La Corza Pálida

por **Petyr Baelish** Jue Ago 17, 2017 11:52 pm

La Corza Pálida

Día XIX | Mes VII | Año 284 | Bosque de Dioses

Ya llevaba varios días en Desembarco del Rey y todo parecía indicar que permanecería en esa ciudad hasta la boda del Príncipe. Se necesitaba a gente hábil con los números y las finanzas a fin de organizar y contabilizar todos los gastos y si volviera al Valle no lograría recaudar suficiente como para que mereciera la pena el viaje, así que prestaba apoyo a los funcionarios de la capital en esas labores. El Baelish iba adelantado en los cálculos pero éstos se debían de someter a toda la pesadez de la burocracia en cadena: Contador Real, Consejero de la Moneda, Consejo Privado... de modo que le resultaba fácil encontrar muchos momentos de inactividad.

Había realizado varias compras y encargos, llegando a implicar en una de estas adquisiciones a Lysa. Desde luego que no se había olvidado de la Tully después de su breve cruce de miradas durante la ceremonia en honor a Viserys y trató de estar al tanto de sus rutinas. Supo que gustaba de visitar con aquel bosquecillo, que sin duda era lo más cercano a los jardines de Aguasdulces, y para la ocasión buscó adelantarse a ella de manera que una vez que arribara ya estuviera él allí.

Esperó bajo un olmo con una túnica larga de seda que según le habían dicho correspondía a una fabulosa temporada de cría de gusanos y cultivo de moreras de las Ciudades Libres. A pesar de la calidad, su vestimenta no era excesivamente suntuosa al no presentar engarces ni bordados de oro. De hecho, un holgado y abrochado manto de color ciruela cubría la mayoría de la prenda, permitiendole también esconder la cajita que contenía el regalo para la joven. Esperó mientras tarareaba una canción de tono triste.