Maestre Aaron (Beesbury)

Maestre Aaron (Beesbury)

Personalidad

Inteligente aunque a veces parezca inseguro, Aaron es naturalmente gentil y de formas amables y bondadosas, sin embargo su instinto de supervivencia por lo general se antepone a cualquier otro principio y su capacidad para recordar rostros, nombres y datos varios que tanto le ha servido para sus estudios al mismo tiempo lo vuelve incapaz de olvidar las injurias cometidas contra él o contra su familia.

Es disciplinado y estudioso, hábil con las manos en lo que se refiere a preparación de pociones o habilidad y predisposición para curar, aunque torpe con cualquier tipo de arma o para el combate -al punto de que cuando era niño solían decirle que contra más lejos de las armas se mantuviera más seguro para todos, empezando por él-.

Su ambición de conocimiento lo ha llevado a explorar territorios del saber que por lo general no son accesibles para la mayoría ni bien vistos, de ahí que porte algunos eslabones de acero valyrio en su cadena.

Generalmente es reservado. Sus años en la Ciudadela le han servido para aprender el valor de la información, sin importar de dónde ni cómo la obtenga.

Amaba a su madre profundamente y lloró con sinceridad cuando la enfermedad de Occidente se la llevó. Con su padre no llegó a tener demasiado trato, pero sentía por él respeto y aprecio.

Historia

Cuando a Ser Lyman Beesbury (hijo de Lyman Beesbury) aceptó casarse con Myielle Lannister, no era consciente ni pudo prever que sería con ella más dichoso que con cualquier otra mujer del mundo. Sencilla y afectuosa, Myielle era una doncella de finas maneras y gran corazón que supo hacer de su hogar un lugar a donde valiera la pena volver.

Al enterarse de que Myielle estaba embarazada de Aaron, ambos sintieron que su dicha estaba completa, más la alegría de la feliz pareja se vio truncada cuando en lugar de un caballero de gran valía les nació un chiquillo inseguro sin habilidad alguna para las artes del combate y bastante enfermizo, tanto que los maestres pensaron que no sobreviviría los primeros años de vida.

Sin embargo, Aaron Beesbury desde pequeño tenía un fuerte instinto de supervivencia o un gran amor a la vida, al menos lo suficientemente fuerte como para que -a pesar de los sucesivos períodos de enfermedad- saliera adelante, quedándole como resabio de aquellos primeros años algunos problemas hepáticos que le impiden hasta ahora poder comer ciertos alimentos o beber alcohol y cierto tono levemente amarillento en la piel.

Los años de convalecencia le templaron el carácter volviéndolo disciplinado, lo cual sumado a su memoria y su interés por el estudio le brindaron la posibilidad de ingresar a la Ciudadela a la corta edad de trece días del nombre, convirtiéndose así en uno de los acólitos más jóvenes de la Ciudadela.

 Si bien su madre se sintió orgullosa ante tal hazaña, no dejó de lamentar tener que separarse de su hijo tan tempranamente, una separación que ninguno de los dos sabía en ese momento que sería definitiva. Su padre falleció durante la purga de los dominenses, aunque no queda claro si en el asedio a Altojardín estaba del lado de los defensores o los atacantes.

Aunque en sus primeros años -debido a su corta edad- los maestres no solían tomarlo en cuenta y hasta fue víctima de desprecios y humillaciones, su capacidad, inteligencia y habilidad le granjearon un rápido acceso a varios eslabones de plata, acero y estaño, más su ambición de conocimiento lo llevó a obtener al menos uno de acero valyrio.

¿Cuál es tu papel en el Juego de Tronos?

Colaborar en la búsqueda de la cura para la plaga de Occidente como primera medida, por curiosidad profesional pero además por una especie de desafío personal de acabar con aquello que se llevó a su madre y que está diezmando Occidente. Luego de esto, ya dirá la Ciudadela y el Destino qué futuro le aguarda a su persona y a la información que pueda colectar en el proceso...