor y dentro de su garganta.
Quizás si Rhaegar hubiese coronado a Catelyn, su propia prometida, habría sabido cómo reaccionar pero en ese instante, ante todos, notó que el lobo se había quedado bloqueado en su interior y todo parecía una broma terrible. Miró a Ned y sus ojos se cruzaron un instante. Su hermano menor habría podido notar que la sangre caliente del norte estaba empezando a abrir cadenas de furia contenida en los brazos de Brandon y rápidamente caminó con pasos pesados hacia Lyanna poniéndose a su lado como una gárgola a la vez que sus dos manos se aferraban a la madera que separaba a los espectadores de los participantes del torneo.
Que lo separaban a él del príncipe...
-¿Qué es eso? – Preguntó gravemente, quizás a Ned pero también, marcadamente a Lyanna- ¿Qué es esto?- reafirmó su pregunta, dejando de ver al príncipe para clavar su mirada en sus hermanos mientras tomaba la corona de flores de las manos de Lyanna y la movía ante ellos.
El susurro fue general y por ahí había aplausos perdidos en medio de la nada. Brandon no sabía cómo actuar; si tomar la corona y lanzarla al suelo o tomar a Lyanna y llevársela. No pensaba cuando estaba molesto y en ese momento lo estaba. Estaba enojado y confundido.
Re: FB: Torneo de Harrenhal
Interacción con Hoster Tully || Mención a los Hermanos Stark
Los torneos hacía tiempo que habían dejado de tener su encanto para la primogénita de los Tully. Eran comunes y como hija del Señor del Tridente y la tierra de los Ríos, se esperaba que estuviese presente en ellos junto a su padre. Después de todo, la mayoría de ellos se tenían en honor a amigos o fechas importantes durante el año de Los Siete y era parte de su deber. Este torneo sin embargo era diferente. Quitando los entrenamientos en Aguasdulces y el final del combate de Brandon con Petyr, Catelyn no había podido disfrutar de ver a Brandon en acción y aquel momento era perfecto para poder suspirar como una niña enamorada (con disimulo por supuesto) sobre el hombre que, en un futuro, la tomaría entre sus brazos. Aunque pensándolo bien, la ansiedad que había sentido durante todas las justas en las que Brandon se había visto involucrado, casi se había cortado la circulación a sí misma de los dedos por apretar tanto sus manos entre sí oculto en su regazo. Varias veces, su dama de compañía le había asegurado que no tenía de qué preocuparse pero si había algo que caracterizase a Catelyn Tully, es que se preocupaba por todo a todas horas.
Cuando por fin venció el príncipe dragón, Catelyn había apartado su mirada de la arena con el fin de ajustar su vestido y echar un vistazo a su padre de forma instintiva. Al ver su ceño fruncido y oír sus palabras, volvió los ojos sobre el príncipe viendo horrorizada como pasaba de largo de Elia Martell, su esposa y madre de sus hijos, y colocaba la corona en el regazo de nada menos que Lyanna Stark, su futura cuñada. Al instante sintió un impulso de levantarse e ir a ayudar en lo que pudiese viendo los rostros ofendidos de ambos hermanos varones de los Stark. Había visto ese rostro enfurecido de Brandon cuando casi abrió en canal a Meñique y no era ni buena señal ni buen augurio de que aquel gesto hubiese sido una broma de muy mal gusto. No porque Lyanna no se lo mereciese, debía admitir que era muy hermosa. Si no porque la tesitura en la que había puesto a todo el mundo, a ambas casas.
Pero no solo los Stark y los Targaryen habían quedado afectados. Sus ojos volaron en busca de Elia que ya se había levantado de su asiento y se marchaba con sus hijos y su doncella de compañía. Si le hubiese pasado a ella podría haberse marchado como Elia había hecho, o haberse bajado del estrado para cruzarle la cara al desdichado que hubiese querido humillarla de tal forma delante de todos los altos dignatarios de Poniente. ¿Cómo había sido tan iluso, tan egoísta? Sin duda, parecía que los Targaryen no se regían por los mismos valores que los Tully o los Stark.
—Padre... —estiró su mano buscando su brazo en señal de auxilio. No sabía qué hacer. No era su lugar entrometerse en dicho conflicto pero, después de todo, eran sus tierras, su hogar. Por el momento era lo único que podía hacer. Pedir a su padre que actuase o guía para como proceder. Cuando algo le era muy importante, a veces Catelyn Tully perdía el norte actuando de forma impulsiva. Y lo último que hacía falta en ese lago era que otra roca se lanzase a su centro para quebrar su superficie que, en algún momento antes, había sido tranquila.
Cuando por fin venció el príncipe dragón, Catelyn había apartado su mirada de la arena con el fin de ajustar su vestido y echar un vistazo a su padre de forma instintiva. Al ver su ceño fruncido y oír sus palabras, volvió los ojos sobre el príncipe viendo horrorizada como pasaba de largo de Elia Martell, su esposa y madre de sus hijos, y colocaba la corona en el regazo de nada menos que Lyanna Stark, su futura cuñada. Al instante sintió un impulso de levantarse e ir a ayudar en lo que pudiese viendo los rostros ofendidos de ambos hermanos varones de los Stark. Había visto ese rostro enfurecido de Brandon cuando casi abrió en canal a Meñique y no era ni buena señal ni buen augurio de que aquel gesto hubiese sido una broma de muy mal gusto. No porque Lyanna no se lo mereciese, debía admitir que era muy hermosa. Si no porque la tesitura en la que había puesto a todo el mundo, a ambas casas.
Pero no solo los Stark y los Targaryen habían quedado afectados. Sus ojos volaron en busca de Elia que ya se había levantado de su asiento y se marchaba con sus hijos y su doncella de compañía. Si le hubiese pasado a ella podría haberse marchado como Elia había hecho, o haberse bajado del estrado para cruzarle la cara al desdichado que hubiese querido humillarla de tal forma delante de todos los altos dignatarios de Poniente. ¿Cómo había sido tan iluso, tan egoísta? Sin duda, parecía que los Targaryen no se regían por los mismos valores que los Tully o los Stark.
—Padre... —estiró su mano buscando su brazo en señal de auxilio. No sabía qué hacer. No era su lugar entrometerse en dicho conflicto pero, después de todo, eran sus tierras, su hogar. Por el momento era lo único que podía hacer. Pedir a su padre que actuase o guía para como proceder. Cuando algo le era muy importante, a veces Catelyn Tully perdía el norte actuando de forma impulsiva. Y lo último que hacía falta en ese lago era que otra roca se lanzase a su centro para quebrar su superficie que, en algún momento antes, había sido tranquila.
- Catelyn Tully:
Catelyn Stark
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Re: FB: Torneo de Harrenhal
Libre.
Mención a Lyanna Stark y familia; Elia Martell; Rhaegar Targaryen
Si su hermano no estaba en la liza, cualquier justa carecía de importancia para la joven Lannister. ¿Quién más que ser Jaime podía ofrecer un espectáculo digno para sus regios ojos verdes? Nadie. Nadie luchaba con su misma fiereza ni destreza, y por mucho que el príncipe Rhaegar hubiese resultado victorioso, Cersei sabía que un dragón no era equiparable a un león y que lo del Targaryen no había sido más que un capricho del azar.
La leona tenía la vista fija en su hermano, palco en el que también se encontraba la Martell, mujer que ocupaba el lugar que debía haber sido suyo. No pudo evitar mirarla con recelo, esperando a que Rhaegar la coronase Reina del Amor y la Belleza y toda esa parafernalia acabase. Pero el príncipe no se reunió con su esposa, sino fue a detenerse frente a la doncella lobo. En el rostro de la leona se dibujó una sonrisa torcida y complacida. «¿Qué tal sienta, Elia? No ser la elegida, no ser su reina». Pensó con malicia la mayor de los Lannister, aunque no por ello dejó de estar molesta. Puestos a coronar a alguien con quien no estaba casado, ¿Porqué no a ella? Era la Luz de Occidente, la mujer más bella de Poniente y, en su lugar, se había decantado por una andrajosa norteña.
Cersei volvió a dedicarle a su hermano una mirada llena de significado antes de centrarse en la familia Stark. Conocía lo que se decía del primogénito de éstos y su carácter, así que suponía que el espectáculo estaba servido. Cersei se acomodó en el banco, dispuesta a ser testigo de lo que allí sucediese.
Cersei Lannister*
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Re: FB: Torneo de Harrenhal
Interaccion con Alys Arryn
El torneo de Harrenhal parte con la multitud enardecida, los mejores caballeros de todo poniente y el mismo príncipe dragón estaban participando, este será un entretenimiento que los grandes señores disfrutaran con gran emoción y eso se nota por gritos de las doncellas en cada impacto de lanza de los caballeros en las justas.
Lord Hightower que es uno de los grandes invitados al torneo aun no hace acto de presencia, está pasando unos últimos minutos con su esposa en el fino lecho donde se hospedan durante el torneo en Harrenhal.
“Ohh mi amor, no quisiera tener que separarme de ti, pero me ausencia se notara en el torneo – le dije a mi bella Rhea – Solo un poco más – me responde ella lanzándose sobre mí, ambos desnudo luego de haber hecho el amor – ya luego terminara y volveré por ti – le digo mientras le beso una y otra vez – es hora de marchar a ver a esos tontos con armadura dándose palos – me levanto y le beso una vez más – siempre puedes venir conmigo, hermosa – me mira arrugando la nariz al escuchar mi invitación – ahora mismo no me apetece ver tanta violencia, si te arrepientes estaré esperándote desnuda en esta misma cama – me hace seña con la mano y me lanza un beso de lejos – que cruel eres Rhea, ya debo irme mi amor, adiós – me despido de ella con algo de dolor, obviamente que me encantaría quedarme con ella disfrutando de su cuerpo, pero un torneo siempre es buena oportunidad de generar lazos con nuevos señores y señoras importantes”
Así fue como Lord Baelor Hightower monto su corcel blanco y llego a toda prisa al descomunal castillo de Harrenhal, el mayor castillo que el hombre haya visto, casi imposible de llenar por completo. Hoy por muy poco hubiera sido posible esto, podría ser que todos los grandes señores y familias de ponientes estuvieran presentes, el Lord del Faro se hace lugar con dificultad buscando un buen asiento donde sentarse y obviamente donde la compañía rindiera frutos en la gran cosecha que a futuro espera poder cosechar. Casi como una iluminación divina había un asiento al lado de una hermosa dama, llevaba el emblema de los Arryn “¿podría ser que Jon Arryn este cerca?” Penso Baelor, por lo que no dudo en acercarse con calma.
“Mi Lady ¿está ocupado el asiento? – le pregunte con galantería a la dama con una pequeña reverencia”
✞ Baelor Hightower ✞
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Re: FB: Torneo de Harrenhal
torneo de Harrenhall
Interactúo con: Baelor y luego con Elbert PNJ
Los Arryn habían asistido al Torneo de Harrenhal y la más pequeña de las águilas se encontraba emocionada. Alys gustaba de ver los torneos, siempre le parecía de lo más interesante ver a los caballeros cabalgar en sus majestuosos corceles y hacer gala de sus proezas. En algunas ocasiones los ruidos de las lanzas impactando los cuerpos de los caballeros la hacían saltar del susto, pero eran cosas que venían con tener un palco cercano a la arena. La joven Arryn había bajado desde temprano en compañía de su sobrino. Con Elbert de brazos, Alys había disfrutado de toda la actividad que rodeaba la arena. Llegado el momento para que comenzara la justa, los dos tomaron asiento en el palco de los Arryn. —De aquí todo se ve muy bien, ¿no crees, Elbert?—
Su sobrino asintió. —Puedo ver incluso a la Princesa Elia, y si bien no me falla la vista, tiene a la pequeña princesa Rhaenys en su regazo.— Alys arrugó ligeramente la vista para ver si lo que decía Elbert era cierto. E indudablemente lo era.
Antes de que pudiera continuar con la conversación con su sobrino, un hombre —noble imaginó por sus vestiduras finas y su porte elegante— le preguntó si el asiento junto a ella estaba disponible. —Por supuesto, mi Lord. Puede tomar asiento,— comentó haciendo una ligera reverencia con su cabeza.
El evento comenzó y para sorpresa de nadie, el príncipe Rhaegar ganó. Alys aplaudió junto a Elbert y los dos se dedicaron a ver cómo su majestad coronaría a su esposa como la reina del amor y la belleza, no obstante, nada de eso pasó. El príncipe Targaryen pasó del palco de su majestad y se dirigió hacia donde la familia Stark se encontraba. En ese momento todos los aplausos cesaron y todos los comentarios murieron en las gargantas de los nobles de Poniente. —¿Qué está haciendo su majestad?— Escuchó a su primo preguntarse a sí mismo. Los ojos avellana de Alys no podían creer lo que estaba pasando; su majestad había coronado como la reina del amor y la belleza a Lady Lyanna Stark. No había coronado a su esposa, él había coronado a... la prometida de Robert Baratheon.
—Ha... ha coronado a Lady Lyanna...— susurró en un hilo de voz. Rápidamente sus ojos buscaron entre la multitud a Robert Baratheon para ver qué reacción tendría él. ¿Qué iba a ocurrir? Era bastante obvio que Ser Brandon Stark reaccionaría de muy mala forma. —Elbert, ¿qué va a ocurrir?— cuestionó en voz baja con cierta urgencia.
—No tengo idea, Lys... pero nada bueno surgirá de esto, eso os lo puedo asegurar.—
Su sobrino asintió. —Puedo ver incluso a la Princesa Elia, y si bien no me falla la vista, tiene a la pequeña princesa Rhaenys en su regazo.— Alys arrugó ligeramente la vista para ver si lo que decía Elbert era cierto. E indudablemente lo era.
Antes de que pudiera continuar con la conversación con su sobrino, un hombre —noble imaginó por sus vestiduras finas y su porte elegante— le preguntó si el asiento junto a ella estaba disponible. —Por supuesto, mi Lord. Puede tomar asiento,— comentó haciendo una ligera reverencia con su cabeza.
El evento comenzó y para sorpresa de nadie, el príncipe Rhaegar ganó. Alys aplaudió junto a Elbert y los dos se dedicaron a ver cómo su majestad coronaría a su esposa como la reina del amor y la belleza, no obstante, nada de eso pasó. El príncipe Targaryen pasó del palco de su majestad y se dirigió hacia donde la familia Stark se encontraba. En ese momento todos los aplausos cesaron y todos los comentarios murieron en las gargantas de los nobles de Poniente. —¿Qué está haciendo su majestad?— Escuchó a su primo preguntarse a sí mismo. Los ojos avellana de Alys no podían creer lo que estaba pasando; su majestad había coronado como la reina del amor y la belleza a Lady Lyanna Stark. No había coronado a su esposa, él había coronado a... la prometida de Robert Baratheon.
—Ha... ha coronado a Lady Lyanna...— susurró en un hilo de voz. Rápidamente sus ojos buscaron entre la multitud a Robert Baratheon para ver qué reacción tendría él. ¿Qué iba a ocurrir? Era bastante obvio que Ser Brandon Stark reaccionaría de muy mala forma. —Elbert, ¿qué va a ocurrir?— cuestionó en voz baja con cierta urgencia.
—No tengo idea, Lys... pero nada bueno surgirá de esto, eso os lo puedo asegurar.—
Re: FB: Torneo de Harrenhal
La victoria no es algo nuevo para los dragones. Cada cosa que hacía podía jactarse de hacerla de forma impecable y a pesar de ser como el otoño, apagado en parte, no había dudas de que Rhaegar Targaryen comprendía que sus acciones eran el foco de luz para un pueblo ciego. Cada vez que él cantaba, la gente se detenía a escucharle. Cada vez que sus dedos acariciaban las finas cuerdas de su arpa, todo el mundo parecía congelarse. Era el sol para un mundo lleno de oscuridad y por esa razón, el príncipe Targaryen se dejaba ver en público. ¿Acaso no merecían los hijos de aquellos hombres carentes de la sangre mística una oportunidad de compartir con ellos, los herederos de la sangre Valyria?
Su sonrisa dedicada a su pequeña hija y posteriormente a su esposa habían sido el preámbulo de una acción que pocos comprenderían. En su pecho, Rhaegar supo que la suerte que los dioses le dieron en aquellas justas había sido fruto del rostro de su hija y de la sonrisa de Elia. Su amada Elia, mujer que había conquistado sus instintos en el lecho y su corazón fuera de éste. Elia, cuya salud había decaído desde que había dado a luz a la hija de ambos.
Cada vez que le veía, un nudo se formaba en su garganta sabiendo que si la tomase en ese momento, podría causarle daño. El dragón enjaulado era una bestia que parecía caminar de un lado al otro de la jaula buscando el momento en que la puerta se abriese o morder la mano que le habia encerrado. Elia le había dado una hija y él la amaba por eso. Pero él sabía que necesitaba dos más. De su matrimonio debían nacer tres niños porque el dragón tiene tres cabezas, no una.
Poco pensó en eso cuando tumbó de su caballo a Ser Barristan Selmy. Su rostro lleno de orgullo se mostró a los presentes mientras el aplauso se volvió ensordecedor. Poco más lejos vio a su padre e hizo una reverencia sublime más allá que, por un instante, sus ojos pasaran a la sombra junto a Aerys. Varys le observaba con sus manos envueltas en esas túnicas extrañas que siempre le vestían.
El contacto visual se perdió cuando una voz familiar habló a su lado: -La tradición dice que el ganador ha de coronar a la Reina del Amor y la Belleza, príncipe. Todas están expectantes de vuestra decisión – diría Walter Whent mientras los sirvientes le acercaban a Rhaegar una corona de flores azules, conocidas como rosas invernales. El Targaryen cuyo cabello blanco parecía una cascada de plata al quitarse el casco observó el objeto y sus ojos, al instante, se posaron en su esposa.
Walter Whent tenía claro que más allá de que el sitio estuviese lleno de las mujeres más hermosas, Rhaegar colocaría esa corona en la cabeza de su mujer puesto que, de no ser así, el escandalo sería inmediato. Y pobre Walter que, quizás sin darse cuenta, acababa de predecir lo que llegaría a suceder ante todo Poniente.
Rhaegar observó por un instante los pétalos de esas flores mientras su corcel blanco le llevaba suavemente hasta donde estaba Elia Martell, su esposa. La hermosa Elia que le había dado una hija aún más hermosa. La hermosa Elia que, posiblemente no podría darle más hijos. Esa sonrisa que tenía en sus labios pareció por un momento opacarse mientras le miraba y volvía a observar la corona entre sus manos. Elia no era el invierno, como esas flores parecían serlo.
Detuvo su caballo por un instante y volvió la mirada alrededor. Podía sentirlos a todos, observándole con incertidumbre, como los animales observan el sol y a pesar de desear comprenderlo, no pueden hacerlo. Y fue en medio de esa locura, esa gran cantidad de ojos que se clavaban en él que Rhaegar vio algo que resaltó un instante e hizo que su mundo se detuviese.
Una mirada azul como las rosas invernales.
Suavemente el caballo continuó hacia esos ojos inocentes que parecían confusos y a la vez, salvajes. Antes de darse cuenta, había pasado junto a Elia sin observarle. Y antes de siquiera notarlo, había dejado caer la corona de flores azules en el regazo de esa extraña mujer que había aquietado el mundo ante él.
Pocas son las mujeres que pueden centrar el universo de un dragón. Ella era una: Lyanna Stark.
Hizo una reverencia leve y apenas pudo sonreír. No era interés físico. Él estaba casado con una mujer de salud frágil. Él amaba a esa mujer. Pero, por alguna razón que solo los dioses podrían llegar a entender, Elia no había logrado captarlo en aquel momento de incertidumbre.
Entreabrió los labios y sintió por un momento que debía hablar pero la mirada de todos alrededor pesaba más que mil cruces. Asintió con la cabeza y giró el corcel, dándole la espalda a los reclamos.
Su sonrisa dedicada a su pequeña hija y posteriormente a su esposa habían sido el preámbulo de una acción que pocos comprenderían. En su pecho, Rhaegar supo que la suerte que los dioses le dieron en aquellas justas había sido fruto del rostro de su hija y de la sonrisa de Elia. Su amada Elia, mujer que había conquistado sus instintos en el lecho y su corazón fuera de éste. Elia, cuya salud había decaído desde que había dado a luz a la hija de ambos.
Cada vez que le veía, un nudo se formaba en su garganta sabiendo que si la tomase en ese momento, podría causarle daño. El dragón enjaulado era una bestia que parecía caminar de un lado al otro de la jaula buscando el momento en que la puerta se abriese o morder la mano que le habia encerrado. Elia le había dado una hija y él la amaba por eso. Pero él sabía que necesitaba dos más. De su matrimonio debían nacer tres niños porque el dragón tiene tres cabezas, no una.
Poco pensó en eso cuando tumbó de su caballo a Ser Barristan Selmy. Su rostro lleno de orgullo se mostró a los presentes mientras el aplauso se volvió ensordecedor. Poco más lejos vio a su padre e hizo una reverencia sublime más allá que, por un instante, sus ojos pasaran a la sombra junto a Aerys. Varys le observaba con sus manos envueltas en esas túnicas extrañas que siempre le vestían.
El contacto visual se perdió cuando una voz familiar habló a su lado: -La tradición dice que el ganador ha de coronar a la Reina del Amor y la Belleza, príncipe. Todas están expectantes de vuestra decisión – diría Walter Whent mientras los sirvientes le acercaban a Rhaegar una corona de flores azules, conocidas como rosas invernales. El Targaryen cuyo cabello blanco parecía una cascada de plata al quitarse el casco observó el objeto y sus ojos, al instante, se posaron en su esposa.
Walter Whent tenía claro que más allá de que el sitio estuviese lleno de las mujeres más hermosas, Rhaegar colocaría esa corona en la cabeza de su mujer puesto que, de no ser así, el escandalo sería inmediato. Y pobre Walter que, quizás sin darse cuenta, acababa de predecir lo que llegaría a suceder ante todo Poniente.
Rhaegar observó por un instante los pétalos de esas flores mientras su corcel blanco le llevaba suavemente hasta donde estaba Elia Martell, su esposa. La hermosa Elia que le había dado una hija aún más hermosa. La hermosa Elia que, posiblemente no podría darle más hijos. Esa sonrisa que tenía en sus labios pareció por un momento opacarse mientras le miraba y volvía a observar la corona entre sus manos. Elia no era el invierno, como esas flores parecían serlo.
Detuvo su caballo por un instante y volvió la mirada alrededor. Podía sentirlos a todos, observándole con incertidumbre, como los animales observan el sol y a pesar de desear comprenderlo, no pueden hacerlo. Y fue en medio de esa locura, esa gran cantidad de ojos que se clavaban en él que Rhaegar vio algo que resaltó un instante e hizo que su mundo se detuviese.
Una mirada azul como las rosas invernales.
Suavemente el caballo continuó hacia esos ojos inocentes que parecían confusos y a la vez, salvajes. Antes de darse cuenta, había pasado junto a Elia sin observarle. Y antes de siquiera notarlo, había dejado caer la corona de flores azules en el regazo de esa extraña mujer que había aquietado el mundo ante él.
Pocas son las mujeres que pueden centrar el universo de un dragón. Ella era una: Lyanna Stark.
Hizo una reverencia leve y apenas pudo sonreír. No era interés físico. Él estaba casado con una mujer de salud frágil. Él amaba a esa mujer. Pero, por alguna razón que solo los dioses podrían llegar a entender, Elia no había logrado captarlo en aquel momento de incertidumbre.
Entreabrió los labios y sintió por un momento que debía hablar pero la mirada de todos alrededor pesaba más que mil cruces. Asintió con la cabeza y giró el corcel, dándole la espalda a los reclamos.
Re: FB: Torneo de Harrenhal
Interactuó con Alys Arryn y Alyssa Sunglass(PNJ)
Había asistido al torneo acompañando a la reina como era su deber, su familia también había ido, pero ella se había mantenido al lado de la familia real en todo momento hasta la última justa. Para esa justa le pidió permiso a la reina para ir con sus hermanas, pues quería contemplar esta última demostración de caballería al lado de sus hermanas pequeñas.
Las tres se sentaron en un balcón diferente al de sus padres pues Alyssa alegaba de que desde ahí podrían ver mejor y sí que pudieron ver mejor en especial cual el príncipe pasó de largo y corono a una mujer diferente a su esposa. “¿Quién es esa dama?” pregunto Alyssa y su hermana mayor no supo que responder-solo sé que no es su esposa- murmuro mientras escuchaba como las personas a su alrededor también hablaban y en general todo el mundo murmuraba, al parecer todos los presentes estaban sorprendido y sin entender que había sucedido ahí.
Escucho como una dama murmuraba el nombre de la reina del amor y la belleza y no pudo evitar girar el rostro y preguntar-perdone mi atrevimiento pero ¿es ella Lady Lyanna Stark, la doncella lobo?-le pregunto a la muchacha quien al parecer era miembro de la casa Arryn pues tenía su blasón en la ropa. “pobre princesa Elia debe sentirse completamente humillada” murmuro su hermana mientras Laena suspira sin saber que debía hacer, tal vez debería ir con la reina pues no creía que la mujer se tomara muy bien lo que acababa de hacer su hijo o tal vez debía ir con sus padres y esperar que todo estuviera bien pues suponía que algo malo iba a salir de ese torneo.
Había asistido al torneo acompañando a la reina como era su deber, su familia también había ido, pero ella se había mantenido al lado de la familia real en todo momento hasta la última justa. Para esa justa le pidió permiso a la reina para ir con sus hermanas, pues quería contemplar esta última demostración de caballería al lado de sus hermanas pequeñas.
Las tres se sentaron en un balcón diferente al de sus padres pues Alyssa alegaba de que desde ahí podrían ver mejor y sí que pudieron ver mejor en especial cual el príncipe pasó de largo y corono a una mujer diferente a su esposa. “¿Quién es esa dama?” pregunto Alyssa y su hermana mayor no supo que responder-solo sé que no es su esposa- murmuro mientras escuchaba como las personas a su alrededor también hablaban y en general todo el mundo murmuraba, al parecer todos los presentes estaban sorprendido y sin entender que había sucedido ahí.
Escucho como una dama murmuraba el nombre de la reina del amor y la belleza y no pudo evitar girar el rostro y preguntar-perdone mi atrevimiento pero ¿es ella Lady Lyanna Stark, la doncella lobo?-le pregunto a la muchacha quien al parecer era miembro de la casa Arryn pues tenía su blasón en la ropa. “pobre princesa Elia debe sentirse completamente humillada” murmuro su hermana mientras Laena suspira sin saber que debía hacer, tal vez debería ir con la reina pues no creía que la mujer se tomara muy bien lo que acababa de hacer su hijo o tal vez debía ir con sus padres y esperar que todo estuviera bien pues suponía que algo malo iba a salir de ese torneo.
Re: FB: Torneo de Harrenhal
Interacción con Lady Desmera Redwyne PNJ
Había viajado hacia el Tridente junto a su sobrina Desmera para ver el torneo que allí se estaría llevando. Como caballero, un buen torneo jamás pasaba desapercibido. Y Desmera, la pequeña y dulce Desmera, se había antojado de ir. Ben se había reído al verla tan emocionada, pero imaginaba que esa era una de esas cosas que hacían a las mujeres especiales: su devoción por las pequeñas cosas. Todas las damas del reino gozaban con las justas pues allí podían ver a los caballeros mostrar sus proezas. El capitán Redwyne había participado en una de las justas pero no llegó más de ello, había perdido ante un noble caballero de Occidente.
La última de las justas era la mejor; el príncipe Rhaegar participaría de ella y todos los nobles presentes estaban ansiosos por semejante participación. Todos sabían cuan diligente era el príncipe, así que no fue una sorpresa que ganara la justa. —¡Coronará a la princesa Elia! Había exclamado su sobrina a un lado de él. Desmera estaba emocionada con el asunto y Ben imaginó que ella también tendría el deseo de ser coronada como reina del amor y la belleza en el futuro. "Probablemente ocurra más pronto de lo que quisiera".
Sin embargo, para sorpresa de todos los presentes, el príncipe Rhaegar no coronó a la princesa Elia. Le había pasado de largo y se había atrevido a coronar a una doncella de la casa Stark. Sus ojos verdes no podían creer lo que había sucedido. ¿Qué demonios había ocurrido? —Por los Siete...— fue lo único coherente que pudo decir. Desmera también se había quedado en silencio. A su alrededor los murmullos no se hicieron de esperar, todos señalaban que la muchacha norteña era Lady Lyanna Stark, la hija de Lord Rickard Stark. Y todo eso empeoraba mucho más la situación. Ben mantuvo su mirada firme en los Stark, mientras que una de sus manos se enroscaba de forma protectiva en el brazo de su sobrina. —Si algo sucede, correrás sin pensarlo dos veces, ¿entendido?— dijo en voz tan baja que solo su sobrina podía escucharle. Tenía que proteger a la joven Desmera y regresarla sana y salva a los brazos de su hermano. No podía permitir que algo le pasara; no se lo perdonaría.
Ben Redwyne
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Re: FB: Torneo de Harrenhal
Con Catelyn, referencias a Lord Whent (PNJ)
Hoster sintió el frío recorrer su espalda cuando todo pasó, pudo notar la reacción de Brandon Stark, moviendo la corona de flores de un lado a otro y aunque no podía oírlo, sospechaba que era lo que estaba diciendo, quizás vociferando a diestra y siniestra, indignado tanto con el príncipe como con su hermana.
De pronto sintió el brazo de Catelyn aferrándose al suyo y su suave voz, con un dejo de temor pidiendo un poco de calma.
Los Tully miró a su alrededor y clavó su mirada en Lord Whent, el que respondió con cara de congoja y un encogimiento de hombros ante la situación desde el otro lado de la pista. Lord Tully pasó de él, despues de todo su única responsabilidad en lo que estaba pasando era haber organizado el torneo.
Observó a su hija mayor y con voz tranquila, aunque no disimulada le respondió.
- Catelyn, es mejor que te quedes en las gradas, si comienza a morir gente agáchate y trata de cubrirte como puedas, lo que ha pasado puede desencadenar una trifulca mayor, de todas formas dejaré a un guardia contigo.
Hizo una seña a uno de sus hombres y le dio la instrucción clara, pase lo que pase no debía dejar sola a Catelyn y debía protegerla ante cualquier situación de peligro.
Le dio un beso en la frente y bajo de las gradas ante el murmullo generalizado, ese murmullo ininteligible pero que produce mucho ruido, cuando muchas personas hablan al mismo tiempo en voz baja.
Comenzó a caminar cruzando la pista en dirección a Lord Whent que parecía petrificado para subir al estrado y dirigir la palabra de ser necesario, despues de todo el torneo se había llevado a cabo en sus dominios y el peor escenario que podía darse, estaba a punto de suceder.
- Los Martell, Baratheon y Stark, de seguro están ofendidos... Y los Targaryen, como si nada... - Pensó durante unos segundos, mientras se desplazaba de un lugar a otro, esperando que en cualquier momento se desatara una pelea.
Re: FB: Torneo de Harrenhal
torneo de Harrenhall
Interactúo con: Alys y despues con Cersei Lannister
“Muchas gracias mi lady, espero no inoportunar – le dije mientras tomaba asiento al lado de ella, creo que me había retrasado bastante con Rhea, el torneo estaba finalizando – ya ha ganado el príncipe, yo tenía mis apuestas con Barristan el bravo, me perdí todo el torneo – le mencionaba a la dama al lado mío sin mirar, atento a la ceremonia de coronación de la reina del amor – la princesa Elia debe estar emocionada que la coronen ante todos los grandes seño… - Mis palabras son interrumpidas con las impredecibles acciones de Rhaegar, la princesa estaba para el otro lado ¿para dónde iba? O no o no – ¿es esto una especie de broma? – musite al aire, estaban todos en shock, el dragón había coronado a la loba del norte – nada bueno saldrá de esto – miro a la dama con el niño en brazo – con su permiso – me levanto para poder marchar – me retiro, y yo que ud. Haría lo mismo.”
“Que un caballero galante corone a una mujer hermosa y comprometida no era novedad, que el caballero sea el príncipe y además que ya este casado corone a una mujer comprometida, hablando de ambos grandes familias de poniente. Esto es una locura que acabara como dicen los Targaryen, con sangre y fuego, no tengo nada mas que hacer en este lugar, será un milagro si esto termina con pocas muertas, debo ir a por Rhea y empezar el viaje de regreso”
“Estaba llegando a salida cuando veo entre la multitud otra de las damas mas hermosas de poniente, Cersei Lannister, como no conocerla si es de la única familia que puede equiparar su riqueza con la mía, aunque nunca he tenido el placer de cruzar palabras con ellas, sería realmente una buena jugada, si Rhea si hiciera amiga de ella y yo mismo pudiera ser cercano a ella y a su familia ¿Quién podría detenernos? Me acerque a ella de forma caballerosa y llame su atención con una seña – Mi Lady Lannister – le ofreci una pequeña reverencia – Sera mejor que se retire de este lugar, nada bueno se avecina, yo mismo podría escoltarla, soy Lord Baelor Higtower, es un placer.”
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Re: FB: Torneo de Harrenhal
Finalmente, Rhaegar Targaryen había resultado campeón del vigente torneo de Harrenhal, celebrado en la monstruosa fortaleza ribereña y organizado por su señor, Lord Whent, en honor a su hija.
Stannis había acudido a dicho evento junto al resto de sus familiares y nobles y cortesanos tormenteños: no por gusto, pues bien sabido era que repudiaba y desestimaba este tipo de certamenes y lides, en las que consideraba que se ungían y encumbraban a jóvenes caballeros muy por encima de su verdadera valía y destreza. Sin embargo, no tenía problema alguno en aceptar abiertamente que el príncipe Dragón había resultado ser un más que justo vencedor, aplastando sin miramientos a cada uno de sus contendientes hasta la victoria.
Correspondiendo a la multitud congregada en los abarrotados graderíos, Stannis se levantó de su acomodo y comenzó a aplaudir, pausadamente, con gesto adusto y sin apartar la mirada del campeón, siguiendo los pasos que daba sobre la lid con la corona de flores en ambas manos. Fue de los pocos en no exhalar suspiro o sonido de asombro alguno cuando el Targaryen coronó nada más y nada menos que a Lady Lyanna Stark de Invernalia. El gentío comenzó a murmurar y de repente el ambiente se llenó de bisbiseos de incredulidad y confusión. Stannis rechinó los dientes, antes de comenzar a hablar para su entorno.
— El título de Reina del Amor y la Belleza es otorgado normalmente a una noble hermosa que exhiba con justicia el apelativo. Lady Stark, puede ostentar dicha acreditación tanto como muchas otras doncellas asistentes acreditándolo con su manifiesto atractivo. No entiendo este asombro generalizado.
Stannis había acudido a dicho evento junto al resto de sus familiares y nobles y cortesanos tormenteños: no por gusto, pues bien sabido era que repudiaba y desestimaba este tipo de certamenes y lides, en las que consideraba que se ungían y encumbraban a jóvenes caballeros muy por encima de su verdadera valía y destreza. Sin embargo, no tenía problema alguno en aceptar abiertamente que el príncipe Dragón había resultado ser un más que justo vencedor, aplastando sin miramientos a cada uno de sus contendientes hasta la victoria.
Correspondiendo a la multitud congregada en los abarrotados graderíos, Stannis se levantó de su acomodo y comenzó a aplaudir, pausadamente, con gesto adusto y sin apartar la mirada del campeón, siguiendo los pasos que daba sobre la lid con la corona de flores en ambas manos. Fue de los pocos en no exhalar suspiro o sonido de asombro alguno cuando el Targaryen coronó nada más y nada menos que a Lady Lyanna Stark de Invernalia. El gentío comenzó a murmurar y de repente el ambiente se llenó de bisbiseos de incredulidad y confusión. Stannis rechinó los dientes, antes de comenzar a hablar para su entorno.
— El título de Reina del Amor y la Belleza es otorgado normalmente a una noble hermosa que exhiba con justicia el apelativo. Lady Stark, puede ostentar dicha acreditación tanto como muchas otras doncellas asistentes acreditándolo con su manifiesto atractivo. No entiendo este asombro generalizado.
Re: FB: Torneo de Harrenhal
Torneo de Harrenhal - Año 281 - FB
Interacción con Brandon y Lyanna Stark. Mención a Hoster y Catelyn Tully
Las palabras de mi hermano resuenan en mis oídos. Me hubiera gustado responderle "Es una corona, obvio". Pero a pesar de mi cinismo no me atrevo a pronunciar tal cosa y solo queda en el pensamiento inoportuno. Por el momento me contento con el hecho de que Brandon aun esta tan trastocado como yo para hacer algo más que no sea preguntar. Un estallido de cólera o una palabra fuera de lugar, más aun que la acción del príncipe podría hacer que todo el lugar se viniera abajo como un hormiguero sacudido por la bota de un niño.
Tomo una bocanada de aire y pienso deprisa, en el horizonte observo a Hoster Tully bajar de su palco para acercarse hasta donde Lord Whent. Como Señor de los Ríos, parece el hombre más capacitado para tomar el timón de la situación, mientras que Lady Catelyn queda rezagada al resguardo de uno de sus hombres de armas. Es lo más sensato, mantenerla lejos de cuanto pueda originarse lo que es una gran idea, que me ayuda a escoger mi vía de acción.
—Brandon...— Carraspeo para llamar su atención. Para que se fije en mi, en vez de la dichosa corona que sostiene aun entre sus dedos. —¿Por qué no bajamos y nos reunimos con Lady Tully? Mírala, parece asustada...— No se si es verdad o no, pero necesito distraer la atención de Brandon con otro pensamiento. Que se percate de que aquí y ahora, como decida responder y actuar puede marcar el devenir del futuro, casi tanto como Raeghar con su maldita coronación.
Lentamente levanto la mano hasta su hombro, apretando con firmeza mis dedos alrededor del mismo, sin tirar de el o moverlo. No, sin su permiso. Es simplemente el gesto de apoyo de un hermano hacia otro. Luego miro a Lyanna despacio, ha estado callada todo este tiempo, sin recibir felicitaciones o aplauso alguno. Seguro que no es así como se habría imaginado ser coronada algún día reina del amor y belleza. "Lo siento, Lyanna" pienso arrugando los labios en una triste mueca.
Re: FB: Torneo de Harrenhal
Harrenhal
La última justa. Tras ello vendría el banquete y finalmente, tras algunos asuntos a finiquitar, podrían volver a Invernalia. Sabía que pronto tendría que hacer más viajes al Sur por su incesable necesidad de crear lazos con el resto de los reinos, pero ya había estado tiempo suficiente fuera de Invernalia y aquello no le agradaba. Lord Rickard estaba sentado al lado de su esposa, Lyarra Stark, de quien sostenía la mano. Del otro lado su primogénito. El palco en el que se encontraban los lobos lindeaba con el de los Baratheon debido al compromiso entre su hija y Lord Robert. Separó los dedos de su mujer para aplaudir al Príncipe Dragón que se dirigía en primera instancia hacia su mujer, como era de esperarse, para coronarla como Reina del Amor y la Belleza. A sus ojos no pasó nada pero Lyarra si notó el momento en el que el Príncipe ancló su mirada al palco -Rickard- Su voz, antaña dulce, tenía un signo de alarma que hizo que los instintos del Guardián del Norte se despertaran. Se fijó entonces en Rhaegar que se encaminaba hacia Lyanna. Por escasos segundos esperó que el Dragón entrara en razón. Pero no lo hizo.
Su primogénito fue el que enardeció. Rápido y fiero. La Sangre de Lobo, pensó -Rickard- Llamó otra vez Lyarra y el hombre norteño dio una palmada suave en su mano antes de incorporarse con mucha tranquilidad. Era una situación particularmente tensa, los ojos de todo el Reino estaban sobre ellos. No le pasó desapercibido el movimiento de Hoster y el de la princesa Elia, tampoco el comentario de Stannis Baratheon, pero temía en ese mismo instante del Rey Aerys. Se acercó a sus hijos, escuchando a Ned mientras Rhaegar se alejaba inmune a las reacciones de Brandon -Brandon, deja la corona de Lyanna en su regazo lentamente y escolta a Lady Tully hacia la fortaleza- Su tono era firme, severo y sin admitir réplica. Su mano estaba sobre la empuñadura de Hielo por si, en apenas segundos, aquello se convertía en una revuelta. Los ojos de color acero del Señor de Invernalia se clavaron en los de su hijo mayor con la misma fiereza que él representaba, sólo que su padre tenía demasiados años de experiencias y más cabeza que el heredero.
-Lyarra, querida- La llamó extendiendo una mano. Lo mejor era sacarlas de ahí mismo. Miró a su hijo Ned confiando en él para pensar antes de reaccionar -Ned, escolta a tu madre y a tu hermana- Lady Lyarra, con su imponente belleza, se incorporó acercándose a su hija y tendiéndole la mano -No mireis al Rey, por todo el amor que me profesan, no se os ocurra mirar al Rey- Dijo su madre con un tono que hasta a Rickard le pareció temeroso, algo que nunca había visto en su mujer.
Su primogénito fue el que enardeció. Rápido y fiero. La Sangre de Lobo, pensó -Rickard- Llamó otra vez Lyarra y el hombre norteño dio una palmada suave en su mano antes de incorporarse con mucha tranquilidad. Era una situación particularmente tensa, los ojos de todo el Reino estaban sobre ellos. No le pasó desapercibido el movimiento de Hoster y el de la princesa Elia, tampoco el comentario de Stannis Baratheon, pero temía en ese mismo instante del Rey Aerys. Se acercó a sus hijos, escuchando a Ned mientras Rhaegar se alejaba inmune a las reacciones de Brandon -Brandon, deja la corona de Lyanna en su regazo lentamente y escolta a Lady Tully hacia la fortaleza- Su tono era firme, severo y sin admitir réplica. Su mano estaba sobre la empuñadura de Hielo por si, en apenas segundos, aquello se convertía en una revuelta. Los ojos de color acero del Señor de Invernalia se clavaron en los de su hijo mayor con la misma fiereza que él representaba, sólo que su padre tenía demasiados años de experiencias y más cabeza que el heredero.
-Lyarra, querida- La llamó extendiendo una mano. Lo mejor era sacarlas de ahí mismo. Miró a su hijo Ned confiando en él para pensar antes de reaccionar -Ned, escolta a tu madre y a tu hermana- Lady Lyarra, con su imponente belleza, se incorporó acercándose a su hija y tendiéndole la mano -No mireis al Rey, por todo el amor que me profesan, no se os ocurra mirar al Rey- Dijo su madre con un tono que hasta a Rickard le pareció temeroso, algo que nunca había visto en su mujer.
Re: FB: Torneo de Harrenhal
Lyanna disfrutaba de las justas entre Ned y Brandon. Ya habían roto un par de lanzas y no se sabía quién podía ser vencedor aunque el ascenso del Príncipe Dragón era considerable. Lyanna cruzó las piernas y arregló las faldas de su ligero vestido celeste, telas llegadas de Myr, pocas veces podía lucir atuendos tan delicados debido al frío del Norte; por eso cuando venía al Sur usaba algunos vestidos “bonitos” que su madre le traía y, además, aquel evento era de un nivel social grande y no quería humillar a su padre y tampoco a su futuro marido. Los ojos azules de Lyanna, rasaltados por el contraste de la tela, miraron de reojo al hombre que se convertiría en su esposo. Estaba observando las justas, distraído y Lyanna volvió la mirada para cuando Rhaegar finalmente se consolidó como ganador.
Lyanna aplaudió con una sonrisa en los labios. No conocía al Príncipe pero sabía que era importante cumplir con el protocolo. Se inclinó un poco hacia Ned -¿Sabes que al coronar a la princesa Elia se convertiría en la primera dorniense en ser Reina del Amor y la Belleza?- Le dijo a Ned. Seguramente ya lo sabía, pero la Doncella Lobo a veces traía comentarios curiosos para sacarle conversación a su hermano -Aunque sería un hermoso detalle que coronara a su hija- Musitó Lyanna con una más amplía sonrisa mientras desviaba la vista al palco real. Allí la nena estaba sentada en el regazo de la preciosa dorniense. Los ojos de la princesa brillaban y Lyanna observó al objeto de su devoción.
Sus ojos azules se enfrentaron, por primera vez en la vida, con la mirada amatista del príncipe Rhaegar Targaryen, Heredero del Trono de Hierro. El Príncipe Dragón. Lyanna dejó de aplaudir muy lentamente sintiendo que aquella mirada, encendida, la llamaba. La Loba no parpadeó sino que enfrentó el escrutinio del príncipe, notando su cercanía y cómo empezaba a abrasarla por dentro. Se le había erizado la piel. Era una sensación que no conocía y que no supo poner en palabras ni en ese momento ni en el futuro. El Príncipe Rhaegar colocó aquella corona de rosas invernales sobre su regazo, observó aquella sonrisa escasa y Lyanna le respondió con una propia moviendo la cabeza a manera de… ¿Era agradecimiento o comprensión? ¿Comprensión de qué? Notó que abrió los labios y Lyanna frunció el ceño antes de tensarlos. La magia empezaba a resquebrajarse con los gritos de Brandon y la Loba tensó los labios en clara señal de que era mejor mantener el silencio.
Los dedos de Lyanna rodearon la corona antes de que Brandon se la arrebatara. No estaba comprendiendo del todo que estaba pasando porque aún divagaba en ese momento particular -Esta es mi corona de flores- Sentenció con un voz fiera ante su hermano, levantando una mirada que también latía con la Sangre de Lobo. A la dama no le gustaba que le arrebataran sus cosas. Eran suyas. Esa corona era suya. Tironeó de la corona un poco pero detuvo el arrebato cuando su padre hizo acto de presencia. Su voz le pareció cruelmente molesta. Como si estuviese reteniéndose y fue entonces cuando la pelinegra paseó la vista alrededor. Muchos nobles empezaban a huir y los guardias acudían a por las damas. A la Doncella se le paralizó el corazón al ver el rostro de su madre y mantuvo la vista baja para evitar observar hacia el palco real sin soltar su corona hasta que Brandon lo hizo, entonces sus dedos se aferraron al aro floral.
Finalmente la Doncella se incorporó teniendo la precaución de no colocarse la corona en la cabeza y caminar hacia su hermano Ned, buscando su mirada con el ceño fruncido. Había cosas que se le escapaban. Se suponía que ser coronada Reina del Amor y la Belleza era un momento hermoso, para ella había sido… ¿Místico? pero al volver de aquel trance se encontraba con todo un ambiente caldeado y tenso, miradas que la juzgaban y sus padres intentando protegerla pero la ofensa estaba hecha sólo quedaba saber si correría más sangre en Harrenhal.
Y se acordó de otro dato curioso... Ella era la primera Reina del Amor y la Belleza con sangre norteña en las venas.
Lyanna aplaudió con una sonrisa en los labios. No conocía al Príncipe pero sabía que era importante cumplir con el protocolo. Se inclinó un poco hacia Ned -¿Sabes que al coronar a la princesa Elia se convertiría en la primera dorniense en ser Reina del Amor y la Belleza?- Le dijo a Ned. Seguramente ya lo sabía, pero la Doncella Lobo a veces traía comentarios curiosos para sacarle conversación a su hermano -Aunque sería un hermoso detalle que coronara a su hija- Musitó Lyanna con una más amplía sonrisa mientras desviaba la vista al palco real. Allí la nena estaba sentada en el regazo de la preciosa dorniense. Los ojos de la princesa brillaban y Lyanna observó al objeto de su devoción.
Sus ojos azules se enfrentaron, por primera vez en la vida, con la mirada amatista del príncipe Rhaegar Targaryen, Heredero del Trono de Hierro. El Príncipe Dragón. Lyanna dejó de aplaudir muy lentamente sintiendo que aquella mirada, encendida, la llamaba. La Loba no parpadeó sino que enfrentó el escrutinio del príncipe, notando su cercanía y cómo empezaba a abrasarla por dentro. Se le había erizado la piel. Era una sensación que no conocía y que no supo poner en palabras ni en ese momento ni en el futuro. El Príncipe Rhaegar colocó aquella corona de rosas invernales sobre su regazo, observó aquella sonrisa escasa y Lyanna le respondió con una propia moviendo la cabeza a manera de… ¿Era agradecimiento o comprensión? ¿Comprensión de qué? Notó que abrió los labios y Lyanna frunció el ceño antes de tensarlos. La magia empezaba a resquebrajarse con los gritos de Brandon y la Loba tensó los labios en clara señal de que era mejor mantener el silencio.
Los dedos de Lyanna rodearon la corona antes de que Brandon se la arrebatara. No estaba comprendiendo del todo que estaba pasando porque aún divagaba en ese momento particular -Esta es mi corona de flores- Sentenció con un voz fiera ante su hermano, levantando una mirada que también latía con la Sangre de Lobo. A la dama no le gustaba que le arrebataran sus cosas. Eran suyas. Esa corona era suya. Tironeó de la corona un poco pero detuvo el arrebato cuando su padre hizo acto de presencia. Su voz le pareció cruelmente molesta. Como si estuviese reteniéndose y fue entonces cuando la pelinegra paseó la vista alrededor. Muchos nobles empezaban a huir y los guardias acudían a por las damas. A la Doncella se le paralizó el corazón al ver el rostro de su madre y mantuvo la vista baja para evitar observar hacia el palco real sin soltar su corona hasta que Brandon lo hizo, entonces sus dedos se aferraron al aro floral.
Finalmente la Doncella se incorporó teniendo la precaución de no colocarse la corona en la cabeza y caminar hacia su hermano Ned, buscando su mirada con el ceño fruncido. Había cosas que se le escapaban. Se suponía que ser coronada Reina del Amor y la Belleza era un momento hermoso, para ella había sido… ¿Místico? pero al volver de aquel trance se encontraba con todo un ambiente caldeado y tenso, miradas que la juzgaban y sus padres intentando protegerla pero la ofensa estaba hecha sólo quedaba saber si correría más sangre en Harrenhal.
Y se acordó de otro dato curioso... Ella era la primera Reina del Amor y la Belleza con sangre norteña en las venas.
Re: FB: Torneo de Harrenhal
Lord Whent (PNJ) y observo durante unos segundos a Lord Stark.
Hoster llego con rapidez hasta el palco donde se encontraba el dueño de casa, que como tal se encontraba a un costado del palco ocupado por la familia real. Dio otra mirada a la arena y vio como poco a poco se empezaban a desocupar las gradas. Todos los Stark estaban de pie mientras que los Baratheon parecían no inmutarse ante lo acontecido. Dirigió fugazmente sus ojos hacia el Rey, prácticamente solo puesto que los demás miembros de la familia parecían haberse desvanecido, se encontraba impertérrito sonriendo quizás sin entender nada de lo que estaba pasando a su alrededor.
- Lord Whent, si esto se sale de control somos responsables de restablecer el orden, este atento.
Lord Whent asintió con un gesto de su cabeza y bajo de la tarima dando instrucciones a sus hombres. Dio una mirada a su hija que aun era resguardada por su soldado, y la notaba algo asustada, el dejo de preocupación era evidente con todo lo que pasaba en aquel momento. Pero no se comparaba con el rostro de Lady Lyarra que trasuntaba temor, un temor incalculable e inesperado respecto de una mujer de tan alta dignidad, en contraste al rostro de su joven hija de cual emanaba una contenida expresión de decepción.
Continuó observando al otro lado de la arena, esta vez en dirección a Lord Stark, con la esperanza de cruzar alguna mirada para poder comunicarse y poder señalarle con algún gesto que por el bien de todos, moderara a su primogénito, futuro esposo de Catelyn.
Re: FB: Torneo de Harrenhal
Mis ojos no dejaban de ver a Lyanna casi culpándola a ella por lo que acababa de suceder. Solo la voz de Ned a mi lado fue capaz de hacer que volviese a él mi rostro más allá de que mis gestos estuviesen desencajados. Saltaría, por los Siete, saltaría a la arena y exigiría una explicación al príncipe por aquello a menos que me atasen con cuerdas y me llevasen a rastras. La corona empezaba a perder pétalos entre mis dedos mientras Ned volvía a hablar, solo que mencionaba ahora a Catelyn Tully quien estaba abajo con su padre. Tuve que cerrar los ojos para tener claridad pero ésta escapaba de mí como el agua entre los dedos de un hombre sediento. Y entonces, mi padre habló con calma. No sé por qué pero su voz trajo a mis recuerdos una imagen de él pasando su mano por el lomo de un perro salvaje para tranquilizarlo. Mis dedos dejaron de apretar la corona de flores y, no sin dificultad, traté de ceder a su órden.
Pero Lyanna tenía ese maldito temperamento que hacía que por momentos quisiésemos lanzarnos uno encima del otro sin importar el cariño mutuo. Me lanzó esa mirada decidida mientras sacaba tomaba esa corona como si le diese orgullo sin entender absolutamente nada de lo que estaba sucediendo. Apreté los dientes cuando me arrebató esas flores inmundas y por un momento, la idea de lanzar ese regalo al suelo y pisarlo solo para fastidiarle se me hizo de lo más tentadora.
Pero mi padre había hablado y no quería preocuparle. Además, podía ver en el rostro de mi madre real interés en que saliésemos de ahí. Y así lo haríamos. Volví el rostro a Ned por un instante, cruzándose nuestros ojos y con éste gesto, marcándole mucho de lo que acababa de pasar. Él no era ajeno al insulto real. En el fondo de mi corazón quería creer que él no estaba ajeno a ello como nuestra hermana. Respiré y escuché la voz de mi madre diciendo algo que parecía someterme en un latigazo “Que no mirase al rey…Que si la amaba, no le mirase”.
Apreté los dientes como si entre éstos lo tuviese al rey, su hijo, su esposa, su madre y todos los demás dragones que creían que por su título podían hacer lo que quisiesen pero, por el amor que le profesaba a ella, a mi madre, no le miré.
-Si, padre…- mi voz era profunda, como si mis propias cuerdas vocales estuviesen entumecidas por la situación. Al pasar junto al Lord de la casa Stark bajé la cabeza en señal de sumisión y solté una bocanada de aire mientras buscaba hacerle entender que mi enojo estaba justificado – Se burlan de nosotros– quise decirle pero sabía que ese no era el lugar para hablar. Ya hablaríamos en la seguridad del hogar lejos de todas las miradas que gracias a Rhaegar Targaryen teníamos encima.
Sin más caminé hacia donde se encontraban Catelyn Tully y Lord Hoster pero mi mente estaba tan lejos de ella que no podía siquiera enfocarme. De tanto en tanto volvía los ojos al caballo con el jinete platinado y soberbio que había logrado hacer que los Stark estuviésemos en la boca de todos como si fuésemos algún tipo de bufón real. Y mis puños volvían a cerrarse ante eso, imaginando que él estaba dentro de ellos.
Pero Lyanna tenía ese maldito temperamento que hacía que por momentos quisiésemos lanzarnos uno encima del otro sin importar el cariño mutuo. Me lanzó esa mirada decidida mientras sacaba tomaba esa corona como si le diese orgullo sin entender absolutamente nada de lo que estaba sucediendo. Apreté los dientes cuando me arrebató esas flores inmundas y por un momento, la idea de lanzar ese regalo al suelo y pisarlo solo para fastidiarle se me hizo de lo más tentadora.
Pero mi padre había hablado y no quería preocuparle. Además, podía ver en el rostro de mi madre real interés en que saliésemos de ahí. Y así lo haríamos. Volví el rostro a Ned por un instante, cruzándose nuestros ojos y con éste gesto, marcándole mucho de lo que acababa de pasar. Él no era ajeno al insulto real. En el fondo de mi corazón quería creer que él no estaba ajeno a ello como nuestra hermana. Respiré y escuché la voz de mi madre diciendo algo que parecía someterme en un latigazo “Que no mirase al rey…Que si la amaba, no le mirase”.
Apreté los dientes como si entre éstos lo tuviese al rey, su hijo, su esposa, su madre y todos los demás dragones que creían que por su título podían hacer lo que quisiesen pero, por el amor que le profesaba a ella, a mi madre, no le miré.
-Si, padre…- mi voz era profunda, como si mis propias cuerdas vocales estuviesen entumecidas por la situación. Al pasar junto al Lord de la casa Stark bajé la cabeza en señal de sumisión y solté una bocanada de aire mientras buscaba hacerle entender que mi enojo estaba justificado – Se burlan de nosotros– quise decirle pero sabía que ese no era el lugar para hablar. Ya hablaríamos en la seguridad del hogar lejos de todas las miradas que gracias a Rhaegar Targaryen teníamos encima.
Sin más caminé hacia donde se encontraban Catelyn Tully y Lord Hoster pero mi mente estaba tan lejos de ella que no podía siquiera enfocarme. De tanto en tanto volvía los ojos al caballo con el jinete platinado y soberbio que había logrado hacer que los Stark estuviésemos en la boca de todos como si fuésemos algún tipo de bufón real. Y mis puños volvían a cerrarse ante eso, imaginando que él estaba dentro de ellos.
Re: FB: Torneo de Harrenhal
Interacción con Brandon Stark || Mención a los Stark, Hoster Tully
Existían muy pocas veces en las que la mayor de los Tully se sintiese incómoda. Normalmente, ese tipo de situaciones tenían que ver con su hermana y sus desplantes en los momentos menos oportunos pero aquella escena que sucedía ante sus ojos sin que se atreviese a actuar era una de las más incómodas entre las que se había encontrado en mucho, mucho tiempo. La fiereza con la que Brandon y Lyanna discutían la dejó asombrada. Primero por la reacción extrema, aunque completamente comprensiva, de Brandon y la cabezonería de Lyanna. No podía escucharlos desde donde se encontraba pero no hacía falta para saber que la pequeña de los Stark no tenía ni la más remota idea de lo terrible de la situación. Solo quería su corona. Después de todo, los pequeños siempre habían sido protegidos de la realidad durante mucho más tiempo que los mayores. Ella misma era testigo de ello constantemente con sus propios hermanos.
Cuando Ned la miró, asintió con la cabeza, en gesto de apoyo viendo la congoja del segundo y esperó pacientemente aún a sabiendas de que debería haberse marchado junto al guardia que tenía a su espalda, vigilando los alrededores por si la situación se ponía peor. La joven apretó sus manos entre sí compartiendo el nerviosismo que podía leer en el rostro de Lady Stark. Cuanto le hubiese gustado el poder tener a su madre allí consigo arropándola entre sus brazos. Se habría sentido la chica más segura del mundo dándole absolutamente igual lo que pasase a su alrededor. Pero no estaba. Hacía ya mucho que no.
Al ver a Brandon caminar hacia ella, se puso en pie dando un par de pasos para cruzar su camino pues lo veía andar con las manos apretadas como si quisiese derrribar la fortaleza a puñetazos. No era para nada lo que hubiese deseado sería su encuentro con él después del torneo. Si hubiese ganado él, ¿la habría coronado a ella? Su mente le decía que sí. Que no habría cometido tal insensatez como el príncipe se había permitido. Después de todo, si los Targaryen eran algo, es que eran excéntricos y despreocupados. Intentó sonreír de forma calmada, la preocupación aún presente en sus ojos.
—Gracias por escoltarme, lord Stark —habló en voz suave estirando la mano para tocarle el brazo intentando así sacarle del estado de ebullición en el que se encontraba pero pronto la apartó dejando que se calmase a su debido tiempo. Los hombres de sangre caliente debían controlarse y desahogarse ellos mismos y no había nada que ningún agente externo pudiese hacer. En silencio, se puso en camino hacia la fortaleza donde encontraría un lugar donde poder conversar a solas, lejos de oídos indiscretos que pudiesen mal interpretar sus palabras. O simplemente se quedaría callada escuchándole, al fin y al cabo, Catelyn estaba de parte de Brandon en todo aquello. Tenía toda la razón del mundo de reaccionar de aquella forma y nadie la haría cambiar de opinión.
Cuando Ned la miró, asintió con la cabeza, en gesto de apoyo viendo la congoja del segundo y esperó pacientemente aún a sabiendas de que debería haberse marchado junto al guardia que tenía a su espalda, vigilando los alrededores por si la situación se ponía peor. La joven apretó sus manos entre sí compartiendo el nerviosismo que podía leer en el rostro de Lady Stark. Cuanto le hubiese gustado el poder tener a su madre allí consigo arropándola entre sus brazos. Se habría sentido la chica más segura del mundo dándole absolutamente igual lo que pasase a su alrededor. Pero no estaba. Hacía ya mucho que no.
Al ver a Brandon caminar hacia ella, se puso en pie dando un par de pasos para cruzar su camino pues lo veía andar con las manos apretadas como si quisiese derrribar la fortaleza a puñetazos. No era para nada lo que hubiese deseado sería su encuentro con él después del torneo. Si hubiese ganado él, ¿la habría coronado a ella? Su mente le decía que sí. Que no habría cometido tal insensatez como el príncipe se había permitido. Después de todo, si los Targaryen eran algo, es que eran excéntricos y despreocupados. Intentó sonreír de forma calmada, la preocupación aún presente en sus ojos.
—Gracias por escoltarme, lord Stark —habló en voz suave estirando la mano para tocarle el brazo intentando así sacarle del estado de ebullición en el que se encontraba pero pronto la apartó dejando que se calmase a su debido tiempo. Los hombres de sangre caliente debían controlarse y desahogarse ellos mismos y no había nada que ningún agente externo pudiese hacer. En silencio, se puso en camino hacia la fortaleza donde encontraría un lugar donde poder conversar a solas, lejos de oídos indiscretos que pudiesen mal interpretar sus palabras. O simplemente se quedaría callada escuchándole, al fin y al cabo, Catelyn estaba de parte de Brandon en todo aquello. Tenía toda la razón del mundo de reaccionar de aquella forma y nadie la haría cambiar de opinión.
Catelyn Stark
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Re: FB: Torneo de Harrenhal
Así como el silencio acalló las gradas, un abismo ensordecedor se apoderó de la expresión de Robert. La copa de vino en sus labios tembló con la presión de su agarre, mientras una gota de alcohol fugitivo corría por la comisura de sus labios. El murmullo de los espectadores taladró su cabeza, la cual aún intentaba descifrar qué estaba contemplando.
— ¿Acaso él ha…?— farfulló sobrecogido, rehén de los instintos que tomaron el control de su cuerpo. Su rostro enardecido se tiñó de un estupor rojo y aquellos que se encontraban sentados a su costado pudieron sentir el filo de sus codos al tensar sus brazos en rabia. Su primera reacción fue levantarse, pero, una subyugación invisible recayó sobre sus hombros, regresándolo a su lugar.
No fue la cabizbaja y melosa expresión de Rhaegar Targaryen aquello que lo detuvo. Maldita sea, pensó, se arrepintió inmediatamente de rechazar participar en el torneo. Los señores de las casas no se involucran en la loza de tales eventos y, como nunca, maldijo respetar la tradición de sus ancestros. Casi podía palpar la lanza que hubiese astillado contra el torso del Príncipe de la Corona una y mil veces.
Tampoco lo detuvieron las acciones conmocionadas de la familia Stark, los cuales tenían su propio conflicto por obtener respuestas de su amada Lyanna y, más aún, controlar el temperamento salvaje de Brandon. Entre el grupo norteño, Robert buscó por un instante la mirada de su compañero, Eddard Stark. Instintivamente esperó que él pudiera entregarle una respuesta. Siempre lo sabía todo y, ahora más que nunca, requería de su templado entendimiento.
No, nada de eso lo encadenó a su asiento. La figura que podía domar al gran venado era aún más imponente que el polémico príncipe, quien no era más que una cría insolente de dragón, o la modestia de acompañar a la familia de su prometida. Fue la mirada enferma y desconfiada del Rey Costra que se cruzó con la propia y, como una sombra negra que devora el sol, aquello fue suficiente para causar una conmoción en su pecho. Un parpadeo en el cual se detuvo a pensar.
— ¿No lo han escuchado todos? Stannis habla con verdad. El príncipe, Rhaegar Targaryen, no ha hecho más que rendir honor a la belleza de Lyanna Stark. ¡Cambiad esas caras!— clamó con una estridente carcajada y vozarrón alegre, para luego continuar bebiendo holgado. Las palabras de su hermano, siempre correctas y lógicas, hicieron eco en su cabeza desorientada y lo salvaron de cometer el más terrible de los errores.
Miembros de la comitiva Baratheon replicaron el comentario de Robert y, al menos en esa región de las gradas, el alboroto pareció calmarse al ver que el Lord no había tomado la coronación como un insulto. Poco sabían ellos en verdad. No tenían idea alguna de cómo había recibido tal insolencia.
Sus ojos siguieron la distante figura del joven Targaryen y, orientado por una sonrisa falsa, continuó bebiendo en silencio. Segundo a segundo, mientras su ceño se ensombrecía, los gruesos dedos de Robert se incrustaban en la copa de bronce, deformándola con la forma de su palma. Ninguno tenía idea.
— ¿Acaso él ha…?— farfulló sobrecogido, rehén de los instintos que tomaron el control de su cuerpo. Su rostro enardecido se tiñó de un estupor rojo y aquellos que se encontraban sentados a su costado pudieron sentir el filo de sus codos al tensar sus brazos en rabia. Su primera reacción fue levantarse, pero, una subyugación invisible recayó sobre sus hombros, regresándolo a su lugar.
No fue la cabizbaja y melosa expresión de Rhaegar Targaryen aquello que lo detuvo. Maldita sea, pensó, se arrepintió inmediatamente de rechazar participar en el torneo. Los señores de las casas no se involucran en la loza de tales eventos y, como nunca, maldijo respetar la tradición de sus ancestros. Casi podía palpar la lanza que hubiese astillado contra el torso del Príncipe de la Corona una y mil veces.
Tampoco lo detuvieron las acciones conmocionadas de la familia Stark, los cuales tenían su propio conflicto por obtener respuestas de su amada Lyanna y, más aún, controlar el temperamento salvaje de Brandon. Entre el grupo norteño, Robert buscó por un instante la mirada de su compañero, Eddard Stark. Instintivamente esperó que él pudiera entregarle una respuesta. Siempre lo sabía todo y, ahora más que nunca, requería de su templado entendimiento.
No, nada de eso lo encadenó a su asiento. La figura que podía domar al gran venado era aún más imponente que el polémico príncipe, quien no era más que una cría insolente de dragón, o la modestia de acompañar a la familia de su prometida. Fue la mirada enferma y desconfiada del Rey Costra que se cruzó con la propia y, como una sombra negra que devora el sol, aquello fue suficiente para causar una conmoción en su pecho. Un parpadeo en el cual se detuvo a pensar.
No, no ahora. Razonó escuetamente.
— ¿No lo han escuchado todos? Stannis habla con verdad. El príncipe, Rhaegar Targaryen, no ha hecho más que rendir honor a la belleza de Lyanna Stark. ¡Cambiad esas caras!— clamó con una estridente carcajada y vozarrón alegre, para luego continuar bebiendo holgado. Las palabras de su hermano, siempre correctas y lógicas, hicieron eco en su cabeza desorientada y lo salvaron de cometer el más terrible de los errores.
Miembros de la comitiva Baratheon replicaron el comentario de Robert y, al menos en esa región de las gradas, el alboroto pareció calmarse al ver que el Lord no había tomado la coronación como un insulto. Poco sabían ellos en verdad. No tenían idea alguna de cómo había recibido tal insolencia.
Sus ojos siguieron la distante figura del joven Targaryen y, orientado por una sonrisa falsa, continuó bebiendo en silencio. Segundo a segundo, mientras su ceño se ensombrecía, los gruesos dedos de Robert se incrustaban en la copa de bronce, deformándola con la forma de su palma. Ninguno tenía idea.
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Re: FB: Torneo de Harrenhal
FB: Torneo de Harrenhal
Cuando Lord Whent llevó a cabo los preparativos para ese Torneo jamás en toda su vida imaginó lo que sucedería en él ni que en éste se daría el comienzo de un periodo caótico que sumiría Poniente en la sangre. Observó atónito cómo Rhaegar Targaryen realizaba una acción tan fuera de lo común como absurda mientras pasaba saliva viendo casi como un reflejo, la figura del Rey observándolo todo. Hoster Tully tenía razón cuando dijo que ellos deberían reestablecer el orden porque, si todo seguía cómo lo estaba viendo, los Starks colisionarían contra los Targaryen como dos fuerzas opuestas.
Pero la paz de los Dioses se mantuvo cuando el Brandon Stark bajó la ira de su temperamento a pedido de su familia. Y muchos de los que estaban totalmente asombrados rieron por obligación ante las palabras de Robert Baratheon.
Todos menos aquellos que pensaban que la acción de Rhaegar Targaryen había sido un intento descontrolado de ganarse la gracia del Norte para iniciar una revuela contra su padre.
Todos menos aquellos que pensaban que el Príncipe había perdido los escrúpulos y que se había enamorado de una mujer prometida por nada más y nada menos que el Señor de Bastión de las Tormentas.
Muchos veían más allá de este conflicto y temían que esto solo fuese el inicio de la tragedia.
Sin embargo, Brandon Stark acompañó a su joven prometida Catelyn Tully y se alejó de aquel hombre que provocaba su sangre de lobo. Eddard Stark acompañó a su hermana y a su madre para sacar los ojos juiciosos de ellos y así, ir calmando las aguas, término nunca mejor usado en Tierras de los Rios.
Lord Whent volvió su mirada aliviada a Hoster Tully asintiendo con la cabeza marcando que todo estaba en órden.
-¡La Reina del Amor y la Belleza es del Norte!- elevó su voz así como sus manos buscando el apoyo presente. No se atrevió siquiera a repetir el nombre, no sea que algo como eso volviese a alimentar el fuego que no terminaba de ahogarse.
-Luego de las Justas que coronaron al Príncipe como Ganador, no nos queda más que celebrar. ¡Aun el Torneo no ha finalizado y en los próximos días veremos a los mejores hijos de Poniente pelear! – elevó su voz con las manos abiertas y una sonrisa en el rostro. –Pero hoy, ¡hoy debemos festejar la Belleza! –
De esa forma daba pie para que los que quisiesen retirarse lo hiciera – La coronación de la Belleza y el Amor de la primera mujer norteña no puede ser pasada por alto. ¡Cuando el sol caiga y la primer estrella se vea en el cielo, festejaremos con comida y música la elección de nuestro campeón como la dama más bella de Poniente!-
Pero la paz de los Dioses se mantuvo cuando el Brandon Stark bajó la ira de su temperamento a pedido de su familia. Y muchos de los que estaban totalmente asombrados rieron por obligación ante las palabras de Robert Baratheon.
Todos menos aquellos que pensaban que la acción de Rhaegar Targaryen había sido un intento descontrolado de ganarse la gracia del Norte para iniciar una revuela contra su padre.
Todos menos aquellos que pensaban que el Príncipe había perdido los escrúpulos y que se había enamorado de una mujer prometida por nada más y nada menos que el Señor de Bastión de las Tormentas.
Muchos veían más allá de este conflicto y temían que esto solo fuese el inicio de la tragedia.
Sin embargo, Brandon Stark acompañó a su joven prometida Catelyn Tully y se alejó de aquel hombre que provocaba su sangre de lobo. Eddard Stark acompañó a su hermana y a su madre para sacar los ojos juiciosos de ellos y así, ir calmando las aguas, término nunca mejor usado en Tierras de los Rios.
Lord Whent volvió su mirada aliviada a Hoster Tully asintiendo con la cabeza marcando que todo estaba en órden.
-¡La Reina del Amor y la Belleza es del Norte!- elevó su voz así como sus manos buscando el apoyo presente. No se atrevió siquiera a repetir el nombre, no sea que algo como eso volviese a alimentar el fuego que no terminaba de ahogarse.
-Luego de las Justas que coronaron al Príncipe como Ganador, no nos queda más que celebrar. ¡Aun el Torneo no ha finalizado y en los próximos días veremos a los mejores hijos de Poniente pelear! – elevó su voz con las manos abiertas y una sonrisa en el rostro. –Pero hoy, ¡hoy debemos festejar la Belleza! –
De esa forma daba pie para que los que quisiesen retirarse lo hiciera – La coronación de la Belleza y el Amor de la primera mujer norteña no puede ser pasada por alto. ¡Cuando el sol caiga y la primer estrella se vea en el cielo, festejaremos con comida y música la elección de nuestro campeón como la dama más bella de Poniente!-
Los Siete
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Re: FB: Torneo de Harrenhal
Interactuo con Laena y Elbert. Hago mención de los Stark y de Robert Baratheon
Una joven doncella de cabellos rojos le había preguntado si la joven coronada por Rhaegar era Lyanna Stark. Alys asintió, —Lo es, mi lady. Es la doncella del Norte.— No sabía que más decir acerca de la joven Stark, pues aunque conocía a Eddard por haber sido pupilo de su hermano, no la conocía a ella. La joven Arryn solo conocía lo básico de la joven norteña; que era quizás un año menor que ella y que era la prometida de Robert. Y pensando en el tormenteño, la joven águila buscó con su mirada el lugar donde estaban los nobles de Tormentas.
Le fue bastante fácil encontrar a Robert, pues su altura y presencia lo destacaba entre sus compañeros. Lo único que Alys le rogaba a los Siete era que Robert no fuera a perder la cabeza en el evento, si lo hacía, ella estaba cien por ciento segura de que perdería la vida. “Jon lo ha educado bien, no podría perder la cabeza de esa forma,” pensó esperanzada. Se había criado con el Baratheon y con el Stark, y aunque al último siempre lo había visto como un hermano más, al tormenteño… Robert era diferente, eso era todo.
Gracias a los Siete ni los Stark ni Robert perdieron la cabeza. Habían jugado sus cartas muy bien y con ello la joven águila se había sentido aliviada. Todo era un malentendido; el príncipe Rhaegar no había querido ofender a nadie, ¿no? Claro, era evidente que luego tendría que hablar con su mujer, pero eso no eran menesteres del pueblo. Lo importante era que nadie hubiera tomado aquella coronación como un insulto… públicamente. Ya dentro de las puertas de sus casas las personas podrían hablar, pero hacerlo allí delante de los Targaryen era una locura. Y por suerte, nadie había caído en ella. —Te juro que por unos momentos pensé que esto terminaría mal, Elbert,— susurró, aplaudiendo suavemente a las palabras “reconciliadoras” de Lord Whent. —Al menos la paz seguirá en el reino.—
Re: FB: Torneo de Harrenhal
Con Baelor Hightower
Cersei Lannister permanecía más atenta a la grada en que estaba sentada la familia de los lobos que a las personas que tenía a su alrededor, lo cual no era de extrañar si se tenían en cuenta las circunstancias. Por eso precisamente fue por lo que se sobresaltó al escuchar la voz de un varón reclamando su atención. —Lord Hightower, qué sorpresa.—sonrió como le habían educado, grácil y amable. Sin embargo, la occidental no se molestó en devolverle la reverencia.—Sois muy amable, mi lord.—justo entonces su hermano apareció en escena a espaldas del del Dominio, a quién reprendió por su falta de decoro. Pura fachada. —Disculpad a ser Jaime, a veces olvida las formas y la cortesía.—la muchacha puso los ojos en blanco y miró apesadumbrada a Baelor. —Agradezco de sobremanera vuestro gesto, sois muy galante.—le dedicó una de sus sonrisas más encantadoras mientras se ponía en pie. —Pero mi hermano es muy testarudo y si no le permito escoltarme es capaz de pasarse toda su vida recordándomelo. Los Siete me salven.—omitió el pequeño gran detalle de que Jaime Lannister era la única persona en las que confiaba a ciegas y a la única en cuyas manos pondría su propia vida. —Quizá cuando se calmen las aguas podáis dedicarme un poco de vuestro valioso tiempo.—a su familia no le convendría estrechar lazos con los Hightower, pues de sobra era conocida su fortuna y estatus en el Dominio.
Cersei inclinó levemente la cabeza y se aferró al brazo de su hermano, por quien se dejó guiar más allá de la liza. Tal vez debía agradecerle que le librase de cháchara sin mucho sentido, o tal vez se merecía ser tachado de culpable por apartarle de todo lo que se estaba cociendo en los palcos. Uno u otro caso, Cersei había conseguido tenerle para ella, así que lo demás carecía de importancia. Seguía dándole vueltas a lo que acababa de suceder, más cada paso que daba, iba dejando todo un tanto más atrás pese a que sabía que el tema volvería a salir. Era tan inevitable como respirar. Además, algo le decía que estaría en boca de muchos durante todo el año. O quizás más.
Fdr: Actúo en consecuencia al post paralelo a esto. + Cersei out.
Cersei Lannister*
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