Soy yo el que debe partir - Hoster T.

Había sido cosa de horas. Horas. Horas en las que todo se lo habían llevado Los Otros. Su hija, la luz de sus ojos, había sido secuestrada y las malas voces decían que por el Príncipe Rhaegar que ya una vez había osado dañar el honor de ella y de su familia. No, señor Dragón, el Norte recuerda y recuerda muy bien vuestra ofensa. Y tras ello, le había anunciado a Brandon la situación que si bien había logrado controlar aquel fatídico día en Harrenhal, no así había podido hacerlo ahora. En el momento en el que las palabras abandonaron los labios de Rickard sabía que todo iría para mal. La pupila de Brandon se había dilatado, sus cejas se habían fruncido, la quijada se había marcado y sobre los hombres de su primogénito había caído un peso invisible que amenazaba con matarlo. Debió haber atendido ese asunto él.

Una hora después de que Brandon se fuera es cuando habían notado su ausencia y le habían informado a Rickard. Se habían ido cuatro nobles: Elbert Arryn, Jeffory Mallister, Kyle Royce y su hijo Brandon Stark directo a Desembarco del Rey a exigir a su hermana, según decían algunos escuderos. Rickard había estado escribiendo dos cuervos, mientras su esposa caminaba de un lado para el otro con el nerviosismo a flor de piel y los ojos muertos. El sonido de sus pasos murió cuando le trajeron la noticia y el Guardián del Norte tuvo que acudir a su futuro consuegro.

-Que ensillen los caballos. Yo parto a Desembarco y tú a Invernalia, Lyarra- Ordenó y su mujer asintió. No tardó demasiado en ponerse en movimiento y liderar a aquellos escuderos, dándoles premuras a punta de palmadas. Antes de irse tomó el rostro de Rickard y le dejó un beso -Los traeré de vuelta. Vete al Norte, Lyarra. No debimos salir de ahí- Tomó el rostro de su mujer para memorizarlo antes de separarse y entonces la dejó ir. Ambos partieron por caminos diferentes. Ella iría a buscar al resto de la comitiva Stark y él iría a dar la cara hacia Lord Tully y explicar la situación, aparte de decidir qué acciones tomar. Cuando llegó al despacho los guardias lo miraron - Necesito hablar con lord Hoster y tengo el tiempo contado. Es extremadamente urgente. Infórmenle-

No sabía si debido a la seriedad de sus palabras y la voz autoritaria, pero el guardia acudió rápidamente a llamar a su señor que lo hizo pasar. Saludó cordialmente a Hoster, con un getso de cabeza y una apretón de manos. No era la primera vez que lo veía pues habían hablado el año anterior para concretar el compromiso de Lady Catelyn y su primogénito.

Y pensando en él.

-Me acaban de anunciar que Brandon partió. Asumo que ha ido a Desembarco del Rey- Indicó con un tono bastante firme y severo. Definitivamente aquello no le agradaba. Asimismo, incluso si Hoster lo invitaba, no tomaría asiento. Tenía apenas unos minutos antes de que le avisaran que los caballos estaban listos. Apoyó las manos sobre el respaldo de una silla de madera. Debió suponer que él haría esto. Ya había esperado alguna especie de disculpa real por la actitud de Rhaegar en el torneo de Harrenhal hace un año atrás, pero no la recibió ni de él ni de su padre y el rencor había logrado adormecerse pero seguía ahí. Sólo bastó una pequeña chispa para que Brandon saliera a cazar dragones. Y, lo peor de todo aquello, es que no se tenía prueba sustancia de que había sido el Heredero del Trono quien se había llevado a su hija.

-Mis caballos están siendo alistados. Partiré con una comitiva a ver si le doy alcance y no comete ningún acto que traiga consecuencias- Informó y lo miró. Los planes empezaban a andar mientras los vientos del invierno arreciaban. El invierno estaba aquí y los niños del verano habían salido a jugar en un terreno que desconocían.  -Lyarra partirá al Norte. Ned está en el Nido. Lyanna, evidentemente, no tenemos idea de donde está así que, finiquitando ideas, mi señor, la boda deberá esperar hasta que Brandon y yo regresemos- Señaló esperando que Hoster comprendiera su situación. Lo cierto es que la organización estaba bastante avanzada y por eso Rickard y la familia Stark había abandonado Invernalia. Llegaron más temprano de lo que pretendían a la Tierra de los Ríos y habían sido los primeros huéspedes de los Tully. La noticia de Lyanna se esparció demasiado rápido y las consecuencias también.

Es lo que temo, Lord Hoster- Mencionó Rickard. Conocía muy bien el temperamento de su hijo y debía controlarlo cuanto antes para evitar que la furia del Rey Aerys se descargara sobre él. Sabía cuales eran las consecuencias de la partida de Brandon, por eso había sido su premura tal que había dejado un cuervo sin escribir. Ya podría hacerlo por el camino mientras su caballo iba tan rápido como podía.

-Os agradecería mucho la escolta, mi lord. Por otro lado, si os sentís más seguro alejando a vuestras hijas hacia El Norte no dudeis en comunicarse con Lyarra. Ella las recibirá con agrado- Asintió brevemente. Muchos lores solían alejar a sus hijas cuando el ambiente se volvía bélico. Y El Norte era el terreno más alejado, dudaba que los ejércitos del Rey -de iniciarse alguna guerra- llegarían hasta Invernalia. No era buena idea batallar con tus enemigos en un terreno que conocían tan bien. Pero bueno, Aerys estaba loco.

Escuchó el golpeteó de la puerta y asintió. Extendió una mano hacia Hoster para estrecharla -Espero poder detenerlo. De lo contrario, que los Dioses nos guíen- Indicó como palabras finales y se despidió del Señor de El Tridente para partir a Desembarco del Rey.